El Clima en Santiago del Estero

14/12/22

LA NAVEGACIÓN DEL RÍO SALADO

 Parte I

<<Los canales navegables son caminos que andan». (Pascal)

Créditos El Liberal


«... La navegación del Salado, va a hacer fraternizar a estos pueblos, más que el mejor arbitrio político; porque la conveniencia recíproca establece la unión y la armonía. Nuestros campos hoy desiertos, serán mañana poblados por activos agricultores, y donde sólo se ven rancherías miserables se levantarán ciudades que harán poderosa la Nación y respetable nuestro nombre...» (Carta de B. Fresco, vecino de Salta, a Rams en 1859).

LOS RÍOS DEL CHACO: PRIMEROS ANTECEDENTES DE NAVEGACIÓN

Mucho antes de la aparición de los buques de vapor y de los ferrocarriles, comerciantes y gobernantes visionarios anhelaban extender la navegación de los ríos del Gran Chaco, a pesar del desconocimiento casi total que se tenía de esta región del Virreinato del Río de la Plata. La esperanza de lograr el desarrollo económico de esta vasta extensión situada entre el Paraguay, la Argentina y Bolivia, se convirtió en idea fija entre los que consideraban que el sueño de San Martín, Artigas y Bolívar de constituir la patria grande americana podía ser perfectamente cumplido.

Ya en el año 1808, el Consulado de Buenos Aires, bajo la inspiración de don Manuel Belgrano, había considerado un proyecto para traer los productos y mercaderías de las provincias andinas por el río Bermejo. Las márgenes del río serían colonizadas para asegurar las comunicaciones a lo largo de esta ruta. Los comerciantes, empero, se vieron obligados a manifestar que... «<si bien el proyecto será, a su debido tiempo de suma utilidad, para los hombres y el comercio... sin embargo, todo esto deberá realizarse en tiempos más tranquilos...>>¹.

Durante la guerra de la independencia los proyectos y expectativas que habla sobre el comercio y la colonización del Chaco quedaron en suspenso. Recién en el año 1824 se constituyó en Salta la Sociedad del Río Bermejo que envió una expedición exploratoria que llegó hasta el río Paraguay, y que a la par de cumplir amplios reconocimientos y de probar la navegación del Bermejo, fue el anteceden te más importante de navegación de los ríos interiores. Hubo otros intentos posteriores, como los que llevaron a cabo después del gobierno de Rosas, dos integrantes de esta sociedad que pretendían establecer un sistema de barcos a vapor para navegar este río y que se aventuraron aguas abajo en un bote de fondo plano para demostrar que la navegación a vapor era perfectamente posible. El gobierno de Bolivia, como el de la provincia de Corrientes apoyaron estos intentos?.

En el año 1853, el capitán de la marina norteamericana, Thomas J. Page, había incursionado al comando del vapor «Wather Wich» (bruja de las aguas) por los ríos Paraná, Uruguay, Pilcomayo y Bermejo, estudiando las posibilidades naturales que los mismos tenían como medio de comunicación. En todos estos ríos, el marino norteamericano desarrolló una acción vasta y de enorme importancia científica, dejando perfectamente establecido que «en una u otra forma eran navegables, de importancia, y dignos de ser tenidos en cuenta en el futuro como las vías económicas que convenía a las regiones que atravesaban».

El gobierno argentino, preocupado por el éxito de la colonización y navegación de los ríos del Chaco envió también representantes a esa región para concertar planes de colonización de largo alcance y obtener la paz con los indios y comunicaciones por los ríos con otras regiones de la república. Con ese motivo experimentados exploradores como Luis Jorge Fontana fueron estimulados en sus estudios sobre las posibilidades del desenvolvimiento del Chaco.

También el río Pilcomayo fue objeto de intentos de exploración. El gobierno de Bolivia, interesado en establecer algún servicio de conexión con alguna línea argentina de vapores que pudiera navegar por los ríos del Chaco realizó algunos intentos, sin muchos resultados, con canoas y botes demasiados bajos para el mencionado río.

Pero fue el Río Salado el que atrajo mayores expectativas y esperanzas, sobre todo en los que tenían la arraigada convicción de que quedaban todavía grandes zonas de riqueza sin explotar y que esperaban sólo la mano del hombre. A pesar de los fracasos en realizar el viaje completo entre Córdoba y el Paraná, los empresarios de Santa Fe, en especial, no perdieron su interés por la empresa, interés que de alguna manera estaba asentado sobre razones bastante poderosas, como las que enunciaremos: a) La región que este río atravesaba no era tan salvaje como la del Bermejo y el Pilcomayo, zona de fronteras con los indios; b) Los programas para la navegación del Salado podían cumplirse totalmente dentro de la jurisdicción argentina, y bajo el control de nuestras leyes.

