Por Roberto Vozza
Durante una semana, Santiago del Estero fue básquetbol a la
mañana, básquetbol a la tarde y básquetbol a la noche. ElCampeonato Argea,
ntino de 1968 significó la fiesta popular más grande del Siglo 20 vivida allí.
Nunca un acontecimiento tuvo tanto calor popular en la “Madre de Ciudades” como el que provocó esa conquista. Emoción.
Pasión. Compromiso. Todos se asociaron al evento que convocó a miles de
argentinos. Lo mejor del básquetbol nacional estuvo en ese marzo de 1968, desde
el viernes 8 al sábado 16.
Terminó como debía: el cuarto título argentino para Santiago
del Estero, festejo y un final anhelado por miles de santiagueños que, durante
una semana, vivieron, respiraron y sufrieron de básquetbol como tal vez nunca
soñaron.
Todo terminó como muchos querían. Porque armar un operativo
con más de seis meses de antelación sólo puede hacerlo gente que estaba
confiada en que se podía alcanzar, por lo menos, el éxito organizativo porque
lo deportivo era más complicado: en esa época había varios candidatos para
ganar en cualquier parte.
En realidad, lo único que había en Santiago del Estero era
jugadores y tres estadios para subsedes. Después, nada. O casi nada. Pocos
hoteles, ausencia de estadio central, un cuerpo técnico inconsistente para
semejante empresa. En definitiva, había que hacer todo para aspirar al éxito.
Para colmo, el gobierno no confió en la dirigencia del básquetbol local para
organizar el torneo. Se eligió entonces a dirigentes de prestigio del fútbol
para integrar la Federación Santiagueña de Básquetbol como el doctor Juan
Rafael en la presidencia, el doctor Antonio Robin Zaiek, el arquitecto Néstor
Cáceres y los señores Alberto Mdalel, Amado Tomás Chamorro y Nicolás Argañaraz.
Valiente decisión. La primera y valiente decisión fue elegir
como director técnico a don Casimiro José González Trilla. La otra resolución
fue levantar un estadio central, en una margen del río Dulce, debajo de la
avenida Costanera, entre avenida Rivadavia y calle Salta.
González Trilla se puso a trabajar con la seriedad que lo
distinguía. La parte deportiva estaba cubierta, pero la organizativa debía
enfrentar muchos inconvenientes. A la falta de alojamiento confortable para los
participantes se la suplió con la habilitación de una “villa olímpica” en La
Dársena. Se limpió el sector de habitaciones y se amuebló. Se habilitó un
comedor.
El plantel se concentró en el club Sirio Libanés de La Banda
y se eligió la cancha del Regimiento 18 para entrenar. “Paco” Barrientos, Luis
Chipolina, Ricardo Gerez y Alberto Paradelo colaboraron con don Casimiro. Desde
que comenzó la preparación jugó 14 partidos y 8 durante el torneo. Permaneció
invicto. Fue un equipo hecho para ganar.
Muy cerca del comienzo del torneo, unas inundaciones
amenazaron la estructura de las tribunas del estadio central. Finalmente, todo
salió bien y quedó en condiciones para inaugurar el 8 de marzo este 35º
Campeonato Argentino de Básquetbol “Torneo
de la Hermandad”, como se lo denominó.
Los elegidos. Don Casimiro sabía dónde estaba parado y nada
podía sorprenderlo. Había adelantado que, por la baja estatura del plantel,
realizaría un juego veloz con defensas agresivas, especialmente en la media
cancha. Por eso, cuando se complicaba el juego, salía el “Negro” Flores a la pista por el “Amo” Tulli, que marcaba menos y
era más lento para el traslado.
De todos modos, ya conocía a casi todos los que iban a
integrar el equipo. Es que sólo había un debutante: Ramón Jorge. Los otros,
todos, ya habían jugado aunque sea una vez en los Argentinos, como Fernando
Najarro, Esteban Demasi y Roberto Carrera. Los más consagrados ya tenían varios
campeonatos encima. Alfredo Tulli y Carlos “Inqui” Ríos debutaron en los
Argentinos en 1957 (Bahía Blanca), Gustavo Chazarreta, hijo, en 1958 (Santa
Fe), Benjamín Arce en 1959 (Neuquén), José Flores en 1962 (Posadas), José
“Quebracho” Torres en 1963 (Mendoza), Roberto Villalba en 1964 (Salta) y
Horacio Goytía en 1965 (San Juan).
