El Clima en Santiago del Estero

26/12/14

Festividad de San Esteban, Sumamao Dpto San Martin.

Queríamos compartir con ustedes este fragmento extraído de “El Folclore de santiago del Estero”, de don Orestes Di Lullo. Recordemos que este relato es de comienzos del S XX. 

En el Dpto. San Martín, a orillas del río dulce, existe todavía la vetusta población indígena de Sumamao, en donde se celebra la festividad de San Esteban, en el mes de diciembre.

La imagen de San Esteban, llamada “San Esteban chico”, perteneció a la señora doña Mercedes Chapa de Zurita, a mediados del S XVIII, la abuela del actual propietario, don Francisco Juárez, de mas de 60 años, que vive con el santo en Maco, departamento Capital. Es desde este punto que todos los años “arranca” la procesión que se dirige con música de bombo, violín y “corneta”, hacia Sumamao distante 12 leguas, después de celebrar un baile el 20 de diciembre a la noche, y para el cual llegan del lugar originario hombres y mujeres con banderas rojas. Durante el trayecto se bebe, se cantan canciones profanas (pues no hay rezos para el santo), y entre “tiros” y “estruendos” se llega a la casa de don Escolástico Zurita, en Santa Maria donde “hacen noche” con bailes y libaciones. La segunda jornada tiene por meta la capilla de Silipica, donde se deposita al Santo, mientras los acompañantes se desayunan y descansan. Por fin, el 25 llegan a Sumamao, siendo recibido por la población que lo espera a orillas del río “pa verlo pasar”. La imagen es depositada en una casa de su propiedad, que posee de tiempos inmemoriales por el legado de don Dámaso Beltrán, y allí se “pone” baile y se obsequia a los concurrentes: aloja, mate, café, bebidas varias, que se compran con la limosna del santo.

“San Esteban chico”, es un santo alegre. No se acerca a la iglesia de Sumamao y no tiene reza. Viste de rojo y su imagen, antigua, es tosca. Es el niño que al nacer Jesús fue con la nueva a los pastores, siendo tomado en el trayecto (que hizo corriendo), por una tormenta de piedras, alguna de las cuales recogio en su manto. Por eso, le asignan el patronazgo de las lluvias y dicen de el “que nunca salio en suelo seco”. En tiempo de los “diezmos t primicias” se acostumbraba regalar al santo las mejores frutas, huevos y cereales. Algo de estas costumbres recuerdan las ofrendas que todavía le hacen.

El 26 son las fiestas, que consisten en la “carrera de los indios” y los “vivas de los alfereces”. A las 12 del día, acompañados por jinetes que tocan la “corneta”, los corredores, vestidos de rojo, salen de gallegos, distante dos leguas, que corren a pie. Antes de partir, puestos de rodillas, besan una cruz que hacen en tierra, ceremonia que llaman “adoración de la tierra”. Al llegar, se postaran ante el santo para “tomar gracia”. De inmediato, son sajados en las venas de las piernas para que no se “empalicen”. Las carreras de efectúan como “promesas” o en cumplimiento de ellas. Los “vivas” consisten en correr a caballo “vivando a los alfereces”, por bajo unos arcos de ramas, que estos, al nombrar al santo “encargado” de sus hijos, levantan como promesa, llenándolos de roscas y golosinas. Los “vivadores”, a la carreta, disputan al “ventajao” estas ofrendas.

23/12/14

La nabidad

Si hay algo que triunfó en este mundo es la iglesia católica y su mitología. La Nabidad es el monumento a ese éxito.
Por: Martín Caparrós.


Usted es terco, mire, vea. Así que usted no termina de convencerse de que si se porta bien y coge mal y va todos los domingos a una iglesia y se confiesa y cumple con sus penitencias después se va a pasar unos milenios en el tiempo compartido Paraíso con angelitos que le toquen el arpa sin cosquillas; no se convence, y sin embargo debe aceptar que en la Argentina no haya aborto legal porque los curas que sí lo creen no quieren esas cosas. O usted, impío, no imagina que, porque Cavallo violó el mandamiento que dice no robarás o su ex jefe Videla el de no matarás, vayan a pasarse los siglos de los siglos quemándose en un asado de sí mismos alimentado por diablitos; no lo imagina, y sin embargo tiene que bancarse que los curas decidan que no se pueden ver ciertas películas. O yo no quiero creer que un bebé nacido hace dos mil y pocos años de una madre virgen en un pesebre palestino caminara sobre las aguas los días que no resucitaba muertos o sacaba peces de la galera, y que después se hiciera matar para salvarnos de la condena eterna, inaugurando una lista interminable de suicidas heroicos que llega hasta los talibanes: me cuesta suponerlo y sin embargo este miércoles voy a cenar con una cantidad de parientes porque la iglesia católica apostólica ha establecido esa costumbre a partir de esas historias increíbles” –escribí hace muchos años en la revista Veintiuno, y todavía no consigo pensar demasiado distinto ni la realidad ha cambiado suficiente como para hacerme cambiar un par de comas.


