La fruta del algarrobo o algarroba es rica en calcio y vitaminas. Primero la farmacopea americana y luego la española utilizaron en infusiones los frutos del algarrobo negro para el lavado en infecciones de ojos; y las del algarrobo blanco para disolver los cálculos de vejiga (sólo chupándolas).
La infusión de la flor es diurética y la de la corteza (al 2%) es antidiarreica. También se considera diurética la fruta del blanco, muy madura. La decocción de los frutos es muy efectiva para las afecciones bronquiales y también puede comerse el fruto crudo para lograr efectos laxantes. El patay se recomienda para las enfermedades venéreas y las afecciones bronquiales. Para quienes padecen asma, también es bueno aspirar el humo de los frutos quemados de algarrobo negro.
Calvicie
Pero quizás uno de los descubrimientos de mayor trascendencia lo constituye el hecho de que su consumo contribuye a combatir la calvicie. Esto no puede extrañarnos, pues el fruto contiene gran cantidad de calcio y vitaminas B1 y B2, como lo ha probado el Dr. Pedro Escudero, del Instituto Nacional de Nutrición. Los elementos citados sirven para ayudar al crecimiento, proteger el sistema nervioso y preservar la juventud. Que los nativos no conocieran la calvicie algunos lo atribuyen justamente al hecho de que consumían algarroba en varias formas.
Oftalmías
Se utiliza también el algarrobo negro para las curaciones del maldiojo o "mal de ojo" (conjuntivitis). Pero para las curaciones de las cataratas o "nubes de los ojos" se prefiere el agüita clara del árbol negro. Para ello se recoge en una cuchara limpia el zumo que segrega un gajo de algarrobo negro por uno de sus extremos mientras el extremo opuesto se pone al calor de las brasas. Se dejan caer tres gotas en los ojos tres veces al día.
Son varias las especies de Prosopis que la medicina popular utiliza contra afecciones de los ojos. En algunos herbolarios de Bs As se vendían los frutos de "retortuño" (P.strombulífera) para calmar el dolor de muelas. Del "vinal" (P. ruscifolia), se emplean las hojas y brotes para curar diversas oftalmías.
Traumatología
Para curar las recalcaduras, la gente prepara una humita con las hojas y la colocan bajo las cenizas envuelta en un trapo húmedo. Cuando está bien caliente la sacan del fuego, la abren y la espolvorean con sal; la cierran y la ponen en el lugar afectado, lo más caliente que la persona soporte.
En algunas regiones curaban las fracturas de los huesos (sin herida) con un emplasto hecho de la siguiente manera: les extraían las semillas a algunas algarrobas verdes, las mezclaban con corteza y machacaban ambos elementos junto a sebo de cabra o de carnero.
En otras regiones, para curar las quebraduras de los huesos, machacan hojas y las colocan al rescoldo, envueltas en un trapo húmedo. Cuando está bien caliente le mezclan pez de Castilla molida y agua ardiente, y lo aplican sobre el hueso fracturado. Vendan la región afectada hasta su curación.
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