Por Roberto Vozza
Félix Francisco Serravalle, más conocido por un alias que
cobró notoriedad en un tiempo romántico de su vida, el de “Comandante Puma” encabezo el 25 de diciembre de 1959 el primer
conato guerrillero del pais junto con un grupo de bravos compañeros entre los
que había algunos aun adolescentes cuando de madrugada coparon y tomaron por
asalto la comisaría de la ciudad de Frías al grito de: ¡Ríndanse!, ¡la
revolución ha triunfado!
A los policías que a esa hora estaban de guardia los
encerraron en un calabozo, al igual que al jefe, que bajó en paños menores
porque vivía en la planta alta de la dependencia. La operación consistió en
llevarse armas, municiones y un chancho asado que habían dejado vecinos de la
dependencia policial.
El grupo había llegado en un camión del que se apoderó en
dependencias de la entonces Obras Sanitarias de la Nación, en sus predios de
Avda. Roca y Patagonia. Y tras el copamiento y toma de la dependencia policial
friense, en ese mismo vehículo se trasladó hacia los montes tucumanos donde
vivenció una de las más apasionantes historias de su vida que los marcaría para
siempre por el nombre que habían elegido para la aventura: “los Uturuncos”, que en la lengua
regional quichua quiere decir tigre.
Resultó esta en consecuencia, la última patriada de lo que
hasta ese entonces se conoció como la “Resistencia
Peronista”; o acaso el primero de una larga serie de hechos que luego
desembocaron siendo parte de la guerrilla marxista que asoló el país.
La comisaría fue tomada con armas de madera pintadas de
negro con betún que fabricó el padre de Serravalle, que era carpintero; y los
uniformes que vestían confeccionados por las “Tías”, nobles y aguerridas mujeres peronistas que, con Melitona
Ledesma a la cabeza, contribuyeron con la empresa poniendo en riesgo su
integridad física y hasta sus vidas. El objetivo de la revuelta sería el primer
movimiento, el grito primigenio luego del cual se levantaría parte del Ejército
en todo el país a fin de sentar las bases para el regreso del derrocado y
exiliado ex presidente Juan Domingo Perón.
CONMOCIÓN EN SANTIAGO
El grupo comandado por Serravalle se conformó con cinco
muchachos jovencitos - algunos no habían cumplido 17 años - hijos de familias
conocidas de Santiago quienes la noche del 24 de diciembre, extrañamente para
el entorno íntimo, estuvieron ausentes de la tradicional mesa de celebración
navideña. Conocido el episodio de Frias, padres, hermanos y familiares,
comenzaron una angustiosa movilización para que emprendieran el retorno a sus
domicilios. Gobernaba la provincia entonces don Eduardo Miguel, y los
micrófonos de la emisora LV 11 fue vehículo de conmovedores llamados y mensajes
de convocatoria.
La aventura terminó pocos días después cuando los noveles
guerrilleros se entregaron a las autoridades luego de deambular por las sierras
tucumanas cercanas a Cochuna. Otros siguieron, como Serravalle, que estuvo
prófugo hasta el 14 de marzo de 1960, un día después de entrar en vigencia el
plan de Conmoción Interna del Estado (Conintes) implementado por el presidente
Arturo Frondizi que, entre otras medidas, restringía la vigencia de los
derechos y garantías constitucionales y la militarización de la población.
Serravalle había trabajado varios años como maestro de
taller en una escuela Industrial de la provincia del Chaco. Regresó a la ciudad
de La Banda, de la que era oriundo, e ingresó también como maestro de taller, a
la Escuela Industrial de la Nación de la capital. Al poco tiempo renunció para
adquirir maquinarias con las que se dedicó a la actividad privada, con un torno
mecánico adquirido mediante un crédito del Banco Industrial, instaló su taller.
Luego de una larga detención en la que pasó por varios
penales de la Argentina, ya libre, fue entrevistado por Ernesto “Che” Guevara, antes de seguir a Bolivia,
en un encuentro que tuvo lugar en la ciudad de Santiago del Estero por los años
60’.
Su vida luego fue vivir aferrado a su familia. De porte
distinguido, caminaba siempre erguido y con paso militar y no tenía reparos en
contar su historia, una y otra vez, esbozando siempre una sonrisa de niño que
no lo abandonó jamás.
Felix Francisco Serravalle falleció el 14 de febrero del
2003 en la ciudad de La Banda
En cuanto a los jóvenes guerrilleros que
conformaron aquel grupo de asalto, dos de ellos ya fallecieron. Publicado en
FBK por Patio Santiagueño
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