Sigo pensando: que la prueba de la victoria de una idea es que condicione las vidas de los que no creen en ella. Y que si hay algo que triunfó en este mundo, mucho más que cualquier globalización o rocanrol o fútbol pasión de multitudes o mcdonald’s en flor es la iglesia católica y su mitología. La Nabidad es el monumento a ese éxito: el día en todos se lo festejamos y le decimos biba biba.

–¡Feliz nabidad, mi querido!
–¿Usted quiere decir que el recuerdo del nacimiento de un bebé palestino que quizás haya existido aunque seguro que no como lo cuentan me dé satisfacción, bonanza y regocijo? ¿O que me convenza de que toda esa gente que no soporto, mis vecinos mis compañeros de trabajo mis parientes mis clientes los hinchas de sportivo cambaceres los políticos los patrones los banqueros de últimas son buenos y tengo que quererlos? ¿O que me lance a consumir desesperadamente para tener por unos días la ilusión de que yo también soy uno de esos que hacen esas cosas? ¿O que imagine que a partir de la semana próxima todo cambiará y se abrirá un ciclo distinto en mi vida donde yo voy a ser otro y todo va a ser distinto brillante inmejorable? ¿O que crea en la importancia de la bondad universal porque si no lo llego a creer me voy a quemar para siempre en las llamas del infierno? ¿O que me haga el boludo y me calle y cante con el coro…?

Lo dicho: la Nabidad es el tributo que le rendimos cada año a la potencia increíble de una ideología que triunfó. El momento en que todos funcionamos a partir de un conjunto de relatos y pautas de conducta que inventaron unos sacerdotes a lo largo de doscientos o trescientos años hace casi dos mil –y cuyos continuadores civiles y militares supieron imponerlos con la cruz y la espada y algún fuego y la decisión inquebrantable de decidir lo que podíamos y, sobre todo, lo que no podíamos hacer con nuestras vidas.

Una cosa sería que los cristianos celebraran su fiesta, como los judíos iom kippur o los musulmanes ramadán. Otra, que todos todos todos sigamos su ritual. Aunque no pensamos en eso cada año, cuando la Nabidad. No hay nada más exitoso que una ideología que ya no parece ni siquiera serlo, sino lo normal, lo ¿natural? Es enternecedor ver cómo y cuánto lo aceptamos, cómo y cuánto lo actuamos: forma parte de nuestras vidas de un modo inseparable, y muchos se ofenderían si les preguntáramos por qué rinden culto, todavía, a un conjunto de mitos palestinos. Así que no lo haremos, y esta noche festejaremos con espuma y pan dulce la constancia de una leyenda antigua. Muy feliz nabidad, salaam aleko –y que el Señor nos coja confesados.
http://criticadigital.com

20/12/14

El Ekeko

También escrito Equeco (aimara: iqiqu), es un dios de la abundancia, fecundidad y la alegría de origen aymara o colla, que todavía recibe cierto culto en Bolivia, sobre todo en el solsticio de verano, cuando se celebra la feria de la Alasita.

Era un ídolo que se creía proveía de abundancia al hogar donde se le tributaban ofrendas de alcohol y cigarrillos.

Toma la forma de una persona sonriente, ligeramente obesa, vestida con ropas típicas del altiplano y cargando gran cantidad de bultos de alimentos y otros objetos de primera necesidad que cuelgan de sus ropas.

Actualmente la estatuilla que lo representa tiene un orificio apropiado en su boca para poder introducírle cigarrillos encendidos, que la estatua «fumaría».

El ekeko es una deidad venerada desde siglos antes de la conquista del territorio por los españoles. Sus seguidores creían que ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna.

Se piensa que se originó entre los Tiwanaku, habitantes del altiplano boliviano y de las riberas del lago Titicaca. Tras la conquista por los incas, estos adoptaron la deidad, y la convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena suerte.

En sus inicios, el Ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.

En la colonia el culto a la deidad tomó nueva fuerza en La Paz (actual capital de Bolivia) durante el cerco que ésta ciudad soportó durante un alzamiento indígena contra el control español.

La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la conquista, sin mayor éxito, aunque la imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus rasgos cambiaron a los de un mestizo.

Hoy en día, existe en la sierra sur del Perú como en el occidente de Bolivia la creencia de que el ekeko es capaz de conceder los deseos de sus seguidores si estos le ofrecen una copia de ellos en miniatura, y muchos tienen en casa una imagen para que les resuelva los problemas, dejando dinero a su lado y manteniendo un cigarro encendido en su boca, que sólo puede consumirse hasta la mitad. Las figuras que le ofrecen son de cerámica, metal o piedra reproduciones exactas del objeto de sus peticiones: automóviles, electrodomésticos y alimentos. Cuando se desea amor, se le entregan miniaturas de gallos y gallinas. La deidad es conocida en los diferentes lugares del mundo donde colonias de emigrantes bolivianos han extendido su culto.

La figura del Ekeko tomó gran popularidad en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante el periodo hiperinflacionario de los años ochenta. Allí sus adeptos lo toman como una especie de patrono de la fortuna.http://es.wikipedia.org/wiki/Ekeko

La telesita

La Telesita es una de las historias más populares de Santiago del Estero. la joven Telésfora Castillo, murió calcinada en los montes de Figueroa, pero que aún sigue apareciéndose en esos lugares, igual no se asuste porque es generosa y hasta puede concederle un deseo a cambio de que usted baile en su honor.



