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5/7/21

BANDIDOS: insolentes por naturaleza

Por Fabio Erreguerena 


“..yo quiero que nuestra hija cuando sea grande sea aviadora. Para que sienta la libertad..” de Juan Bautista Vairoleto a Su esposa Telma Ceballos 2001: siglo XXI, la informática y el desarrollo de las comunicaciones pulverizan las distancias, las fronteras. 

Transforman en obsoleto y anticuado acontecimientos y años no muy lejanos. Sin embargo, existen temas y personajes que se resisten a ser sepultados en el olvido. Temas y personajes que la tradición oral, la admiración y el profundo respeto popular no han dejado olvidar, quitándole el filo a los sables y la pólvora a las balas, no dejando morir a su héroes, a sus vengadores. Protegiéndolos de la bruma del “progreso” y del olvido. Ellos son los bandidos sociales, ellos viven, intactos, en cada fogón, en cada canción, en cada payada y en cada relato de padre a hijo, en cada anécdota, en cada recuerdo. 

En Argentina: Juan Moreira, Juan Cuello, Martina Chapanay, Alberto Zárate alias “el gato Moro”, Ascencio Brunel, El Tigre de Quequén, Santos Guayama, Pastor Luna, Guillermo Hoyos alias el “Hormiga Negra”, Julio y Pedro Barrientos, Servando Cardoso alias “calandria”, José Dolores, el Gauchito Gil, Juan francisco Cubillos alias el “Gaucho Cubillos”, Juan Bautista Vairoleto alias “el Pampeano”, Andres Bazán Frias alias “el manco”, Elena Greenhill alias “la inglesa”, Olegario Alvarez alias el “Gaucho Lega”, Segundo David peralta alias “Mate Cosido”, Isidro y Claudio Velázquez. En otras latitudes encontramos al famoso y celebrado Robin Hood, héroe paradigmático del medioevo inglés, al escocés Rob Roy, al español Roque Ginart, al italiano Salvatore Giuliano, en Estados Unidos a Jesse James, Los Dalton, Sam Bass, el boliviano Pío Romero, los peruanos Sambambé y Luis Pardo, venezolanos como guardajumo y Ovejón Rodriguez, en Brasil al lampeao y Antonio Silvino Estos son solo algunos de un listado mucho mas extenso y rico, de héroes populares que componen parte del imaginario popular y en muchos casos el santoral religioso. 

Pero ¿quienes son estos personajes? Porqué a pesar de su vida al margen de la ley la gente los admiraba, protegía y apañaba? El célebre historiador ingles Eric Hobsbawn nos acerca una respuesta “..Lo esencial de los bandoleros sociales es que son campesinos fuera de la ley, a los que el señor y el estado consideran criminales, pero que permanecen dentro de la sociedades campesina y son considerados por su gente como héroes, paladines, vengadores, luchadores por la justicia, a veces incluso líderes de la liberación, ...” Son una forma de rebelión individual o minoritaria dentro de la sociedad campesina. Constituyen una clara forma de protesta social ante la falta, en sus tiempos y medio, de canales alternativos de expresar el descontento popular y los reacomodamientos de toda la estructura social. 

Los tiempos donde transcurren la vida y andanzas de nuestros bandidos fueron tiempos de extrema injusticia social, de constantes abusos policiales y de escasas posibilidades de expresión del descontento popular a través de los canales orgánicos tradicionales, ya sea partidos políticos u organizaciones sindicales. 

Las rigideces institucionales colaboraron a propagar la adhesión popular a los bandidos. Los partidos políticos, elitistas y con una marcada conducción centralista, eran sordos a los reclamos populares. Las organizaciones sindicales, de admirables principios pero ferozmente reprimidas, tenían grandes dificultades de cumplir su labor reivindicativa. Los bandidos sociales canalizaron resentimientos y broncas de amplias mayorías que estaban excluidas del sistema. 

El fenómeno del bandidaje se dio por lo general en sociedades con una estructura precapitalista en su evolución a la sociedad capitalista e industrial moderna. Los bandidos fueron una forma de expresión de la distorsión, tensiones, quiebres y desajustes producidos en el tránsito de esta forma de organización social a otra (capitalismo). 

Pero no son balas policiales ni nerviosos decretos gubernamentales los que terminan con los bandidos sociales. A los bandidos los “frena” el progreso, la organización racional del Estado, las mejoras en las comunicaciones, el crecimiento de la insfraestuctura represiva, la ampliación de la red caminera, etc. A esto debe sumarse, en el caso de Argentina, al surgimiento a mediados de la década del 40 (época donde se podría decir que desaparecen la mayoría de los bandidos y el fenómeno del bandidaje) de alternativas políticas donde canalizar los intereses populares. No obstante esto, años mas tarde todavía aparecieron fenómenos de bandidaje con importante apoyo popular, como fue el caso de los hermanos Velázquez en la década de 1960. Sin duda el fenómeno, lejos de desaparecer, se fue reciclando, tomando otros rostros y otras formas, pero eso ya es otra historia.

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