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26/11/08

Elpidio Herrera


Nacido en Dto. Atamishqui, Santiago del Estero, Elpidio Herrera, es, junto a Don Sixto Palavecino, uno de los más puros exponentes de la música folclórica Sachera (en quichua, "del monte". Autor y compositor, creador de las polcas Atamishqueñas, importante partícipe de la Misa Santiagueña, escucha sus letras y composiciones son frecuentemente hechas en las voces e instrumentos de reconocidos Artistas. 

Sus estudios técnicos (física, química) y su profesión de carpintero han sido el molde que dio forma a la Sachaguitarra, un instrumento característico que reproduce Múltiples sonidos, cuentos como el violín, el sikus, el Charango y la guitarra; Anteriormente Elpidio, a manera de homenaie a "Los Viejos Musiqueros", los hombres de campo, crea la Caspi Guitarra (guitarra de palo), compuesta solamente de una. tabla Encordada Como dice é1, en la ausencia de dinero para comprarse el instrumento, encordaban un palo y entonaban sus canciones.

Brindó espectáculos don veces en Europa, Alemania, recorrió todo el país, fue y sigue siendo reconocido por Múltiples instituciones que premian a los artistas que se destacan con la música de Nuestra Tierra. Buscando reconstruir cómo sonaban las guitarras caseras de los antiguos paisanos,

Elpidio comenzó reiventando la guitarra caspi. Viajó para mostrarla en un programa de radio y cuando volvió, una señora de su barrio le llevó a su madre una calabaza y le dijo "Como Elpidio es travieso, capaz que pueda hacer algo, tal vez una guitarra" y ahí comenzó a darle una idea.

Le puso cuatro cuerdas a la calabaza y le dio la afinación conocida como templo del diablo. Ahí fue cuando acuñó el nombre de sachaguitarra, por sugerencia de Don Sixto, en homenaje a la gente de campo. Herrera fue invitado a participar en varias discotecas y comenzó a componer sus propios temas. Pero en el campo, donde los micrófonos no servían porque ni siquiera había electricidad, el instrumento se volvió inaudible. Entonces construyó una sachaguitarra más grande y la amplificó con el puente de una vieja guitarra eléctrica y conectándola a una batería portátil. Como no alcanzaba a reflejar la música natural del monte, hizo dos agujeros en la tapa, junto al puente, que le permitía frotar la primera y quinta cuerda con un arco de cerdas de caballo.























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