Entre los tantos mitos y leyendas del campo, la de “La Telesita” es una de las más difundidas, especialmente entre las personas que viven y trabajan en los montes de Santiago del Estero y Chaco. Cuenta la historia que Telésfora Castillo vivía en los montes del departamento de Figueroa, en Santiago del Estero, era muy pobre, por eso “la Telesita” siempre andaba descalza y en harapos, eso si le gustaba bailar y no se perdía ninguna fiesta, los pueblerinos ya estaban acostumbrados a ver su danza en cada fiesta del pago.

LA HISTORIA

Un día de invierno, cuando el frío era estremecedor, Telesita, vio a lo lejos, en lo profundo del monte el resplandor de una fogata. Ella era muy inocente, por lo que se acercó al fuego para calentar su cuerpo, pero no midió las consecuencias. Se posó sobre un grueso tronco seco que estaba caído. Algunos árboles estaban quemándose y de repente una llamarada proveniente de un arbusto encendió su precario vestido. Pronto el fuego se apoderó de su cuerpo y se echó a correr, hasta que el fuego la consumió. La gente del pueblo se extraño porque esta muchacha amante del baile no concurrió esa noche a uno que se hacía. Al otro día la encontraron quemada y todos la lloraron.

EL MITO Y EL RITO

Esa es la historia, pero también existe un mito y una tradición entorno a esto. Dicen, que su alma, suele aparecer furtivamente cerca de las rancherías de los peones que trabajan en los montes, lo que busca es compañía y dicen que esta mujer joven y bella tiene una inmensa bondad, pero a su vez es presa de un inmenso dolor y tiene la mirada perdida. Como es un “alma bondadosa”, muchos creen en sus milagros, por lo que realizan “las telesiadas” para obtener sus favores. Estas “telesiadas” son bailes que se hacen en su honor en los que abunda el vino y la aloja y se baila hasta el amanecer (recprdemos que ella era adepta a los bailes).

LAS TELESIADAS

Las “Telesiadas” además son todo un rito, primero se le debe hacer una petición a la Telesita. Para obtener respuestas, el promesante debe beber siete copas de alguna bebida alcohólica por ella, luego tiene que bailar siete chacareras en su memoria, mientras sigue tomando, hasta que se consumen las siete velas encendidas en un altar previamente preparado dentro de un rancho. Recién una vez consumidas las siete velas, comienza la algarabía general, llena de alcohol, empanadas, asado y al ritmo de guitarras, bombos, bandoneones y violines que tocan gatos, escondidos, malambos, zambas y chacareras, acompañados por el estruendo y la humareda de los cohetes.

NOTAS RELACIONADAS: La telesita

19/12/14

Consternación en Termas por la muerte del "Niño Armando"

Niño armando falleció a los 64 años como consecuencia de una grave enfermedad.

    

 Las Termas de Río Hondo se encuentra consternada tras conocerse el fallecimiento del reconocido curandero “Niño Armando”, quien se dedicaba a “brindar alivio a las personas”, según lo manifestaba el mismo. El cuerpo llegará a La Cañada, que es donde vivía y atendía el "Niño Armando", a unos 7 kilómetros de la ciudad termal, pasadas las 11, para que sean velados.

17/12/14

Crespin (Tapera naevia)


Crespín es un ave que pertenece a la familia de los cucúlidos. Se distribuye desde México hasta Argentina (en las provincias de Córdoba, Santiago del estero, Tucumán, Salta, Catamarca, la Rioja, Chaco, Formosa, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires). En la zona pampeana, nidifica desde octubre hasta Enero. Es migratorio y los primeros ejemplares llegan en octubre y permanecen hasta el mes de marzo.

Es una de las pocas especies parásitas quiere decir que no hacen nido sino que aprovechan los nidos de otras aves, colocando allí solo un huevo. Estos son blancos, opacos, sin brillo y de forma ovoidal, elípticos o cilíndricos de cáscara dura y pequeños para el tamaño del ave.
El crespín es un ave desconfiada, inquieta y errante que se desplaza por montes, arboledas y matorrales. Es difícil de ver y es más fácil detectarla por su canto, que es variado, uno de ellos es la onomatopeya de su nombre vulgar.

Es un ave de plumaje pardo ceniciento; en el pecho, blanco parduzco, lo mismo que en la garganta y el abdomen. Tiene una estría blanca sobre los ojos. Posee un copete eréctil parduzco a castaño
Se caracteriza por tener el pico amarillento fuerte, de tamaño regular y un poco encorvado hacia abajo, sobresaliendo el maxilar superior. Las alas son cortas y la cola larga, abierta.
El crespín es un ave desconfiada, inquieta y errante que se desplaza por montes, arboledas y matorrales. Es difícil de ver y es más fácil detectarla por su canto, que es variado, uno de ellos es la onomatopeya de su nombre vulgar. Por momentos se observan dos o tres ejemplares con unos metros de distancia, y cantan tanto de día como de noche.
Fuente: www.avesdesantiago.activoblog.com

12/12/14

Como construir un horno de barro

El horno de barro es uno de los sellos distintivos de nuestro Santiago del Estero. Las empanadas cocidas allí tienen un “nose qué” que las convierte en uno de los platos tradicionales del Norte Argentino.