Había capacidad en el plantel. Sólo se necesitaba
armonizarlo y encontrarle la química que le permitiera amalgamar la experiencia
con la juventud, porque la mentalidad ganadora estaba instalada en los
jugadores.
¡Qué nenes! Enfrente había mucha calidad y experiencia.
Buenos Aires, el cuco del momento, echaba miedo con “Beto” Cabrera, “Lito”
Fruet y “Polo” De Lizaso, y venía de ganar las dos últimas ediciones. Capital
Federal mostraba a “Puchi” Mariani, al “Loco” Ibáñez, Dante Masolini y al
“Nene” Delguy. Santa Fe oponía al “Húngaro” Crespi, Ricardo Giunta, al “Alemán”
von der Thusen, Alfredo Monachesi y Carlos Candussi.Córdoba se fortalecía con
Marcelo Farías, Samuel Oliva, el “Tony” Tozzi, Juan Guzmán y el “Zurdo
López.Entre Ríos alistaba a Luis Zoff, Mario Cipriani y al “Muñeco” Mencía.
Chaco tenía a Carlos Lutringer, Jorge Mac Donald, Oscar Valussi y Osvaldo
Carlen.
Pero los ojos estaban puestos en Santiago del Estero y
Provincia Buenos Aires. Santiago tenía equipo, pero ‘no mojaba’ desde 1962. El
título se le escapó en Salta, San Juan y Jujuy, habiéndose clasificado
finalista en 1964 y 1965. La oportunidad era ésta. No había otra.
Así fue. Noche a noche y emoción tras emoción. El equipo
respondía con juego y temple al clamor popularde un público embriagado de
triunfos. Se sucedieron ocho jornadas victoriosas. En la zona “B” de la rueda
preliminar: 91-81 a Corrientes (sábado 9), 120-48 a Río Negro (domingo 10),
51-49 a Provincia de Buenos Aires (lunes 11) y 85-78 a Formosa (martes 12). En
la zona “B” de la rueda de clasificación: 73-64 a Tucumán (miércoles 13), 59-54
a Santa Fe (jueves 14) y 79-63 a Capital Federal (viernes 15). En la final:
76-75 a Provincia de Buenos Aires en tiempo suplementario (sábado 16).
Después de los partidos venía la cena y la sobremesa hasta
la madrugada. En la peña de la Costanera, en El Gaucho o en el Centro de
Viajantes. Al otro día, a trabajar y esperar la hora de ir a la cancha otra
vez. Pero, ¿de qué se hablaba? De básquetbol. Todo básquetbol. Un título de Piri
García en “El Gráfico” resultó bien demostrativo: “En Santiago hace más básquet
que calor…”
El día de la final fue realmente increíble. Digno de una
película. A las dos y media de la tarde la gente tomó por asalto el estadio con
su boleto en la mano. Repárese que la final estaba prevista para comenzar a las
doce de la noche…
El doble de “Dupla” Carrera, decisivo para ganar, quedó en
la historia, como la conquista de los “Peloduros” del fútbol de 1928, como la
avivada de Ernesto Palazzi en la final de Posadas 1962 contra los cordobeses, o
como las hazañas del mítico “Chafa” Lledó a través de la historia.
Cuando volvíamos a la Redacción después del partido, una
suave llovizna caía sobre Santiago, mientras la gente paseaba por el centro de
la ciudad avisándole a todo el país que otro campeón había nacido en estas
tierras. Esta vivencia se publicó en “El Gráfico”: “Cuando nosotros ya estemos otra vez en lo nuestro, lejos de esta provincia
que nos confundió como nacidos en su tierra, seguiremos hablando de todo esto…
Porque es interminable”. Fuente: FBK Patio Santiagueño
Foto: Gonzalez Trilla da indicaciones, escuhan el "Dupla" Carrera, Tulli,
"Benja" Arce, "Chiquito" Villalba y "Quebracho"
Torres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario