Se llamaba José Eduardo Montoya, su familia lo llamaba “Joshela”, para todos sus amigos era “El Oveja Montoya”, y así sigue siendo para nosotros cuando nos referimos a este amigo nuestro, creador y cantor santiagueño.
No era sencillo para un muchachito santiagueño dejar el suelo natal y habituarse a otro paisaje, otros compañeros, distintas costumbres y modismos. Volvía a su Santiago un par de veces al año, el bolsillo no daba para más y cada regreso significaba un atracón de felicidad al abrazar sus padres y sus hermanos, juntarse con los amigos de su casa en calle Caseros, la oportunidad de juntarse y cantar con ellos.
Cuando volvía desde Retiro en el tren Mixto ya iba paladeando por anticipado la alegría del regreso y cuando el tren llegaba al puente que une La Banda con la capital de Santiago, ya iba pensando en ese motivo y mentalmente describiendo sus primeras colplas “P´al otro la´o de La Banda, está el Santiago..”. Esa era la fotografía que veía desde el tren Mixto cuando iba cruzando el Río Dulce antes de llegar a Santiago.
En 1956 José Eduardo Montoya llegó a Rosario a estudiar Arquitectura. Algunos de sus conocidos santiagueños ya estaban instalados en esta ciudad y fueron a Estación Rosario Norte a esperar el tren que lo traía de Santiago. El santiagueño es muy rápido para los apodos y apenas bajó Montoya con su valijita uno de ellos dijo muy risueño “¡Velo… parece oveja asustada!” Y de ahí en más se lo llamó con ese nombre: “El Oveja” o más respetuosamente “El Oveja Montoya”.
Acá encontró un grupo de santiagueños estudiantes de la facultad y conocidos santiagueños que lo recibieron con mucho cariño y con ese entorno se sintió cómodo. Tanto fue así, que más luego formó su familia y se quedó a vivir por el resto de sus días.
En esa primera etapa de adaptación en esta ciudad fue encontrando y creando su entorno de amistades con los compinches estudiantes...y algunos otros que no lo eran. Pero se daban maña para hacer buenas empanadas santiagueñas en horno i´ barro, o un chivito y en otras ocasiones un huajcha locro (un locro pobrecito): no siempre había carne para echar a la olla. Aunque vaya a saber uno la misteriosa razón que lo ocasionaba, pero nunca faltaba un “traidor” (el encargado de traer) que se ocupaba de arrimar un vinito, o quizás dos…
Y al ver el viejo puente de La Banda iba pensando “Cuando voy cruzando el Dulce ya voy cantando…” Así completó la copla inicial y el resto vino solito. Ya en su casa y tocando con la zurda le fue agregando el tarareo, para redondear en 1958 una de las obras más representativas de la música santiagueña: su gato “Cruzando el Dulce”, que desde hace tiempo dejó de ser suyo para ser de todos.
Oveja Montoya compuso infinidad de temas, todos inspirados en su Santiago del Estero natal. Hemos conocido hay infinidad de cantores y cantoras que mueren por un ratito de fama: Oveja despreció la fama y hasta se negaba a registrar sus obras.
En 1963 se celebró en Arequito un Festival de Folklore que era conducido por Domingo Marqués, un gran locutor rosarino. Se presentaron figuras importantes y otras amateurs. Desde Rosario fue Oveja junto a su hermano Yuyi como “Los hermanos Montoya” y se consagraron como los mejores. Gustaron mucho, tenían un estilo muy personal y un repertorio totalmente distinto a todos.
Luego de escucharlos, el maestro Ariel Ramírez habló con Oveja y le propuso integrarse a su Compañía de Folklore, lo que equivalía a poder grabar en Buenos Aires y ser conocidos en todo el país mediante las giras del gran maestro. Oveja le respondió que lo pensaría y le haría saber su respuesta.
Quince
días después viajó a Buenos Aires y le hizo conocer la decisión:: “Mire Maestro, agradezco su invitación y me llena de orgullo, pero
sabemos que si me dedico profesionalmente al canto mi hermano y yo vamos a
abandonar el estudio. Mis padres son muy humildes y hacen un gran esfuerzo para
que nosotros estemos en Rosario estudiando. No podemos defraudarlos,
lamentablemente no lo vamos a acompañar en su Compañía de Folklore”
Fuente: José Luis Torres
Ese, era el Oveja Montoya. Mi querido amigo y maestro.
Cruzando El
Dulce
Pa'l otro la'o de la banda
está el Santiago
Cuando voy cruzando el Dulce
ya voy cantando
laira, laira...
Jugueteando en las arenas
se ve un changuito
laira, laira
Voy llegando a mi Santiago
mucho lo quiero.
Tarareando vidalitas
se oye un carrero
y una cabra le hace caja
con su cencerro
laira, laira...
Perezosa corre el agua
por las arenas
laira , laira
Voy llegando a mi Santiago
mucho lo quiero
José Luis Torres – Rosario
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