Para construir un horno de barro no se necesita de grandes conocimientos ni inversiones, sólo tener en cuenta algunos aspectos que te permitirán mantener las características habituales del mismo.
Para la construcción de un horno de barro se deben seguir los siguientes pasos:


  1. Realizar una plataforma en la que reposará la construcción del horno. Para tal fin, se deben enterrar cuatro postes de madera a la altura de unos 70 centímetros del suelo, que se deben unir por sus extremos con travesaños de buena madera. Arriba de dicha estructura se arma una loza sostenida por un entablado de unos diez centímetros de espesor, que contiene las medidas proporcionales al horno que se va a construir arriba.
  2. Luego se debe realizar una o dos capas de ladrillos asentados con barro sobre el soporte de loza, que sirven de base para la estructura del horno.
  3. Es necesario comenzar con la construcción de la bóveda del horno. Para esto hay que realizar una capa circular de ladrillos que se va a desarrollar luego de haber dispuesto sobre la base un molde  de madera u otro material, que suplanta a lo que será el arco de la puerta o boca del horno.
  4. A partir de allí, los ladrillos deben cortarse en forma trapezoidal, para ir siendo colocados y pegados con barro, hasta formar la bóveda completa. En la parte lateral izquierda del horno se debe dejar una “chimenea” que permanece abierta durante el calentamiento del horno pero se tapa con un ladrillo envuelto en un pedazo de bolsa arpillera mojada, cuando se hornea.
  5. La boca del horno puede ir siendo construida junto con la bóveda, o bien, al terminar esta última.
  6. Una vez terminada la construcción del horno, se debe esperar unos días de secado y luego realizar el revoque externo, con varias capas de barro, las que pueden alcanzar hasta dos pulgadas de espesor.
  7. Una última recomendación importante que deberás tener en cuenta es que para construir el horno no se necesita un barro especial. Éste, resulta de la mezcla de un 70/% de tierra negra o arcillosa cernida, con un poco de pasto seco picado, bosta de equinos o vacunos y con el agua necesaria que convierte a esta preparación en un pegamento más bien plástico. Toda esta preparación debe fermentar por lo menos quince días, para su posterior utilización.
  8. Si deseas podrás hacer construir unas puertas especiales para la boca del horno de barro, o bien, improvisar una chapa de hierro recortada según el diseño de la misma.
  9. Foto: elhornodebarro.com

11/12/14

La mulanima

Por Felix Coluccio


- ¡Pachamama, ayúdame! ¡Pachamama, no me abandones! - iba musitando Pastor Luna, el ollero de Punta Negra.

La noche lo había sorprendido en el camino de regreso.
Lo más tremendo que podía acontecerle, era no sólo que las sombras lo envolvieran, sino que ello ocurriera frente al pequeño cementerio donde estaban sepultados los restos de sus padres y la pequeña guagua que había muerto sin que nadie supiera de qué.

Su mula iba al paso, lentamente, y sus ojos buscaban en la sombra signos de figuras imprecisas y fantasmales, que desde chango lo atormentaban en la soledad de su precaria vivienda hecha de piedra y techada con ichu, ahora compartida con su mujer, Tomasa Arancibia y los hijos, Pastor y Juan.
Buscaba llegar cuanto antes hasta la apacheta, que hacia el final del camposanto era como un faro opaco, en esa noche para él de angustia.

Cuando llegó, descendió de su cabalgadura y se abrazó a las piedras como si hubiera encontrado el regazo de su madre. Dejó su acullico, sacó de la alforja un puñado de hojas de coca y el charqui que no había podido terminar y lo depositó al pie de la irregular pirámide.
Se puso a rezar con voz temblorosa, y pidió una y otra vez protección a la Pachamama en este regreso interminable desde la alta Puna, donde había ido a trocar sus cacharros por harina, maíz y fetos de llama.

Más tranquilo, reemprendió la marcha. Le faltaba un tramo corto pero difícil. El camino se hizo de pronto un sendero de piso áspero que se estrechaba a medida que ascendía, hasta convertirse en una verdaderas cornisa, balcón del abismo que enmarcaba, desde cuyo fondo, inmensamente oscuro, ascendían gritos, imprecaciones, lamentos, y a veces fosforescencias, como si el infierno mismo estuviese allí dentro.

Pastor Luna, con dificultad, avanzaba.

El animal no respondía a su estímulo, ya ratos quería dar el anca, ante el terror del jinete que trataba de contener las mañas de la bestia, la cual, sin duda, olía algún peligro cercano.
Cuando empezó el descenso, sintió un galope irregular, veloz y fatídico que se acercaba como un remolino.

