A la vera de los grandes siempre hay alguien que aporta su granito de arena o de roca para que el lucimiento adquiera más brillo.
En materia
interpretativa, ese es el papel que representan los acompañantes, no siempre
valorado realmente.
Uno de estos seres es
santiagueño de La Banda y se Ilama Juan Carlos Gramajo.
Ariel Ramírez había
escuchado las mentas sobre sus habilidades con el bombo y lo mando llamar hace
dos años. Desde entonces Gramajo usa smoking.
- ¿Sofisticado? No.
Jerarquizado, sostiene. Yo fui muy apegado a lo tradicional. Dentro de las
creaciones musicales de Ramírez, me he salido un poco de eso. Por ejemplo, al
interpretar "Cajita de Música" tuve que agregar una serie de
chirimbolos por el motivo del tema: cajitas chinas, cocos, etc. En un caso así,
por supuesto que uso otros recursos sonoros, pero cuando se trata de una
chacarera ya es otro cantar. Los santiagueños la tocamos de una sola manera.
Los no santiagueños la tocan distinta. Es un ritmo difícil y hay que haberlo
bebido en la fuente para hacerlo con el verdadero sabor, por más música que se
sepa. Yo fui bombisto de Bailon Peralta Luna y de Andrés Chazarreta; creo tener
una formación seria. Don Andrés se preocupaba mucho porque las cosas se hicieran
bien. Yo tuve el gusto de estar el día en que le entregó la batuta a su hijo Agustín.
Con Ariel Ramírez me
entiendo muy bien. Me marca las cosas de acuerdo a lo que quiere, pero me deja
total libertad para crear porque lo mío es intuitivo. Yo me sentía muy
identificado con don Andrés Chazarreta. El en el escenario presentaba siempre
escenificaciones de leyendas costumbres. Y yo me sentía cómodo con todo eso.
Actualmente sigo acompañando sus obras, pero ya no lo hago de la misma manera
que lo hacía antes. La diferenciación es la manera de personalizar cada
trabajo. Hay que vivir actualizado paralelamente al universo como yo hago con
Ariel. Aunque sea folklore, evolucionamos.
Vengo de una familia
de artesanos. Desde mis abuelos hacedores de bombos, como actualmente siguen
haciéndolo mis hermanos Aurelio y Ricardo. Uno vive en Palermo y el otro en
Santiago del Estero. Yo también sé bastante sobre el bombo, no solo tocarlo. Ya
hace tiempo, realizando una gira con un grupo de danzas yo hacía charlas sobre el
bombo en las universidades. Era por Centroamérica y a la vez aprendí los ritmos
de allá, que ahora utilizó mezclándolos con los argentinos. Ese aprendizaje me
enriqueció.
Tengo un estilo
propio. Mi estilo, comparado con el de Domingo Cura es totalmente distinto. Lo
mío, además de ser intuitivo es auténticamente folk y utilizo más el parche que
los aros. Justamente en el malambo de Ariel, tengo una parte solo y pueden
apreciarse todos mis recursos.
Las últimas
actuaciones fueron en el Festival del Poncho, Córdoba, Chascomús y ahora
regresamos a Brasil mientras nos preparamos para una gira por Europa. Mientras
tanto, aquí, en la Capital, no estamos inactivos.
¿Un buen bombo
legüero? Debe tener parche de oveja preñada cuereada por el lomo porque es más
elástico y más resistente.
Sé bastante de bombos
y voy ascendiendo en mi carrera. Del bombo de carnicero seguí al de tres laguas
y ahora en el de concierto, ¿qué le parece?
Publicada originalmente en Revista Folklore

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