El Clima en Santiago del Estero

25/12/22

NUEVA ORGANIZACIÓN DE LA CIUDAD

 Por Arq. Roberto R. Delgado


A partir de 1945 y durante una década la ciudad se proyectará con sentido organizado, no quedó nada sin resolverse. No sólo habrá un plan para la ciudad, sino también para la Provincia, para la Nación toda. Salud, Educación, Vivienda, Trabajo, se expandieron a todos los rincones.

Al comienzo el arbolado de las calles fue prioridad, luego consolidación, ampliación, creación y mejoramientos de todos los servicios.

La construcción de barrios en la periferia (Belgrano, Libertad, Casas Baratas, etc) emergieron como centros de atracción y dignificación de personas carenciadas.

Los criollos olvidados por tanto tiempo, marginados de la ciudad sin poder acceder a los servicios con que ella contaba, sólo "metiéndose" en ella como forasteros o por el pago de las "changas" diarias, a partir de ahora, serían ciudadanos como cualquiera, hasta tendrán documentos.

Fue una década de dignificación de los hombres de trabajo, así lo sintieron los hijos de los guerreros santiagueños, nuevamente guerreros, pero con otras armas, las herramientas que construían una nueva provincia. Las ideas de una Justicia Social aplacaron las diferencias entre centro y periferia. El servicio de transporte comunicará las distintas barriadas abriendo la trama de las calles.

El Hogar Escuela, Hospital Regional, Terminal de Omnibus, Palacio de Tribunales, Centro de Asistencia Pública (hoy Hospital de Niños), Escuela Normal, ENET N° 2, Casa de Gobierno, etc. fueron algunos de los tantos edificios que se incorporaron a la vida activa de la Ciudad.

Se construyó en cantidad y calidad, "lo mejor" era la consigna.

Un intento de rescatar el estilo Colonial en la arquitectura como símbolo de un pasado muy nuestro y como base para una gloriosa nación, se acusó en las formas de las obras: techos de tejas, arcos de medio punto, hierro forjado en detalles de carpinterías, etc.

Numerosas capillas se integraron a los barrios, fue momento de prédica de "Amaos los unos a los otros", el compartir, el "Compañero". No habrá barrio sin párroco ni lugar sin oratorio, también característica del pasado colonial.

Se fomentó la vida comunitaria, no como una suma de individuos, sino de voluntades al servicio de causas comunes que se ejercitaba en Centros Vecinales de Fomento y Centros Culturales y Deportivos.

Precisamente, en estos centros de gran actividad social que superaron el centenar hasta 1954, se pudo palpar la vida y ambiciones de la ciudad. Fueron "esquinas" de encuentro de generaciones: abuelos, padres e hijos; de variadas actividades: deportivas, comerciales (ferias de comidas y ropas), bailes y espectáculos, educativas y culturales, etc. No necesitaban de grandes construcciones, apenas una pieza como oficina, vestuario y depósito, baños. Indefectiblemente había siempre una cancha de básquet que fue un deporte de arraigo en la ciudad y por mucho tiempo animador de contiendas interprovinciales. Un relevamiento de la ciudad, del año 1967, resume la cantidad de 72 canchas esparcidas por los barrios, algunos tenían hasta 6.

La arquitectura de obras públicas de este período, imbuida de principios ideológicos basados en el Justicialismo de Juan Domingo Perón, independientemente del estilo o forma constructiva, planteaba en sus soluciones funcionales un gran respeto a la naturaleza y a sus usuarios. Por ejemplo, en viviendas, la incorporación de galerías que además de ser protectoras climáticas eran locales que con- templaban pautas culturales regionales; abundante terreno perimetral que permitía ampliaciones en tres direcciones como mínimo (frente, contrafrente y lateral); áreas de micro climas ideales para los ambientes interiores; muros bajos o cercos vivos perimetrales como manera de integración y relación espacial al conjunto vecino. Las mismas lecturas para los edificios educacionales, de salud y administrativos.

Es destacable la calidad de las obras realizadas en este período tanto en su diseño como por los materiales usa dos.

A comienzos de 1951 se iniciaron los trabajos para instalación de la red de gas natural en el casco céntrico de la ciudad, nuevo adelanto que incidió en las necesidades y diseño arquitectónico. El calefón y artefacto de cocina en metal enlosado donados por la empresa de Gas del Estado a los primeros usuarios, unirá a familias y vecinos en comentarios sobre las virtudes de los mismos. Hasta se atrevían a pedir "prestado" el baño para gozar de una ducha reparadora.

