Una publicación muestra cómo era la vida cotidiana durante
la Independencia.
El historiador Miguel Ángel De Marco dirigió esta obra de
Clarín que revela costumbres de la época poscolonial.
Por Maria de la Paz Garcia
Ex presidente de la Academia Nacional de la Historia por
tres períodos, el historiador Miguel Ángel De Marco encabezó la tarea de
reconstruir la vida cotidiana en la época de la Independencia. ¿Cómo se vivía
hace 200 años, cómo eran las relaciones entre las familias, qué se comía? ¿Qué
rol tenían las mujeres? De Marco cuenta aquí algunos pormenores que fueron
desentrañados por él y sus colaboradores, los historiadores Ariel Eiris y
Virginia Laporta, al realizar esta obra de Clarín.
¿Qué rasgos de la
vida cotidiana de 1816 llegaron a nuestros días?
Mientras en una megalópolis como Buenos Aires la vida
cotidiana se desenvuelve a un ritmo condicionado por un medio frecuentemente
hostil, en las ciudades y pueblos del interior se conservan con mucha nitidez
ciertos rasgos de hace doscientos años. Se duerme la siesta, se realizan
reuniones familiares prolongadas, se participa en las procesiones religiosas.
Sin embargo, hay un rito que proviene desde varios siglos atrás y sobrevive
intacto en todo el territorio argentino: el mate.
¿Cuáles son los
rasgos cotidianos que más han costado reconstruir a los historiadores?
Los que se refieren a la vida íntima, a lo que ocurría
puertas adentro de las casas. De todas maneras, hay documentos que permiten
aproximaciones. Los historiadores, por más que dediquemos nuestras vidas a la
reconstrucción del pasado, sólo lograremos conocer una pequeña parte de él pues
ni los documentos oficiales, ni las cartas íntimas, que sin duda ofrecen
detalles valiosos, ni los expedientes judiciales, donde muchas veces se
desnudan intereses, permiten llenar espacios recónditos que sólo conocieron los
protagonistas.
¿Cuáles eran los
niveles de higiene de aquellos tiempos?
Considerados desde la óptima de hoy, bajísimos. La gente no
le prestaba demasiada importancia. Bastaba con lavarse (y no siempre) las manos
y otras partes del cuerpo. Las dificultades para obtener agua, que eran muchas,
no pesaban demasiado porque el hábito del baño era casi inexistente.
¿Cómo se cocinaba en
las ciudades y en las zonas rurales?
En las casas más adineradas de las ciudades, la variedad de
productos para la cocina era amplia y exigía mayor destreza para prepararlos.
Era una tarea que no se solía delegar al personal doméstico sino que se
reservaba la señora de la casa. En el ámbito rural, existían poquísimos
productos de huerta y el alimento corriente era la carne. Los gauchos y los
hacendados asaban un trozo de carne y la acompañaban con vino carlón o mates.
El pan era un artículo de lujo, y pocos contaban con harina y hornos para
prepararlo por lo que, cuando podían, consumían galleta, que duraba más.
¿Qué rol tenía la
mujer en la sociedad y en la política?
Su papel era extremadamente importante. Fuesen “patriotas” o
“realistas”, eran sumamente apasionadas. Además sabían luchar por sus ideas y
sus amores, aún oponiéndose a la rígida estructura de la sociedad.
¿Qué implicancias y
qué valor tiene hoy la declaración de Independencia de 1816?
Hace tiempo gran parte de los argentinos parece
haber dado la espalda a su propia historia. La instauración de un relato
oficial maniqueo, que se trasladó, salvo excepciones, a la enseñanza, convirtió
a las grandes gestas del país en referencias remotas y sin valor práctico, con
personajes estereotipados. De ahí que sea indispensable explicar la importancia
de ser independientes: el ejemplo de los que llevaron adelante un proceso
difícil, plagado de sacrificios y peligros, con el propósito de emanciparse de
toda dominación extranjera “en unión y libertad”, debería estar siempre
presente en la conciencia de la sociedad.
Fuente: Clarin
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