Pronto vio el cuerpo oscuro de la mulánima que avanzaba en sentido inverso de propia su marcha, precedida por lenguas de fuego que salían ardientes de sus ojos y boca. Instintivamente, cubrió su rostro con ambas manos e invocó de nuevo a la madre de los cerros, con desesperación y terror.
- ¡Pachamama, sálvame!...
Pero fue en vano.

La mulánima, como imagen del demonio, ya estaba sobre él, y ciegamente, en el angosto sendero, golpeó contra Pastor Luna y su bestia.
Todos rodaron por la abismal pendiente, y las laderas se enrojecían a medida que se desbarrancaban.

Cuando llegaron al fondo mismo de la profunda herida de la montaña, un incendio entre amarillento y rojizo, elevaba sus llamas, y voces enloquecidas, confusas, no de este mundo, bramaban en torno al cuerpo calcinado de Pastor Luna...

Allá, en su rancho de Punta Negra, Tomasa Albarracín, aferrada a sus hijos lloraba convulsivamente la muerte anunciada por un viento silencioso y helado, que arteramente se colaba por entre los intersticios de las piedras. Fuente: FBK – Patio Santiagueño
Foto: don Felix Coluccio

6/12/14

Las Primeras Huelgas Femeninas En Santiago Del Estero

Por María Mercedes Tenti de Laitán



Las primeras huelgas organizadas por mujeres en Santiago del Estero, las encontramos en el año 1.908. El numeroso gremio de mujeres comerciantes del mercado, especialmente las verduleras y vendedoras del campo que concurrían diariamente con pequeños bultos de comestibles, “andaba nervioso y excitado”, según decía “El Liberal”, por habérseles aumentado el derecho de sisa, que percibía como rentas el municipio. El nuevo cobrador municipal, de apellido Rizo Patrón, les exigía pagar 10 o 20 centavos por cada canasto o bulto que introducían, cuando antes de la reforma pagaban 5 o 10 centavos, respectivamente. Las más afectadas eran las verduleras que iban al mercado todos los días en sus carritos, llenos de canastos y atados, para surtir sus puestos. El nuevo cobro les significaba entre 70 centavos y un peso diario, e importaba triplicar las gabelas municipales. También debían pagar el impuesto al agua, cuando a veces no tenían ni una gota del líquido vital. El cobro era excesivo, en especial si consideramos que había pobres mujeres que venían diariamente a la ciudad, desde una o dos leguas de distancia, trayendo mercadería cuyo valor a veces no pasaba de 50 centavos. El 7 de octubre de 1.908 todas las verduleras se declararon en huelga, a excepción de una o dos, a las cuales enrostraron las huelguistas su falta de solidaridad y compañerismo. Esto determinó la intervención del comisario y la prisión de tres o cuatro de las reclamantes entre las que figuraba una en estado avanzado de embarazo que sufrió, como consecuencia, una leve descompostura. La medida irritó a todas, resolviendo acompañar a las presas a la policía. Así lo hicieron y permanecieron frente al local policial hasta que luego de dos horas de espera fueron puestas en libertad. En repudio a la actitud de la fuerza pública, y oponiéndose a los nuevos impuestos, marcharon en manifestación a la municipalidad con el objeto de pedir al intendente que dejase sin efecto el aumento considerado injusto a la vez que imposible de pagar. A pesar de la insistencia de las mujeres, el intendente de la capital, Genaro Martínez Pita, no las quiso recibir haciéndoles decir con el secretario, que presentaran la petición por escrito. En vista del cariz que iban tomando los acontecimientos, los gremios de matanceros y puesteros de carne hicieron causa común con las verduleras y amenazaron con la huelga. Al día siguiente, las huelguistas decidieron recurrir ante las autoridades provinciales en busca de una solución al conflicto. El gremio de las verduleras concurrió a la casa del ministro Gorostiaga, ex secretario del partido republicano. Éste, al decir de  “El Liberal”, se mostró con las pobres mujeres más democrático que el ex cívico del 90, Martinez Pita, y las recibió, en su escritorio. Luego de escucharlas y encontrarles la razón, les prometió influir para ayudarlas. Por la mañana del día 9 de octubre, el gremio de mujeres concurrió nuevamente a la municipalidad para entrevistarse con el intendente. El jefe comunal pidió que avanzase una sola en representación de las demás.

Se adelantó, la “más letrada”, doña Teresa Morales, que era “capaz de decirle cuatro verdades al padre eterno

(El Liberal, 10 de octubre de 1.908). Después de diez minutos de cálido y contundente alegato don Genaro se rindió y decidió anular el aumento que había provocado la reacción de las verduleras. Había triunfado el gremio de las mujeres luego de los  “buenos oficios” del ministerio. Esa mañana, “las buenas señoras, satisfechas y rozagantes, hicieron su entrada  triunfal al mercado cargadas de lechugas, coliflores y repollos, sin restricción  alguna”  (Ibídem)

