Este pueblo estaba situado a seis leguas al sud de la
capital y aún conserva la misma denominación el caserío que existe en la
ubicación que aquel tuviera. Los vestigios de su cementerio se descubren a flor
de tierra en los círculos de la parte superior de las tinajas en que
acostumbraban los indígenas enterrar sus muertos, dónde todavía no han
penetrado los arqueólogos que habrán de encontrar tesoros, en hermosos
cacharros, de colores inalterables, que aparecen de vez en cuando, al ser
descubiertas por casualidad.
Pueblo de los más importantes que, con el de Soconcho, fueron un recurso valiosísimo de los conquistadores hasta Dn. Juan Ramírez de Velasco, en cuyo gobierno pasaron a la Real Corona, es decir, a ser tributarios directos de las arcas reales, con un administrador nombrado por el Rey. Fuente: Retratando Silipica
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