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24/9/23

50° aniversario del descubrimiento de la Cruz de Matará, testimonio de la evangelización por suelo santiagueño

 


Allá por 1971, el matrimonio de investigadores Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno y Hugo N. Martínez Moreno, durante una de sus campañas arqueológicas y de relevamiento de la cultura tradicional por el río Salado, visitaron a la familia Sosa Ruiz, en la vieja Villa Matará.

Después de recibirlos amablemente, les comentaron sobre sus actividades por la zona y qué tipo de elementos tradicionales estaban documentando. Luego de entrar en confianza y compartir unos mates, trajeron desde el interior de su vivienda rural, un bulto envuelto en una tela. Cuando lo abrieron, aparecieron tres trozos de madera. La más larga y la más corta pertenecían a un mismo tramo que estaba quebrado, al tercero lo ensamblaron con dos clavos de madera que sobresalían formándose así una cruz.

Estaba oscurecida y con vestigios de cera de las velas que le solían prender para adorarla íntimamente, según comentaron.

Al poder apreciarla de cerca, advirtieron que había un Cristo tallado rodeado de variados objetos que atrajeron su atención.

En ese momento sintieron que estaban iluminados y bendecidos por ese encuentro con el Señor. Tal emoción los embargó por lo que estaban viviendo que presentían que esa reliquia tenía un gran valor espiritual e histórico y que debían indagar profundamente qué significaban los símbolos tallados en la Cruz.

Con una exaltación interna, mientras cruzaban miradas y pensamientos de cómo proceder ante la familia, invocaron a Dios para que los iluminara y pudieran pedirla en préstamo para estudiarla en la ciudad de Santiago del Estero. La familia propietaria de la reliquia, supo comprender el pedido y tal vez su generosidad estaba acompañada de curiosidad por conocer la interpretación que harían de su cruz.

Una vez en su ámbito, los esposos Martínez Moreno, comenzaron a indagar en bibliografía especializada sobre arte religioso, fuentes históricas, etnohistóricas y religión católica.

Consultaron a especialistas en  maderas en la Universidad Nacional. También recurrieron a una avezada dibujante para que tomara los registros gráficos detallados como un plano de todos los motivos grabados.

Consultaron a amigos sacerdotes teólogos descifrar la iconografía e ir describiendo el significado de las imágenes. Amalia, con su dominio de la Historia y la Arqueología, pudo inferir el origen de su manufactura, relacionando hechos y recreando el medio donde se encontraba la Cruz. Hugo, se ocupó de una precisa y basta documentación fotográfica, no sólo de la reliquia, sino también de su entorno, de sus custodios y todo otro detalle o circunstancia que se relacionará con el objeto de estudio.

También se ocupó de la limpieza y restauración de la madera tallada. Después de arribar a sus primeros resultados, publicaron noticias sobre este hallazgo tan singular en el diario El Liberal. Posteriormente, avanzada su investigación sobre la cruz, apareció en 1979 como un apéndice en la Serie Estudio N°2 del Museo Arqueológico E. y D. Wagner de Santiago del Estero que Amalia dirigía.

En 1982 publican el primer número de sus ediciones V Centenario y deciden por la importancia de los temas que iban a tratar, comenzar con “La Cruz de Matará - Testimonio de Evangelización”.

Pero la investigación y difusión no sería su único objetivo: ellos querían que este Cristo reflejado en la Cruz sea vuelto al culto por la iglesia para ser venerado por toda la comunidad de ese pueblo. Efectuaron la gestión ante los obispos de Santiago del Estero y Añatuya, además de pedirle a la familia poseedora que donara la Cruz.

Así fue como lograron su misión y en 1986, al cumplirse el25° aniversario de la Diócesis de Añatuya se efectuó la entrega de la reliquia en la catedral de esa ciudad ante numerosos fieles presente.

Un nuevo estudio histórico más completo sale a la luz en 1994, con el título “Matará en la Evangelización del Suelo Santiagueño y la Cruz Catequística”, entrega XIII de las ediciones antes citadas.

Por la obra de desentrañar la historia de esa tierra y por encontrar la Cruz y su significado, la comunidad de Matará los declaró Ciudadanos ilustres y posteriormente nominaron a un centro cultural de esa localidad con el nombre de “Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno”.

Edificio que fue inaugurado por el gobernador de la provincia y se descubrió una placa de bronce en honor a la estudiosa que decía: “Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno - iluminó la ciencia de la historia con su extraordinaria capacidad y virtuosismo. Homenaje de la Comunidad descubrió la Reliquia más antigua del país, La Cruz de Matará.

El matrimonio junto a sus hijos hicieron varios viajes por provincias argentinas y países limítrofes donde seguían buscando en archivos, museos, bibliotecas y hasta conventos, más información sobre la Cruz, y lograron clasificarla dentro de las catequísticas. En la localidad de Uquía en Jujuy encontraron una cruz que presentaba rasgos similares. En Bolivia se dieron con las llamadas cruces “Tata Espíritu” que eran más modernas pero pintadas y con aplicaciones sobre relieve de los símbolos de la pasión de Cristo. En el Museo Devocional de Luján, Buenos Aires, hallaron otra de madera de Guayacán que casualmente en su leyenda descriptiva decía origen Santiago del Estero. Otras cruces de origen familiar también aparecieron en esta ciudad y con todo este material, Hugo pudo completar e imprimir otro trabajo de investigación que denominó: “Las Cruces Catequísticas de Santiago del Estero”, volumen XVIII, año 2008, primera edición y 2016 la segunda.

La Pasión de Cristo expresada gráficamente en la Cruz de Matará, se refleja también en la pasión de este matrimonio de investigadores que no escatimaron esfuerzos, meticulosidad y devoción para encontrar el sentimiento cristiano expresado en esta reliquia, el cual se manifiesta y perdura como una herencia a través de los siglos.

Como hijo orgulloso y agradecido por los conocimientos adquiridos junto a mis padres y los valores inculcados, escribo estas líneas para conmemorar el aniversario de tan importante hallazgo como lo fue la Cruz de Matará. Cruz que fue realizada por gente originaria de nuestro suelo santiagueño bajo la dirección de misioneros jesuitas y usada como recurso didáctico para transmitir la religión católica. Objetivo que indudablemente fue fuertemente arraigado y perdura hasta estos tiempos. l

 Fuente: El Liberal


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