Un hermano y una hermana vivían solos en el bosque, prodigándole aquel tanta ternura y cuidado que nunca se conoció mayor afecto fraterno que el suyo.
Nada le hizo faltar a su hermana. Del bosque traillare la mejor fruta, las mas fragantes flores y la miel mas rica, sin contar con la exquisita carne de sus animales predilectos y la de los peces que abundaban en el río.
En cambio solo recibía de ella el trato mas cruel.
Cansado de soportar tanto tormento, un día la invito a una “meliada”, pues, según le dijo, había encontrado una colmena repleta en la copa de un árbol corpulento. Llevada por la gula, la acompaño hasta el bosque próximo y cubierta la cabeza con la manta para protegerse de las picaduras de abejas e insectos empezó a trepar ayudada por un largo torzal.
Ya en lo alto, el hermano empezó a podar las ramas del árbol y una ves concluida la tarea desapareció. Sola quedo la muchacha. Y de ver que no acudía su hermano, llamo llamo muchas veces y como no obtuviera respuesta, se levanto el manto que la cubría y pudo recién darse de su tragedia. Grito desesperadamente.
Solo el eco, lejano le contestaba. Pronto la noche cubrió el bosque. Llena de angustia aferraba con sus dos las ramas del árbol. Pero las horas de agonía, en el espasmo, transformaron los dedos en garras curvas de uñas afiladas. Y cuando su ansia de bajar fue mas intensa, abrió los brazos y, transformada en pájaro, voló.
Desde entonces, el Kakuy en su canto llama a su hermano: “Kakuy turay, turay…”
El folclore de sgo del estero – Orestes Di Lullo
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