Don Benigno Corvalán, vecino de El Zanjón, Dto. Capital, que fue “manuela” de Don Gaspar Taboada, cuenta que allá, por el año 70, se había perdido en el cerro de Guasayan, una mula cargada con tres barriles de aguardiente. Un arriero fue en su seguimiento y después de mucho andar se encontró ante una laguna, circundada de piedras de oro, que producían vivo reflejos en el agua en que se reflejaban. Quedo asombrado el arriero y al levantar, vio sobre una peña a una mujer desnuda, de singular belleza, que peinaba sus cabellos rubios con un peine de oro. Era la madre del cerro u orko maman, como se llama en quichua, de orko: cerro, y maman: madre.
Pasada la represa
que en el arriero produjo esta visión de la deidad tutelar, cargo algunas
piedras de oro y fuese para el pueblo, donde conto la extraña aventura. Los
vecinos, organizados en comisión, partieron para la conquista del tesoro. Iba a
la cabeza el arriero del cuento. Pero cerca ya de la laguna, una densa neblina
los tapo, impidiéndoles proseguir la búsqueda.
Cuentan, además,
que la madre del cerro se encolerizo cierta vez que jaloneaban las faldas de
las serranías de Guasayan por no haberla invocado ni buscado su protección. Al
ir a cavar la pica, todo el cerro se estremeció sacudido por un sismo, del que
todavía guardan memoria los pobladores de la zona
La leyenda del orko maman, en su primera versión se
asemeja a la del peine de oro de la laguna del cerro bayo de Tucumán.
Extraído del
libro “El Folklore de Santiago del Estero” Orestes Di Lullo
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