Me gustas, Patrocinio, porque
cuando cantas, pintas.
Así decía "Don Montiel"
-aquel gran criollo entrerriano a nuestra gran Patrocinio Díaz, cuando la
sensible cancionista de cosas de la tierra prestigiaba "Cenizas del
Fogón", la recordada y digna audición de otros tiempos.
Y Germán de Elizalde-maestro de
canto se dirigía también a la artista santiageña para expresarle:
-Hace años que enseño canto. Me
esfuerzo en perfeccionar la voz de quienes acuden a mí. Usted, a su modo, canta
sin sujetarse a algunas leyes, pero canta bien. Canta como los pájaros. A los
pájaros, nadie les ha enseñado a cantar, y, sin embargo, cantan bien....
Estaba todo dicho. Pero podemos
agregar algo aún. Mieles del Norte trae Patrocinio Díaz en su garganta. Mieles
perfumadas de flores humildes, como la "miel de palo" de su solar
santiagueño. Su voz es un milagro de la canción popular. Dulzura profunda,
gentileza respetuosa y entrañable, fidelidad a la letra y su sentido,
delicadeza de expresión.
Patrocinio Díaz es un alto valor
del canto folklórico argentino, de la canción nacional. Decimos es y no
afirmamos ha sido, porque, por otro milagro venturoso, su voz se mantiene
intacta, pura y entera. Quienes la admiran y son muchos desean ansiosamente que
ese otro milagro se produzca: su reaparición en nuestras ondas radiales, en las
que duran- te tanto tiempo deleitó a sus oyentes.
Patrocinio Díaz que se llama, en
realidad, Patrocinia (y así lo dicen sus documentos, a despecho de que la
gramática expresa que su nombre no tiene fe- menino) nació en la ciudad de Santiago
del Estero, en la calle Belgrano nº 212, antigua casona de la esquina de
Belgrano y Salta, llena de plantas y flores. Patrocinio viene de antigua gente
criolla. Santiagueños son sus abuelos. También sus padres, Rosario Valdez y
Domingo Díaz. De las seis mujeres y un varón que compusieron la descendencia,
ella vino a ser la única cantora, pero los justificó a todos... De niña le
decían cariñosamente "La Mochita", por su pelo crespo y ondulado.
Cantó prácticamente desde su niñez. Era requerida para festivales y beneficios.
Estudió en Santiago, en el Colegio Belén (atendido por religiosas), y luego en
la Escuela Normal, pero no finalizó sus estudios. "Me tiraba demasiado el
canto", nos confiesa. Empezó a aprender solfeo entonado sin piano con el
maestro Manuel Gómez Carrillo y la es- posa de éste, "Después, como en mi
casa eran pobres y no podían comprar el piano que necesitaba para mis estudios
-nos dice, ya con conocimientos musicales, opté por la guitarra, instrumento
que aprendí con don Andrés Chazarreta". "Toda la vida he cantado,
desde jovencita, con esa audacia de la edad -continúa diciéndonos, y antes de
integrar el conjunto de Chazarreta yo ya había hecho, como mezzosoprano, el
papel de "Lola" en "Cavallería rusticana" y el de "Mimosa"
en "Geisha", en una compañía de aficionados. Mi voz es de soprano
lírica".
En 1921 el 19 de marzo Patrocinio
Díaz hace su debut en Buenos Aires, en el Teatro Politeama, con la compañía de
Andrés Chazarreta, que es traída por el animoso empresario Juan Teodoro Mauri.
Fue un verdadero impacto, una sorpresa de auténtico mensaje norteño en la
ciudad distraída. Ricardo Rojas publicó en "La Nación" un artículo
altamente laudatorio, titulado "El coro de la selva". En el mismo había
palabras de enconio para la gracia y la fineza de Patrocinio Díaz. Como recuerdo
de aquella temporada memorable, conserva Patrocinio Díaz sus largos vestidos de
paisana, adornados con volados, y piadosa- mente guarda también sus trenzas de
criolla...
"Yo tengo mi manera de ser.
Si no siento una canción, no la canto. Para cantar una canción, hay que
sentirla y hay que vivirla" Está dicho todo en estas palabras de la
intérprete, que añade a la sensible fineza de su voz una expresividad y
autenticidad que viene de la convicción con que canta. "Cuando empecé a
cantar en Buenos Aires -nos agrega ahora- yo quería hacer conocer la vidala,
que era mi fuerte. No siempre podía hacerlo. Para penetrar en los programas
debía alternarla con otras composiciones: una vidala, un estilo. Y hasta no
pocas veces un tango- canción, de esos líricos y finos como
"Caminito" o "Aquel nocturno". Mucha gente me recuerda
toda- vía por la parte en que, en este tango, yo hacía vocalmente del solo de violín.
Siempre preferí las canciones, sin interesarme lo típicamente bailable. Así, me
reduje a la canción, sin cantar chacareras, zambas ni gatos, por ejemplo".
Todavía se recuerdan las exitosas y brillantes presentaciones de Patrocinio Díaz,
sus temporadas en Radio Splendid donde comenzó a cantar en 1928- v casi
inmediatamente en Radio Belgrano, y después hacia 1938 en Radio El Mundo.
En 1922 contrajo enlace con don
Juan T. Mauri, su compañero de siempre, empresario esforzado de dignísimos
espectáculos folklóricos, cuando éstos no prometían buenos resultados
financieros.
Patrocinio Díaz abordó por única
vez el cine, en "Juan Moreira", película que protagonizó Domingo
Sapelli. Con Filiberto que había formado entonces un coro magnifico participó
en el estreno del Teatro París. Formó parte de la admirable compañía "Arte
de América", en la que cantó, siempre como solista. Grabó para él sello
"Odeón", y sería magnífico regrabar esos discos, hoy totalmente
agotados. Hizo, no hace mucho, unas audiciones especiales para Radio Municipal.
Ahora esperamos que su voz, que tiene la pureza de una "flor del
aire" y el lirico encanto de las calandrias norteñas, vuelva a deleitarnos
otra vez, con su intacta frescura como cuando sus vidalas santiagueñas eran un
rocío de belleza y sosiego en la ciudad a la que su voz conquistó.
Publicada originalmente en Revista Folklore
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