La huelga había concluido exitosamente. Sin embargo, a los pocos días el conflicto de mujeres se trasladó al otro lado del río Dulce. El 13 de octubre, y a raíz del mal tiempo imperante, las vendedoras del mercado de La Banda se negaron a pagar los impuestos municipales por tratarse de un predio a cielo abierto, convertido en un lodazal. El cobrador acudió de inmediato ante el comisario Cordero, y a los pocos minutos el gremio de vendedoras integrado, en número de 40, fue a parar a la comisaría. Al día siguiente, y como repercusión de la prisión de las mujeres, fue puesto preso también el joven Pedro Bravo, uno de los propietarios del periódico “El Pueblo”, de La Banda, que había censurado la medida. Como respuesta, las vendedoras del mercado decidieron realizar una manifestación de escobas el día 28, en contra del intendente comisario. Ante el giro que iban tomando los acontecimientos, el juez Pavesi liberó el 17 de octubre al periodista, hecho que fue recibido con muestras de júbilo por toda la población. Inmediatamente se realizó una entusiasta manifestación popular en apoyo a Pedro Bravo. Entre los manifestantes figuraba u buen número de mujeres del gremio de vendedoras del mercado. Como el comisario negó permiso para que la columna desfilase por el lugar, la manifestación se hizo en la imprenta de “El Pueblo” que se llenó de gente de ambos sexos. Habló en representación de las mujeres la Srta. Paz para “aplaudir el movimiento de opinión y la solidaridad del vecindario de La Banda en defensa de las vendedoras expoliadas”.

(El Liberal). El movimiento continuó en resistencia al pago del impuesto municipal de sisa, y hasta tanto no les ofreciesen a las mujeres vendedoras una sombra o un reparo que las protegiese de las inclemencias del sol y del tiempo. Del sitio llamado “mercado”, las mujeres se trasladaron al centro socialista en manifestación, acompañadas de numerosos adherentes, que se sumaban continuamente a su paso. Al regreso ya era un gran gentío y Cordero, cohibido ante la unanimidad y la decisión del vecindario, no osó repetir la prohibición a la columna que, después de desfilar, se detuvo a aplaudir una media docena de discursos “con ají y pimienta contralos pulpos que chupan el sudor del trabajo ajeno y no quieren ni siquiera ofrecer una sombra para las mujeres que tienen que trabajar para sí y para los burócratas que las esquilman

(El Liberal, 19 de octubre de 1.908). La tensión aumentaba y las vendedoras se negaban a pagar el tributo de sisa. Cordero, juez y parte (intendente municipal que aplicaba el impuesto a cobrar y comisario de policía que conminaba el pago del mismo), ordenó al Sr. Paz Pinto (ayudante) que si no pagaban en el acto, llevase presas a todas las vendedoras. Éste se negó a cumplir, por falta de orden escrita. En respuesta, comenzó a organizarse de inmediato una gran manifestación silenciosa con escobas, para pedir el cambio de autoridades de La Banda. La presencia en la ciudad del Dr. Manuel Alonso, el 20 de octubre, dio margen a una nueva concentración. El viaje de Alonso respondía a un llamado del gremio de vendedoras para que las representase en las gestiones tendientes a la eximición del pago del impuesto. La columna de manifestantes, encabezada por las mujeres en conflicto, se trasladó a “El Pueblo”, en donde habla ron varios oradores. A las autoridades municipales se las acusó de no preocuparse por el bienestar de la población y de que todas las entradas invertían solamente para pagar $80 mensuales a un comisario cobrador de impuestos, $50 al secretario “sin labor de ninguna clase” y $60 o $70 al carrero que hacía mal el servicio de limpieza. Alonso se entrevistó con Cordero y el secretario Irurzun para discutir el tema que los convocaba, es decir la rebaja en los impuestos municipales: de 10 centavos para los patrones y 25 para los vendedores ambulantes en carritos, a 5 y 10 centavos, respectivamente. Finalmente se arribó a un acuerdo para que se cobrase de la segunda forma, lo que importaba un triunfo para las mujeres vendedoras, ya que el tributo de sisa quedaba reducido más del doble. El 28 de octubre de 1.908 asumió por segunda vez la gobernación de la provincia el Dr. Dámaso Palacio. Ese mismo día se anunció oficialmente la construcción del mercado de La Banda. Las primeras huelgas de mujeres, verduleras y puesteras de Santiago del Estero y La Banda, habían concluido con un rotundo triunfo.
Fuente:  www.academia.edu - Fundación Cultural Santiago del Estero

4/12/14

Cuando Santiago solo hablaba de basquet

Por Roberto Vozza


Durante una semana, Santiago del Estero fue básquetbol a la mañana, básquetbol a la tarde y básquetbol a la noche. ElCampeonato Argea, ntino de 1968 significó la fiesta popular más grande del Siglo 20 vivida allí. Nunca un acontecimiento tuvo tanto calor popular en la “Madre de Ciudades” como el que provocó esa conquista. Emoción. Pasión. Compromiso. Todos se asociaron al evento que convocó a miles de argentinos. Lo mejor del básquetbol nacional estuvo en ese marzo de 1968, desde el viernes 8 al sábado 16.

Terminó como debía: el cuarto título argentino para Santiago del Estero, festejo y un final anhelado por miles de santiagueños que, durante una semana, vivieron, respiraron y sufrieron de básquetbol como tal vez nunca soñaron.

