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7/6/24

Patrocinio Díaz, la dulce calandria santiagueña

 

Me gustas, Patrocinio, porque cuando cantas, pintas.

Así decía "Don Montiel" -aquel gran criollo entrerriano a nuestra gran Patrocinio Díaz, cuando la sensible cancionista de cosas de la tierra prestigiaba "Cenizas del Fogón", la recordada y digna audición de otros tiempos.

Y Germán de Elizalde-maestro de canto se dirigía también a la artista santiageña para expresarle:

-Hace años que enseño canto. Me esfuerzo en perfeccionar la voz de quienes acuden a mí. Usted, a su modo, canta sin sujetarse a algunas leyes, pero canta bien. Canta como los pájaros. A los pájaros, nadie les ha enseñado a cantar, y, sin embargo, cantan bien....

Estaba todo dicho. Pero podemos agregar algo aún. Mieles del Norte trae Patrocinio Díaz en su garganta. Mieles perfumadas de flores humildes, como la "miel de palo" de su solar santiagueño. Su voz es un milagro de la canción popular. Dulzura profunda, gentileza respetuosa y entrañable, fidelidad a la letra y su sentido, delicadeza de expresión.

Patrocinio Díaz es un alto valor del canto folklórico argentino, de la canción nacional. Decimos es y no afirmamos ha sido, porque, por otro milagro venturoso, su voz se mantiene intacta, pura y entera. Quienes la admiran y son muchos desean ansiosamente que ese otro milagro se produzca: su reaparición en nuestras ondas radiales, en las que duran- te tanto tiempo deleitó a sus oyentes.

Patrocinio Díaz que se llama, en realidad, Patrocinia (y así lo dicen sus documentos, a despecho de que la gramática expresa que su nombre no tiene fe- menino) nació en la ciudad de Santiago del Estero, en la calle Belgrano nº 212, antigua casona de la esquina de Belgrano y Salta, llena de plantas y flores. Patrocinio viene de antigua gente criolla. Santiagueños son sus abuelos. También sus padres, Rosario Valdez y Domingo Díaz. De las seis mujeres y un varón que compusieron la descendencia, ella vino a ser la única cantora, pero los justificó a todos... De niña le decían cariñosamente "La Mochita", por su pelo crespo y ondulado. Cantó prácticamente desde su niñez. Era requerida para festivales y beneficios. Estudió en Santiago, en el Colegio Belén (atendido por religiosas), y luego en la Escuela Normal, pero no finalizó sus estudios. "Me tiraba demasiado el canto", nos confiesa. Empezó a aprender solfeo entonado sin piano con el maestro Manuel Gómez Carrillo y la es- posa de éste, "Después, como en mi casa eran pobres y no podían comprar el piano que necesitaba para mis estudios -nos dice, ya con conocimientos musicales, opté por la guitarra, instrumento que aprendí con don Andrés Chazarreta". "Toda la vida he cantado, desde jovencita, con esa audacia de la edad -continúa diciéndonos, y antes de integrar el conjunto de Chazarreta yo ya había hecho, como mezzosoprano, el papel de "Lola" en "Cavallería rusticana" y el de "Mimosa" en "Geisha", en una compañía de aficionados. Mi voz es de soprano lírica".

En 1921 el 19 de marzo Patrocinio Díaz hace su debut en Buenos Aires, en el Teatro Politeama, con la compañía de Andrés Chazarreta, que es traída por el animoso empresario Juan Teodoro Mauri. Fue un verdadero impacto, una sorpresa de auténtico mensaje norteño en la ciudad distraída. Ricardo Rojas publicó en "La Nación" un artículo altamente laudatorio, titulado "El coro de la selva". En el mismo había palabras de enconio para la gracia y la fineza de Patrocinio Díaz. Como recuerdo de aquella temporada memorable, conserva Patrocinio Díaz sus largos vestidos de paisana, adornados con volados, y piadosa- mente guarda también sus trenzas de criolla...

"Yo tengo mi manera de ser. Si no siento una canción, no la canto. Para cantar una canción, hay que sentirla y hay que vivirla" Está dicho todo en estas palabras de la intérprete, que añade a la sensible fineza de su voz una expresividad y autenticidad que viene de la convicción con que canta. "Cuando empecé a cantar en Buenos Aires -nos agrega ahora- yo quería hacer conocer la vidala, que era mi fuerte. No siempre podía hacerlo. Para penetrar en los programas debía alternarla con otras composiciones: una vidala, un estilo. Y hasta no pocas veces un tango- canción, de esos líricos y finos como "Caminito" o "Aquel nocturno". Mucha gente me recuerda toda- vía por la parte en que, en este tango, yo hacía vocalmente del solo de violín. Siempre preferí las canciones, sin interesarme lo típicamente bailable. Así, me reduje a la canción, sin cantar chacareras, zambas ni gatos, por ejemplo". Todavía se recuerdan las exitosas y brillantes presentaciones de Patrocinio Díaz, sus temporadas en Radio Splendid donde comenzó a cantar en 1928- v casi inmediatamente en Radio Belgrano, y después hacia 1938 en Radio El Mundo.

En 1922 contrajo enlace con don Juan T. Mauri, su compañero de siempre, empresario esforzado de dignísimos espectáculos folklóricos, cuando éstos no prometían buenos resultados financieros.

Patrocinio Díaz abordó por única vez el cine, en "Juan Moreira", película que protagonizó Domingo Sapelli. Con Filiberto que había formado entonces un coro magnifico participó en el estreno del Teatro París. Formó parte de la admirable compañía "Arte de América", en la que cantó, siempre como solista. Grabó para él sello "Odeón", y sería magnífico regrabar esos discos, hoy totalmente agotados. Hizo, no hace mucho, unas audiciones especiales para Radio Municipal. Ahora esperamos que su voz, que tiene la pureza de una "flor del aire" y el lirico encanto de las calandrias norteñas, vuelva a deleitarnos otra vez, con su intacta frescura como cuando sus vidalas santiagueñas eran un rocío de belleza y sosiego en la ciudad a la que su voz conquistó. Fuente: revistafolklore.com.ar

Publicada originalmente en Revista Folklore

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