EXPEDICIÓN DE THOMAS J. PAGE

Si bien existen algunas referencias a una expedición realizada en bote en el año 1755 entre Matara (Santiago del Estero) a Santa Fe, de la que se propusieron algunos trabajos artificiales para asegurar la navegación sobre el río Salado, podemos decir que recién con el marino norteamericano Thomas J. Page, en el año 1855, se recorrió casi en toda su extensión este río, probando su navegabilidad. Esta expedición tuvo una importancia fundamental ya que fue el origen mismo de una serie de grandes proyectos para convertir el río Salado en la gran arteria fluvial de América. Describiremos algunos de sus aspectos y conclusiones fundamentales.

El día 13 de julio de 1855 una multitud se había dado cita en el puerto de Santa Fe para despedir al marino norteamericano, que a bordo del vapor «Yerba», iniciaba la navegación por el Salado. La expectativa era enorme, no sólo por las perspectivas que se habrían para las provincias del norte y para Santa Fe al comprobar la navegación del río, sino que, según los propios relatos de Page, la expedición iba hacia lo desconocido; se le había dicho antes de partir:

"...por aquellos que se tenían por los mejor informados que probablemente, podría subir cuarenta y cinco millas; por algunos, que no había río; y por los otros, que tomaba su origen en tina de las numerosas lagunas de aquella extensión de campo».

En la primera parte de la expedición o acompañaron a Page el propio gobernador de Santa Fe, Cullen, y su familia, en prueba del apoyo del gobierno de la Provincia. El vapor asciende con suma facilidad el río hasta el lugar denominado como Monte Aguara, donde se ven obligados el día 26 de julio, a seguir la exploración en botes por la gran bajante de las aguas y lo peligroso que podía significar continuar la navegación en el «Yerba». Page dice lo siguiente.

«Con gran sentimiento deshago el camino, pero con haber ascendido y demostrado la navegabilidad del río Salado hasta Monte Aguará, hemos obtenido algo. Su carácter uniforme, curso firme y barrancas bien definidas; su creciente tal como lo indican marcas en los árboles; la pampa firme a través de la cual todo corre, todo induce a creer que es un río apropiado para la navegación hasta un punto superior al alcanzado. Su explotación completa es de importancia no sólo para la Confedera ción Argentina, sino para todo el mundo comercial».

Page regresa a Santa Fe y decide dirigirse de inmediato hasta la provincia de Santiago del Estero para, desde allí, remontar desde un punto cualquiera el Salado hasta Monte Aguará.

Gobernaba la provincia de Santiago don Manuel Taboada, quien junto con sus hermanos desarrollaron en esa época un vasto poder regional. Después de Caseros, los Taboada optaron por seguir la suerte de la Confederación, cuya organización parecía en esa época viable a todos, pese al derrotero segregacionista que había tomado la hermana mayor Buenos Aires. Sólo después de Pavón los Taboada se aliaron con Mitre.

Los Taboada se interesaron vivamente en la navegación del río Salado y por intermedio de Lavaysse se relacionaron con Manuel Leiva, Ministro de Urquiza, en ocasión del acuerdo de San Nicolás, a los fines de que apoye dicho proyecto. Manuel Leiva escribía lo siguiente a M. Taboada, gobernador de la provincia: «Solicito informe de cuantos detalles crea convenientes a este respecto, porque si es así, se podría conseguir que el Director Provisorio prestase su cooperación con los fondos nacionales, quizás en el todo de los gastos del presunto que Ud. me indica, pues a no dudarse, el Salado vendría a ser un río navegable y proporcionaría inmensas ventajas al comercio Ese era el pensamiento de los Taboada. Unir Santiago con el litoral beneficiando de esa manera el comercio de cueros, lanas y otros frutos del país. Los propios Taboada tenían estancias pobladas de vacunos e importaban además mulas del litoral enviando las posteriormente a Bolivia y al Perú.

Page, por lo tanto, es recibido por Manuel Taboada, en Santiago del Estero, con enorme entusiasmo y le presta toda clase de ayuda para el éxito de la expedición. En una canoa de propiedad del propio gobernador, que se encontraba en el río Dulce, de dieciocho pies por tres de largo, Page decide continuar su travesía. La canoa es, transportada por el general Antonino Taboada y su tropa hasta el río Salado, llegando a Matará el día 19 de septiembre de 1855.