Todo terminó como muchos querían. Porque armar un operativo con más de seis meses de antelación sólo puede hacerlo gente que estaba confiada en que se podía alcanzar, por lo menos, el éxito organizativo porque lo deportivo era más complicado: en esa época había varios candidatos para ganar en cualquier parte.

En realidad, lo único que había en Santiago del Estero era jugadores y tres estadios para subsedes. Después, nada. O casi nada. Pocos hoteles, ausencia de estadio central, un cuerpo técnico inconsistente para semejante empresa. En definitiva, había que hacer todo para aspirar al éxito. Para colmo, el gobierno no confió en la dirigencia del básquetbol local para organizar el torneo. Se eligió entonces a dirigentes de prestigio del fútbol para integrar la Federación Santiagueña de Básquetbol como el doctor Juan Rafael en la presidencia, el doctor Antonio Robin Zaiek, el arquitecto Néstor Cáceres y los señores Alberto Mdalel, Amado Tomás Chamorro y Nicolás Argañaraz.

Valiente decisión. La primera y valiente decisión fue elegir como director técnico a don Casimiro José González Trilla. La otra resolución fue levantar un estadio central, en una margen del río Dulce, debajo de la avenida Costanera, entre avenida Rivadavia y calle Salta.

González Trilla se puso a trabajar con la seriedad que lo distinguía. La parte deportiva estaba cubierta, pero la organizativa debía enfrentar muchos inconvenientes. A la falta de alojamiento confortable para los participantes se la suplió con la habilitación de una “villa olímpica” en La Dársena. Se limpió el sector de habitaciones y se amuebló. Se habilitó un comedor.

El plantel se concentró en el club Sirio Libanés de La Banda y se eligió la cancha del Regimiento 18 para entrenar. “Paco” Barrientos, Luis Chipolina, Ricardo Gerez y Alberto Paradelo colaboraron con don Casimiro. Desde que comenzó la preparación jugó 14 partidos y 8 durante el torneo. Permaneció invicto. Fue un equipo hecho para ganar.

Muy cerca del comienzo del torneo, unas inundaciones amenazaron la estructura de las tribunas del estadio central. Finalmente, todo salió bien y quedó en condiciones para inaugurar el 8 de marzo este 35º Campeonato Argentino de Básquetbol “Torneo de la Hermandad”, como se lo denominó.
Los elegidos. Don Casimiro sabía dónde estaba parado y nada podía sorprenderlo. Había adelantado que, por la baja estatura del plantel, realizaría un juego veloz con defensas agresivas, especialmente en la media cancha. Por eso, cuando se complicaba el juego, salía el “Negro” Flores a la pista por el “Amo” Tulli, que marcaba menos y era más lento para el traslado.

De todos modos, ya conocía a casi todos los que iban a integrar el equipo. Es que sólo había un debutante: Ramón Jorge. Los otros, todos, ya habían jugado aunque sea una vez en los Argentinos, como Fernando Najarro, Esteban Demasi y Roberto Carrera. Los más consagrados ya tenían varios campeonatos encima. Alfredo Tulli y Carlos “Inqui” Ríos debutaron en los Argentinos en 1957 (Bahía Blanca), Gustavo Chazarreta, hijo, en 1958 (Santa Fe), Benjamín Arce en 1959 (Neuquén), José Flores en 1962 (Posadas), José “Quebracho” Torres en 1963 (Mendoza), Roberto Villalba en 1964 (Salta) y Horacio Goytía en 1965 (San Juan).

Había capacidad en el plantel. Sólo se necesitaba armonizarlo y encontrarle la química que le permitiera amalgamar la experiencia con la juventud, porque la mentalidad ganadora estaba instalada en los jugadores.

¡Qué nenes! Enfrente había mucha calidad y experiencia. Buenos Aires, el cuco del momento, echaba miedo con “Beto” Cabrera, “Lito” Fruet y “Polo” De Lizaso, y venía de ganar las dos últimas ediciones. Capital Federal mostraba a “Puchi” Mariani, al “Loco” Ibáñez, Dante Masolini y al “Nene” Delguy. Santa Fe oponía al “Húngaro” Crespi, Ricardo Giunta, al “Alemán” von der Thusen, Alfredo Monachesi y Carlos Candussi.Córdoba se fortalecía con Marcelo Farías, Samuel Oliva, el “Tony” Tozzi, Juan Guzmán y el “Zurdo López.Entre Ríos alistaba a Luis Zoff, Mario Cipriani y al “Muñeco” Mencía. Chaco tenía a Carlos Lutringer, Jorge Mac Donald, Oscar Valussi y Osvaldo Carlen.

Pero los ojos estaban puestos en Santiago del Estero y Provincia Buenos Aires. Santiago tenía equipo, pero ‘no mojaba’ desde 1962. El título se le escapó en Salta, San Juan y Jujuy, habiéndose clasificado finalista en 1964 y 1965. La oportunidad era ésta. No había otra.

