Por Silvia Picoli
Los hacheros de Antonio Berni |
Según el estereotipo de las identidades provinciales, los
santiagueños somos vagos. Esta no es otra cosa que una "herencia" de la mentalidad que
empezó a configurarse durante la colonia, según la cual y por la influencia de
la doctrina católica, había ciertos "oficios
viles" mientras que otros eran "dignos".
Pero hete aquí que los "oficios viles" eran aquellos que hacían fácil la vida a los
"dignos". Entre quienes
ejercían los primeros se encontraban los artesanos, los comerciantes, los
labriegos, los pastores, los pescadores, las lavanderas, los matarifes, los
zapateros, los carpinteros, los albañiles... es decir, toda aquella masa
anónima e indiferenciada que constituía la entelequia invisible que hacía (y
sigue haciendo) marchar la historia.
Por cierto que en esa gran masa de lo que después sería
"el pueblo" había sobre
todo mestizos, negros e indios, mujeres y hombres y frecuentemente, también
niños. Mujeres y hombres que, en los pocos momentos de descanso que el trabajo
a destajo les permitía, se reunían a festivalear como quien se evade de una
realidad muy parecida a un callejón sin salida.
Esos fueron, para los dignos señores -terratenientes y
hacendados- los "vagos y
malentretenidos" a los que sólo cabía someter a condiciones inhumanas
en jornadas laborales de sol a sol, cuando no a castigos físicos y siempre,
pero siempre, a retribuciones insuficientes y desiguales.
Los santiagueños, por esa condición que sustenta
nuestro ser ancestral, en el cual el tiempo sigue siendo un ciclo eterno que se
renueva y el único espacio concebible es el de la propia tierra, hemos hecho
del descanso un rito sagrado. El pensamiento dominante prefiere llamarnos
"vagos" porque conservamos
la costumbre de la siesta (que nos hace amanecer dos veces en un día, como
decía cierto General) y porque cada domingo, apenas despunta el Sol, renovamos
el compromiso con la vida honrando la amistad en reuniones en las que no faltan
la música y las risas.
Y al día siguiente volvemos al trabajo.
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