El mate fue, para los españoles,
‘un vicio que fomentaba el ocio y que
contagiaba a todos, no siendo esto bueno para salud del alma y del cuerpo’.
El gobernador Diego de Góngora
escribió: “Hay en esta gobernación,
generalmente en hombres y mujeres, un vicio abominable y sucio que es tomar la
yerba con gran cantidad de hierbas calientes para hacer vómitos con grandísimo
daño de lo espiritual y temporal, porque quita totalmente la frecuencia del
santísimo sacramento y hace a los hombres holgazanes, que es la total ruina de
la tierra, y como es tan general temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace”.
En abril de 1595 una ordenanza
dictada por el teniente del gobernador, Juan Caballero Bazán, dispuso prohibir
el tránsito por los yerbales en las proximidades del Rrío Xejui y tamibén el
cultivo de la yerba. EL Padre Pedro Lozano, en su HISTORIA DEL PARAGUAY, afirma
que ‘la yerba es el medio más idóneo que pudieran haber descubierto para
destruir al género humano o a la nación miserabilísima de los indios guaraníes’.
Desde 1610, año de la llegada de
los primeros jesuitas al Paraguay, hasta 1630, se prohibió la exportación de
mate y su consumo. Los indios transportaban la yerba desde distancias enormes,
y llegaban a veces a tardar un año hasta volver a su punto de partida. La
prohibición del consumo de mate disparó la curiosidad de los consumidores, que
comenzaron a consumirlo clandestinamente. Así relató la epidemia el padre
jesuita Francisco Díaz Tanho: “No hay
casa de españoles ni vivienda de los aborígenes en que (el mate) no sea bebida
como pan cotidiano. Ha cundido tanto el exceso de esa asquerosa zuma que ya ha
llegado a la costa y otros muchos lugares de la América y Europa el uso y abuso
de ella, y es mi sentir que por el instrumento de algún hechiero la inventó el
demonio”.
El Tribunal del Santo Oficio de
la Inquisición llegó a considerar su uso, más que un vicio, “una superstición
diabólica”. Fuente: argentina-insolita.com.ar
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