Se llamaba SANTOS MORENO que había nacido en 1840.
Al
morir su madre, su padre, se trasladó a una propiedad ubicada en la barranca
del Río Dulce, en la bajada del antiguo camino al Polear.
Su
padre la educó y crio en el campo, enseñándole a montar y a trabajar en una
pulpería propia, donde solían recibir visitas de viajantes, soldados y
comerciantes de carne.
Esta
rubia de trenzas, ojos verdes y de padres vascos franceses, tuvo activa participación
en la Batalla de Pozo de Vargas, colaborando generosamente con caballos, vacas,
peonada y hasta convenció a su progenitor para alistarse a la guerra en 1867,
en la cual, su padre fue degollado.
Tanto
charlaba y trataba con los hombres gauchos que, sin querer, adquirió sus
modales.
Su
temple se tornó dominante que cuando entraba a la pulpería, se hacía un
silencio casi marcial, ante el respeto y la imponencia que ostentaba aquella
joven rubia.
"La
Rubia Moreno", vestía falda roja, poncho tejido, vincha colorada y un
puñal de cabo en la cintura.
Quizás
sin un concepto político, fue leal a Taboada, se alistó al mando de algunos
soldados regulares.
Cuando
falleció Antonino Taboada, el nuevo poder político la despojó de todos sus
bienes.
Hacia
1880, anciana, débil y pobre, trabajó como empleada doméstica en el hogar de su
tía María Rojas, quien residía en lo que hoy serían las calles San Carlos y Las
Heras de la ciudad de La Banda.
Sus
restos descansan en el Cementerio de la Misericordia.
(Las
imágenes son a modo de ilustración)
Fuente: DE OMAR SAPO ESTANCIERO
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