El Clima en Santiago del Estero

23/1/16

Uturuncos tomaron la comisaria de Frias con armas de madera y se llevaron hasta un lechón asado

Por Roberto Vozza


Félix Francisco Serravalle, más conocido por un alias que cobró notoriedad en un tiempo romántico de su vida, el de “Comandante Puma” encabezo el 25 de diciembre de 1959 el primer conato guerrillero del pais junto con un grupo de bravos compañeros entre los que había algunos aun adolescentes cuando de madrugada coparon y tomaron por asalto la comisaría de la ciudad de Frías al grito de: ¡Ríndanse!, ¡la revolución ha triunfado!

A los policías que a esa hora estaban de guardia los encerraron en un calabozo, al igual que al jefe, que bajó en paños menores porque vivía en la planta alta de la dependencia. La operación consistió en llevarse armas, municiones y un chancho asado que habían dejado vecinos de la dependencia policial.

El grupo había llegado en un camión del que se apoderó en dependencias de la entonces Obras Sanitarias de la Nación, en sus predios de Avda. Roca y Patagonia. Y tras el copamiento y toma de la dependencia policial friense, en ese mismo vehículo se trasladó hacia los montes tucumanos donde vivenció una de las más apasionantes historias de su vida que los marcaría para siempre por el nombre que habían elegido para la aventura: “los Uturuncos”, que en la lengua regional quichua quiere decir tigre.

Resultó esta en consecuencia, la última patriada de lo que hasta ese entonces se conoció como la “Resistencia Peronista”; o acaso el primero de una larga serie de hechos que luego desembocaron siendo parte de la guerrilla marxista que asoló el país.

La comisaría fue tomada con armas de madera pintadas de negro con betún que fabricó el padre de Serravalle, que era carpintero; y los uniformes que vestían confeccionados por las “Tías”, nobles y aguerridas mujeres peronistas que, con Melitona Ledesma a la cabeza, contribuyeron con la empresa poniendo en riesgo su integridad física y hasta sus vidas. El objetivo de la revuelta sería el primer movimiento, el grito primigenio luego del cual se levantaría parte del Ejército en todo el país a fin de sentar las bases para el regreso del derrocado y exiliado ex presidente Juan Domingo Perón.

CONMOCIÓN EN SANTIAGO

El grupo comandado por Serravalle se conformó con cinco muchachos jovencitos - algunos no habían cumplido 17 años - hijos de familias conocidas de Santiago quienes la noche del 24 de diciembre, extrañamente para el entorno íntimo, estuvieron ausentes de la tradicional mesa de celebración navideña. Conocido el episodio de Frias, padres, hermanos y familiares, comenzaron una angustiosa movilización para que emprendieran el retorno a sus domicilios. Gobernaba la provincia entonces don Eduardo Miguel, y los micrófonos de la emisora LV 11 fue vehículo de conmovedores llamados y mensajes de convocatoria.

La aventura terminó pocos días después cuando los noveles guerrilleros se entregaron a las autoridades luego de deambular por las sierras tucumanas cercanas a Cochuna. Otros siguieron, como Serravalle, que estuvo prófugo hasta el 14 de marzo de 1960, un día después de entrar en vigencia el plan de Conmoción Interna del Estado (Conintes) implementado por el presidente Arturo Frondizi que, entre otras medidas, restringía la vigencia de los derechos y garantías constitucionales y la militarización de la población.

Serravalle había trabajado varios años como maestro de taller en una escuela Industrial de la provincia del Chaco. Regresó a la ciudad de La Banda, de la que era oriundo, e ingresó también como maestro de taller, a la Escuela Industrial de la Nación de la capital. Al poco tiempo renunció para adquirir maquinarias con las que se dedicó a la actividad privada, con un torno mecánico adquirido mediante un crédito del Banco Industrial, instaló su taller.

Luego de una larga detención en la que pasó por varios penales de la Argentina, ya libre, fue entrevistado por Ernesto “Che” Guevara, antes de seguir a Bolivia, en un encuentro que tuvo lugar en la ciudad de Santiago del Estero por los años 60’.

Su vida luego fue vivir aferrado a su familia. De porte distinguido, caminaba siempre erguido y con paso militar y no tenía reparos en contar su historia, una y otra vez, esbozando siempre una sonrisa de niño que no lo abandonó jamás.

Felix Francisco Serravalle falleció el 14 de febrero del 2003 en la ciudad de La Banda
En cuanto a los jóvenes guerrilleros que conformaron aquel grupo de asalto, dos de ellos ya fallecieron. Publicado en FBK por Patio Santiagueño

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