El Clima en Santiago del Estero

23/12/19

Agua, una cuestión de vida o muerte

"El agua es un bien social, por lo tanto no debe existir el agua privada", dijo Carlos Seara, Geólogo experto en Hidrogeología.


–En Córdoba, se utilizan aproximadamente 400 litros de agua diarios por persona en ámbitos urbanos. ¿Es una cantidad razonable?
–En atención al sistema climático, a la pluviosidad anual, a la recarga de cuencas y la densidad de la población, lo lógico sería que el consumo disminuyera en un 50 por ciento.
–En algunas localidades (Laboulaye, por ejemplo) la provisión domiciliaria de agua se hace por cañerías diferenciadas. Por una, agua potable para ingesta humana, y por otra, la no potable, para riego y limpieza. También hay tendencia a colocar medidores. ¿Son efectivas estas acciones?
–Son maneras necesarias para evitar el derroche y reducir los costos en el proceso de descontaminación y desmineralización del agua.
–Es común ver en lugares públicos o privados que colocan carteles en sus parques que dicen “riego con agua de pozos propios”. Puede haber pozos en propiedades privadas pero, ¿hay agua privada?
–El agua es un bien social, por lo tanto no debe existir el agua privada. Los pozos en propiedades privadas debieran estar sometidos a un régimen de control por parte del organismo oficial que ejerza el poder de policía.
–¿Cuál es el estado general de las cuencas de agua en Córdoba?
–En general, las cuencas hídricas provinciales se encuentran muy degradadas por deforestación, incendios, rally, turismo, ocupación de espacio y crecimiento de los poblados serranos sin planificar.
–¿La más afectada?
–La pérdida del monte serrano es una constante en todas las cuencas, al igual que los incendios. La que aparenta mayor deterioro es la del río San Antonio, pero no le van en zaga la del dique La Quebrada y la del río Agua de Oro.


–¿Cuál es la principal amenaza para el agua en la provincia? 

–Córdoba es la provincia que menos agua posee por habitante. Se estima que la disponibilidad es de 3,9 centímetro cuadrado por segundo por habitante. Si las ciudades cordobesas continúan creciendo de modo anárquico, no tendremos agua para todos.
–¿Hay conciencia de que el agua es un derecho humano, no una mercancía?
–Creo que por el mero hecho de abrir la canilla y obtenerla, nunca nos hemos imaginado la situación extrema de no tenerla. Por ello no nos ha interesado que su distribución se privatizara y a partir de ese acto se transformara en un negocio privado. Para observar esto hay que remitirse a la cantidad de asistentes a las audiencias públicas convocadas por el Ersep cada vez que se propone una modificación de tarifas.


–¿Qué hacer para asimilarla como derecho?
–Eso implica que todo el mundo tiene acceso a ella sin costo, o con una pequeña tarifa que cubre los gastos de potabilización. Además considero que el agua debe estar en manos de los usuarios, mediante un sistema cooperativo. Esto es una opinión personal que no tiene nada que ver con los aspectos legales, que no son de mi incumbencia.
–Haría falta una ciudadanía más comprometida en el cambio cultural sobre el uso de este recurso...
–No caben dudas de que el compromiso social es imprescindible. La sociedad debe involucrarse, en serio, como lo hizo en Cochabamba (Bolivia), hace algo más de 10 años devolviéndole a la ciudadanía el derecho de uso del agua y su propiedad.


–¿El cuidado del agua y del ambiente se encuadra en lo técnico, lo político o lo ecológico?
–Es un tema: técnico, político, ecológico, pero fundamentalmente es una cuestión de conciencia y de educación. De conciencia, porque deviene de aspectos culturales ancestrales, y de educación porque sólo se ama y se defiende lo que se conoce. Abrir la mente al conocimiento es tarea de la escuela.


–Usted participó en varias asambleas de ciudadanos convocados para la defensa de sus territorios ante amenazas diversas, como la megaminería en Andalgalá. ¿Cuál es su reflexión sobre ellas?
–Cuando los gobiernos y autoridades no se preocupan por defender los derechos ciudadanos, es el pueblo el que tiene que salir a la calle para recuperar todo aquello que le han arrebatado.
–Existen opiniones de geólogos que aseguran que la minería no consume el agua sino que la usa, la recicla y la devuelve. ¿Hay minería sin riesgos ambientales?
–No existe minería sustentable; se trata de una industria que extrae bienes de la naturaleza y no los repone. Respecto del agua, una mina como La Alumbrera, en Catamarca, utiliza 100 millones de litros diarios que contamina y luego devuelve contaminada. Esos líquidos van a los “diques de cola” y de allí al subsuelo y a los acuíferos subterráneos a los que contamina. Con la megaminería se presentan muchísimos riesgos ambientales. Desde España se acuñó el término de “atrasistas” para definir a los grupos ecologistas y demás colectivos que se oponen a los desmontes, mineras, proyectos desarrollistas, etc.


–¿Los ecologistas atrasan el progreso?
–Me inclino por la denominación “defensores del ambiente” en vez de ecologistas; es más abarcativo y define mejor la función de los grupos. Los recursos naturales son finitos, si no los defendemos de la voracidad del capitalismo globalizador y apátrida, nuestro territorio quedará totalmente arrasado y entonces no interesará ser “atrasista” o progresista, porque ya se habrán llevado todo.


–La Argentina tiene una reserva considerable de aguas subterráneas. ¿Cuánto inciden los glaciares en estas reservas?
–Muchas de las corrientes subterráneas tienen vinculación con el agua que en cordillera se produce por el derretimiento de nieve, hielo glaciario y ambiente periglacial. Los oasis de riego de Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, en muchos casos se abastecen con agua subterránea proveniente de los glaciares de la cordillera. Las aguas subterráneas del oeste cordobés, especialmente en los límites con La Rioja, tienen una procedencia que deriva del derretimiento glaciario. La cuenca artesiana de Bahía Blanca no se explica si no se la vincula con aguas de la cordillera.


–Muchas ONG empezaron a incorporar el concepto de “huellas del agua”; informan por ejemplo que para elaborar un tomate en Marruecos hacen falta 13 litros de agua; para un vaso de jugo de naranja, 170 litros; para una remera de algodón 20 mil litros, parece un derroche. ¿Es evitable?
–Los datos son válidos pero no pueden computarse de la manera en la que lo hacen; gran parte de esa agua se evaporaría sin brindar ningún servicio, porque se corresponde con el 30 por ciento de agua pluvial que indefectiblemente vuelve a la atmósfera. Es probable que los procesos industriales, modificando los sistemas, puedan introducir variantes que economicen agua.
–¿Las guerras del futuro serán por el agua?
–Actualmente existen intereses muy fuertes sobre el agua y su consumo, además son muchos los pueblos, ciudades y países que tienen dificultad con el aprovisionamiento de agua, por escasez o carencia. Con el tiempo la situación se tornará más crítica. No hay dudas de que se generarán conflictos a futuro. Las guerras por el agua son una posibilidad porque se trata de un elemento vital, una cuestión de vida o muerte.
–El Acuífero Guaraní (compartido por Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil) pasaría a ser la primera reserva de agua dulce del mundo. ¿Su calidad puede ser afectada por la eventual contaminación de los ríos que la conforman, como el Paraná?
–El Acuífero Guaraní está muy profundo y confinado por capas de rocas impermeables, por lo tanto no es afectado por la contaminación de los ríos. Con lo que hay que tener cuidado por la contaminación es con las perforaciones donde las aguas “buenas” pueden mezclarse con las “malas” por efecto de un deficiente aislamiento.

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