Signo de su personalidad fue descubrir,
interpretar, dilucidar el alma del pueblo santiagueño.
Presentar aunque sólo sean aspectos de la obra del Dr.
Orestes di Lullo, uno de los más notables representantes de la cultura
santiagueña, es tarea de gran responsabilidad.
De familia de origen italiano, nació en 1898 en la ciudad de
Santiago del Estero.
Sus estudios tuvieron cima al graduarse de doctor en
Medicina en la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Al regresar a su ciudad natal se dedicó a su profesión y
también, dictó cátedras. Fue, no olvidemos, como Canal Feijóo y otros
distinguidos santiagueños, un integrante de “La Brasa”, verdadero cenáculo
intelectual del ámbito mediterráneo.
Muchos fueron los premios y distinciones recibidas, entre
otras ser miembro de cuatro academias nacionales, del Instituto de Folclore
Americano de los Estados Unidos; de las sociedades folclóricas de México y
Uruguay y también del Instituto Venezolano de Folclore.
Numerosos son sus trabajos. Precisamente, el ordenamiento y
análisis de sus obras nos permite señalar que su quehacer ha girado en torno a
cuestiones profundas, relacionadas muy particularmente con su provincia.
Signo distintivo de su personalidad fue descubrir,
interpretar, dilucidar el alma del pueblo en lo que respecta a su historia, el
folclore, la religión, la medicina y lo económico- social. Todo fue hecho con
pasión y con profundidad cultural.
La medicina y la alimentación popular, objetos de estudios
Pero veámoslo en su interminable itinerario de
investigaciones y estudios propios, que aparecieron impresos luego: En 1935,
“La alimentación popular en Santiago del Estero”; 1936, “Ensayo sobre folklore
de Santiago del Estero”; en 1940, “El Cancionero Popular de Santiago del
Estero”.
De este trabajo diremos que lo llevó a cabo por pedido
especial de su amigo Juan Alfonso Carrizo, el que completó la serie de los
Cancioneros del Noroeste, iniciada por el ya nombrado investigador
catamarqueño.
Del “Cancionero...” dice el Dr. Augusto Raúl Cortázar “que
el mismo carece de estudios preliminares que suelen dar noticias del método y
técnica seguida, que ilustra al lector respecto al ambiente y características
naturales y humanas de la región”.
Pero, el autor reunió después, en otro volumen muy nutrido,
datos e interpretación sobre el fenómeno folclórico santiagueño, que vino a ser
con holgura una introducción.
Cortázar está aludiendo a “El Folklore de Santiago del
Estero” aparecido en 1943, ya citado inicialmente, y cuyo subtítulo es
explicativo respecto de su alcance: “Materiales para su estudio y ensayos de
interpretación”.
Cabe señalar que nos interesan más los primeros que los
segundos, por la identificación del recolector con su medio, por su mayor objetividad
y por la cantidad.
Pero su incesante andar lo llevó a traducir, en otros
libros, todo el caudal de sus observaciones y reflexiones: en 1944, “El
Folklore de Santiago del Estero”; “Medicina y Alimentación Popular”, en 1946,
“La Agonía de los Pueblos”; en 1954, “Viejos Pueblos”. santiagueño. Por largos
veinte años, se desempeñó al frente del Instituto de Lingüística, Arqueología y
Folklore de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
También se interesó por otras cuestiones referidas a lo
social
Otros estudios importantes fueron: “La Vivienda Popular de
Santiago del Estero” (1969) en colaboración con Luis G.B. Garay, interesante
descripción de las técnicas criollas de construcción y connotaciones culturales
de la misma, y “Elementos para un estudio del habla popular en Santiago del
Estero” (1962).
Numerosas son pues las notas, artículos y otros estudios
publicados en revistas especializadas, así como los aparecidos en el Boletín
del Museo de la Provincia, Boletín de la Academia Argentina de Letras, Archivo
Venezolano del Folklore, Humanistas (publicación de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNT), todas calificadas contribuciones a las Ciencias del
Folklore.
La preparación de su tesis doctoral en medicina que trató
sobre “El paaj”, “una nueva dermatitis venenata”, sin duda alguna, lo introdujo
en el campo del “saber popular”, vale decir en nuestro folclore regional, que
continuó haciéndolo al investigar el tema de su primer libro “La Medicina
Popular de Santiago del Estero” y como nos consta a través de toda su
producción y vida, no dejó de enriquecerse y enriquecernos sobre el saber del
pueblo.
Obras completas sobre lo tradicional
Solía reiterarnos que “el folclore de un pueblo es su acervo
más precioso, lo que guarda celosamente en su intimidad y donde se debía
penetrar para descubrir algo más de lo que vemos en su fisonomía y aspectos
exteriores”.
Sabias observaciones a las que agregaba su convencimiento de
que “el folclore recoge las características que tipifican una cultura y un
ambiente, por lo que es necesario su estudio”.
*Los fragmentos publicados pertenecen al libro:
“El folklore de Santiago del Estero a través de sus estudiosos”. Fuente: Nuevo diario
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