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19/8/21

CARLOS CARABAJAL, EL QUE COMPONÍA ACOSTADO

 


Los Carabajal son como los Buendía de Cien años de soledad. Una dinastía tan numerosa y con tantas ramificaciones que, al igual que en la novela de Gabriel García Márquez, para entender bien la historia conviene dibujar un árbol genealógico.

Ya hablar de dos de ellos es complicado. Por ejemplo, Cuti y Roberto, que acaban de grabar un disco con cantantes mujeres, Buenas y santas. Son tío y sobrino y tienen casi la misma edad: Cuti 56, Roberto 50. En la familia, folclórica y santiagueña, hay sobrinos mayores que sus tíos y hermanos que podrían ser padres de los menores. Los 12 hijos varones de Francisco Rosario Carabajal y María Luisa Paz bien podrían haber armado un equipo de fútbol local, con hinchada (la 12) incluida. Pero optaron por la música, tal vez por ser santiagueños, y preferían, como Carlos (el quinto hermano, padre de Peteco y Graciela), componer chacareras acostados, en la cama, en un modelo cigarra de fábula a la que, al final, le va bien.

Para eso, hay una anécdota: la cuenta Cuti, el menor de los hermanos. "El que empezó con la composición en la familia fue Carlos. El tenía una particularidad: componía acostado. Como buen santiagueño, se acostaba en el catre, agarraba la guitarra y así pasaba horas. La mujer le decía: 'Carlos, estás tirado ahí todo el día con la guitarra. Kennedy tiene tu edad y es presidente de los EE.UU'. El abría un ojo y le decía: 'Andá a decirle a tu Kennedy que haga Sol mayor como yo'. Hasta que un día compuso una chacarera, A la sombra de mi mama, la grabó Leo Dan en México, vendió un millón de discos, y en esa época SADAIC pagaba bien: fue a cobrar y le alcanzó para comprarse un terrenito en Morón, se hizo una casita, se compró un autito y un colchón. Y la mujer, cuando lo veía caminar por el patio, decía: 'Carlos, acostate, por favor'."

En los 60, Carlos integró la formación original de Los Carabajal, junto con Agustín (el séptimo hijo varón, que murió en 1975, y dejó chacareras como La Telesita o La Rubia Moreno), Cali (hijo de Enrique) y Cuti. Hasta que "hace 15 años decidimos formar un dúo para cambiar un poco el estilo, la forma. Incorporamos un saxo, un teclado, una guitarra amplificada, la percusión, salimos con temas nuevos, fuimos consagración en Cosquín, actuamos en el Opera, en el programa de Sofovich, fuimos a Japón, a Estados Unidos —resume Cuti—. Nos fue muy bien, como a Peteco (que tiene más alto vuelo poético y musical), o a Los Carabajal, que ahora son Cali y Mario, y dos hijos de Cali, Walter y Carlitos".

Y aunque ellos se alejaron de la tradición, prefieren no hablar de ruptura. "Nos parecemos un poco a los hermanos Avalos, didácticos —define Cuti—. Rompimos con la estructura de tres guitarras y un bombo, con los trajes de gaucho". Y Roberto aclara: "No hubo distanciamiento con la familia. Eso también fue virtud de los Carabajal músicos, tener siempre el apoyo familiar".

Como muestra del costado didáctico del dúo, grabaron un disco, El Martín Fierro, donde musicalizaron el clásico de José Hernández y presentaron en 350 colegios de todo el país. Y como prueba de que la familia no se distancia sino que además crece y se multiplica, cada tercer domingo de agosto, para celebrar el cumpleaños de "la abuela", doña Luisa, aún después de fallecida, los cerca de 60 Carabajal ofrecen hacen una gran fiesta popular con música, 500 litros de locro y 5.000 empanadas.

Y para que todo quede en familia, en Buenas y santas hay dos temas de Carlos: Alma Challuera, que canta su hija Graciela y él la acompaña en los coros, y La Pockoi Pacha, que interpreta su nieta, Roxana. Cuti (compositor de la mayoría de los temas) y Roberto hacen voces y guitarras y Camilo (primero de los cinco hijos de Cuti, Roberto tiene dos) toca el bombo. La idea de hacer un disco con cantantes de otros géneros haciendo chacareras fue ocurrencia de Cuti: "Empezamos a invitar... y nadie se resistió".

"A tal punto que la señora Estela Raval —acota Roberto—, en su show y en su disco grabó la chacarera Con tal que nunca me dejes, la tercera de una historia que empieza con Déjame que me vaya, que cantó Marilina Ross (la animamos con un vinito en el estudio) y sigue con Pedime que vuelva, que entona María Graña. "Al escucharla se nos pusieron los pelos de punta", dice Cuti, y agrega que la serie termina con la cuarta, que canta Nora Briozzo: Qué le vas a hacer".

Fuente: Patio Santiagueño II

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