En Matará comienza a descender lentamente el río, buscando Monte Aguará. La navegación es en parte penosa por los raigones y troncos atascados en su curso. Cuando las condiciones no lo permiten, Page seguido por el infatigable Antonino Taboada, sigue el curso del río por la costa. Las regiones que se abren ante los ojos de los norteamericanos, asombran por su belleza y esplendor sin par:

«Cruzamos una extensión ondulada cubierta de alfalfa hasta donde alcanzaba la vista, por el medio de la cual serpenteaba el Salado en forma de un atrayente río bordeado de árboles... La atmósfera era resplandecientemente clara y el aire balsámico e impregnado por el perfume de la flor de la alfalfa a través de la cual pastaban los caballos y vacunos enterrados hasta la barriga. Pensé que nunca había visto una región pastoril más rica y hermosa».

Satisfecho por el descubrimiento de que «un vapor debidamente construido para la navegación del río podría remontar, la mayor parte del año, de Santa Fe a Navicha», el incansable marino y su tripulación se dirigen hacia Salta.

En esta ciudad el entusiasmo era también notable. Los habitantes ya habían formado una sociedad para la adquisición de vapores apropiados para navegar el Salado y para solicitar del gobierno central que removiera los obstáculos que se oponían a la navegación y desde Miraflores, muy cerca de la capital salteña el segundo de Page, el teniente Murdaugh, remonta nuevamente el Salado en dirección de la estancia que el general Taboada tenía en Sepulturas. Murdaugh, sin dificultad, realiza travesía y señala en su informe que el trayecto desde San Miguel hasta Sepulturas era perfectamente navegable.

Page redactó un interesantísimo informe donde destacaba que el río Salado era navegable en una extensión de ochocientas millas y señalaba la celeridad con que se podían realizar estos viajes, «poniendo en comunicación con el Atlántico a algunas de las más ricas y populosas provincias, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy, etc., cuyos productos hasta hoy han sido llevados al puerto de Rosario por carretas de bueyes, empleando diez meses para ir y volver, y los que ahora en botes, pueden llegar al mismo puerto en quince días y volver cargados de mercaderías en veinticinco...». También aseguraba, en una carta enviada al general Taboada, con fecha 26 de noviembre de 1853 que:

«No habría dificultad para él en encontrar capitalistas en los Estados Unidos que se embarquen en la Empresa de Navegación de Salado

REPERCUSIÓN EN LAS PROVINCIAS DE LA CONFEDERACIÓN

El éxito obtenido por la expedición de Page despertó el cálido entusiasmo de las provincias recorridas por el río. Hemos visto el apoyo brindado por Salta y Santiago del Estero. En Tucumán, el recibimiento a Page fue apoteótico. Se brindaba en todos lados por uno de los acontecimientos más importantes en la historia del país, a partir de la independencia. Pero quizás, reflejen todo este sentimiento en su mayor medida las apreciaciones de don Vicente G. Quesada, uno de nuestros más ilustres hombres de letras, que escribía lo siguiente desde el periódico El Comercio de Corrientes:

«A primera vista parecería que Corrientes no está íntimamente interesada en la prosperidad de las provincias del norte pero estudiando sus conveniencias comerciales descubrimos cuánto ganaría siendo navegable el Bermejo y abriendo un camino por el Chaco... Santiago del Estero, esa provincia situada casi puede decirse en el centro de la nación, busca bajo la inteligente administración de nuestro amigo el señor Taboada una salida al Paraná para exportar así la multitud de valiosos productos que hoy se pierden por la carestía de los fletes y la inmensidad de las distancias... De este modo, los frutos de Santiago, Catamarca y Tucumán buscarían su salida al Paraná y el comercio de Goya utiliza y se desarrollaría inmensamente».

Terminaba su artículo señalando enfáticamente Quesada:

«Los proyectos de la naturaleza del presente merecen ser apoyados por los verdaderos patriotas: dar vida a poblaciones que mueren civilizar multitudes salvajes, es altamente moral y profundamente humano. Lo hemos dicho ocupándonos de la provincia de Santiago del Estero, que su porvenir dependía de buscarse una salida por el Chaco al Paraná, esta creencia que tenemos desde que conocimos las localidades hablamos con personas competentes ha merecido siempre la atención preferente del señor Taboada, a quien felicitamos muy especialmente".

Proféticas palabras las de Vicente Quesada. Era de fundamental importancia para Santiago evitar el aislamiento en que se encontraba. Pocos años después, fracasada la navegación por el Salado, el ingreso del ferrocarril iniciaría la destrucción de la provincia.

Fuente: Libro "Hacha y Quebracho" de Raul E. Dargoltz

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