Dos arquitectos hasta esos días, habían contribuido al embellecimiento de la ciudad, tanto en obras privadas como públicas, el maestro arquitecto Aníbal Oberlander y el arquitecto Victor Cordero. El primero diseñando en depurados estilos neoclásicos con base española o florentina (Casa de Gobierno, edificio de la Cruz Roja, Capilla del Colegio de Belén, etc). Colonial, en la reforma de la capilla Montonera, y en variados estilos bien definidos en más de 52 casas.

El segundo, en sus diseños, incorporó las teorías modernas y la moda surgida en la postguerra: el estilo "californiano", que le permitió mantener y acentuar elementos que recuerdan lo español; patios andaluces, balcones, algo del morisco en el trazado de arcos y remates de antepechos. Este arquitecto fue pionero en el uso de nuestras maderas (quebracho colorado) en la arquitectura, como parte decorativa y resistentes, a la vista y tallados.

Si bien ya trabajaban otros arquitectos como don Antonio Contato (diseño de Terminal de Omnibus, edificio de Caja de Jubilaciones, Palacio de Tribunales, etc), los dos mencionados, se destacaron no sólo por sus obras sino por hacer escuela en los profesionales de nuestra comunidad.

LA CIUDAD SE DESPERSONALIZA

La década del 60 encontró a una verdadera ciudad con todos sus servicios en auge. Ya no sería más una aldea, pero a partir de aquí se hace evidente un proceso de despersonalización. La ciudad que había transitado por una historia y se reflejaba como tal con sus errores y aciertos, única y auténtica, se vería sorprendida por un deseo de olvido, de modernización, de cambiar.

Otra vez el centro urbano cobró interés, la periferia creció marginada: espontáneamente aparecerían grupos de viviendas precarias usando servicios clandestinamente. Mientras la penumbra se repartía por estos sectores, el centro se ilumina "a giorno" con columnas de alumbrado que desplazaron a los árboles.

Fue una época de grandes proyectos, la moda del planeamiento y planificación, de las ciencias sociales, sólo fueron eso, proyectos.

Las improvisaciones irán desarticularon la ciudad. Se manejaron las obras públicas arbitrariamente. El Intendente era como un "patrón" que pretendía satisfacer sus caprichos con idea de perpetuidad, sin tener en cuenta las verdaderas prioridades.

El ciudadano se contagió y quiso trascender por las cosas materiales, el consumo de lo burdo apareció como renovación.

En frentes de viviendas nuevas novedades: la competencia del modelo o tamaño del auto, revestimientos absurdos a manera de maquillaje.

El hall, galería, porche o jardín, antes símbolos de costumbres, son reemplazados por cocheras. Vivir en departamentos colectivos propiciaron un nuevo "status" social, fomentando, la construcción en altura. La fiesta familiar, "el asalto", los bailes de club, los sustituirán las boites y whiskerías.

Los movimientos sociales y culturales decayeron, la televisión constituyó un nuevo interés. Nuevos hábitos, nuevas indumentarias: el vaquero hace olvidar el pantalón, el mocasín a la alpargata.

Un nuevo código de construcciones y ordenamiento urbano entró en vigencia, esfuerzo insuficiente para contener la improvisación. El funcionario "amigo" daría siempre una "manito" y el perjuicio recayó sobre la ciudad, (subdivisiones de loteos antirreglamentarios, carteles y toldos fuera de normas, balcones y voladizos sin alturas establecidas, etc.).

La arquitectura se transformó en un espectáculo, no de innovaciones, sino de invenciones surgidas del manierismo de las escuelas de diseño; ya sea, cordobesa, tucumana o la que se accede a través de la revista especializada.

El arquitecto sería constructor del capricho del cliente, no su consejero y artista de la estética. Paulatinamente su profesionalismo y experiencia quedarían al margen. La semilla sembrada en la década del 60 germinó con más fuerza en la década posterior manteniéndose hasta nuestros días. Desorden total, la ciudad explotó por medios de planes de viviendas focalizándose donde se podía, no donde se debía o correspondería orgánicamente.

Si en años anteriores la calidad fue consigna, en estas construcciones se constató lo opuesto.

El demoler y talar arboledas centenarias, sin ningún criterio o equivocado, fue un nuevo síndrome que afectó a la ciudad.

El ciudadano perdió su arraigo, la ciudad su habitante. "No se puede amar lo que no se conoce".

Es propósito de manera sintética contar la Historia, la de la ciudad de Santiago del Estero, interpretando su pasado, observando su presente, para mejorar entre todos los ciudadanos el porvenir. Que lo trágico sea una anécdota y "Sociedad Urbana" vele por los intereses comunes buscando la calidad de vida que nos merecemos.

Que así sea...

Nota relacionada: Olores, pregones y colores

Fuente: Santiago del Estero. Recorrido por una ciudad Histórica

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