Así fue. Noche a noche y emoción tras emoción. El equipo respondía con juego y temple al clamor popularde un público embriagado de triunfos. Se sucedieron ocho jornadas victoriosas. En la zona “B” de la rueda preliminar: 91-81 a Corrientes (sábado 9), 120-48 a Río Negro (domingo 10), 51-49 a Provincia de Buenos Aires (lunes 11) y 85-78 a Formosa (martes 12). En la zona “B” de la rueda de clasificación: 73-64 a Tucumán (miércoles 13), 59-54 a Santa Fe (jueves 14) y 79-63 a Capital Federal (viernes 15). En la final: 76-75 a Provincia de Buenos Aires en tiempo suplementario (sábado 16).

Después de los partidos venía la cena y la sobremesa hasta la madrugada. En la peña de la Costanera, en El Gaucho o en el Centro de Viajantes. Al otro día, a trabajar y esperar la hora de ir a la cancha otra vez. Pero, ¿de qué se hablaba? De básquetbol. Todo básquetbol. Un título de Piri García en “El Gráfico” resultó bien demostrativo: “En Santiago hace más básquet que calor…”
El día de la final fue realmente increíble. Digno de una película. A las dos y media de la tarde la gente tomó por asalto el estadio con su boleto en la mano. Repárese que la final estaba prevista para comenzar a las doce de la noche…

El doble de “Dupla” Carrera, decisivo para ganar, quedó en la historia, como la conquista de los “Peloduros” del fútbol de 1928, como la avivada de Ernesto Palazzi en la final de Posadas 1962 contra los cordobeses, o como las hazañas del mítico “Chafa” Lledó a través de la historia.
Cuando volvíamos a la Redacción después del partido, una suave llovizna caía sobre Santiago, mientras la gente paseaba por el centro de la ciudad avisándole a todo el país que otro campeón había nacido en estas tierras. Esta vivencia se publicó en “El Gráfico”: “Cuando nosotros ya estemos otra vez en lo nuestro, lejos de esta provincia que nos confundió como nacidos en su tierra, seguiremos hablando de todo esto… Porque es interminable”. Fuente: FBK Patio Santiagueño

Foto: Gonzalez Trilla da indicaciones,  escuhan el "Dupla" Carrera, Tulli, "Benja" Arce, "Chiquito" Villalba y "Quebracho" Torres.

3/12/14

So Ol´exa qata Pioc: El gallo y el perro

Por Pablo Gramajo


Era un mediodía de un día cualquiera de primavera, las hojas flameaban en el pasar de la brisa, a la mañana temprano, las gotas del rocío iluminadas por el sol, parecían lagrimas en los pastizales, mientras el monte crecía sin que nos demos cuenta. Era un mediodía cualquiera, la sombra del algarrobo flaca estaba, porque el sol iba lamiendo con sus rayos, de aquí para allá nos corríamos con la silla, a lo lejos, el fuego, mantenía el tizón prendido, o más bien el tizón mantenía al fuego encendido, pero lo que era claro, la pava silbaba, para el mate amargo, el que amortigua, el hambre cuando la comida no esta lista. Todo marchaba en su orden o caos según sea.

Aunque parezca insólito la historia que le contare, es casi verdadera, digo casi, porque es mágico este lugar donde se vive.

Es una historia corta, rápida como suceden algunas cosas, como cuando la muerte te viene a pechar, irremediablemente, la vida se defiende para seguir siendo vida.
Los pollitos iban detrás de la gallina, picoteando lo que encontraban en el suelo, el mate pasaba de mano en mano, éramos muchos lo que teníamos hambre de pan, el de justicia siempre lo tenemos, nadie había visto, al perro acercarse a los pollitos, salvo el gallo, que se interpuso.

El perro miraba al gallo, el gallo miraba al perro, mientras los pollitos con su madre se alejaban. Parecía que todo iba a terminar ahí, pero el perro quiso mordisquear al gallo, en su intento, le dio dos vuelta en el piso, parecía que todo iba a terminar ahí, el gallo se puso de pie, días antes el mismo gallo, por una “feminista, sabrá de dios de donde ha venido”, que viento la trajo a conocer la indiada, pero con sus ojos occidentales, le insulto al gallo, -parece muy macho este gallo, no me gusta.

Revolcado, lleno te tierra el gallo, se pone de pie, mientras el perro fue a correr a las gallinas y a los pollito y de nuevo se interpuso, sabrá el porque, por su condición natural, por creerse macho, solo la naturaleza sabe de la naturaleza, empezó a patalear en el aire, con unas de sus patas, lastimo el hocico del perro, y seguía pataleando, hasta que retroceder lo hizo al perro.

La naturaleza sabe de la naturaleza, y las personas de realidades, que le discursean las palabras y se le interponen a la naturaleza, como el gallo al perro.

El macho será macho que en naturaleza es otra cosa, lo que es en sí o lo que fue, es que el gallo intervino para que no la coman a las gallinas y a sus pollitos y también a él.

La naturaleza sabe de la naturaleza, la valentía de lo valiente. Que me disculpen si la naturaleza ofende a las historias que afuera suceden. Pero esta es una historia, que como historia queda en la memoria, es como la lucha necesaria cotidiana, aunque sepas que morir puedes, al enfrentar algo mas grande, vale la valentía y el testimonio.

Pablo Gramajo, nquepoc