A partir del año 1999 se
conmemora en Argentina el Día Nacional del Caballo.
Este festejo es una iniciativa de
la Federación Ecuestre Argentina; se reconoce así la importancia de este animal
en la historia del país y, a la vez, en homenaje a la participación del equino
en la organización histórica y económica, y en la vida deportiva de la
Argentina.
Se trata de una iniciativa
propuesta por la institución, que centra el festejo en esta fecha en recuerdo
de la llegada de Aimé Félix Tschiffely a Nueva York.
Este jinete suizo realizó un
intenso itinerario por la geografía americana, en un recorrido que se prolongó
desde abril de 1925 hasta septiembre de 1928 y que le permitió demostrar la
resistencia de los caballos criollos.
Aquellos dos fieles equinos, Gato
y Mancha, que hoy descansan en la estancia El Cardal junto a los restos del
andariego profesor extranjero que los llevó por horizontes lejanos a la
Argentina, son un símbolo de la entrega y la fidelidad del caballo a las causas
nobles que hicieron historia.
El 24 de abril de 1925 se inició
en Buenos Aires una de las travesías más famosas del siglo. Dos caballos
criollos, Mancha y Gato, guiados por el profesor suizo Aimé Tschiffely
recorrieron los 21500 Km (4300 leguas) que separan a la ciudad de Buenos Aires
de Nueva York y conquistaron el récord mundial de distancia y altura, al
alcanzar 5900 m. s. n. m. en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata
(Bolivia).
El viaje se desarrolló en 504
etapas con un promedio de 46,2 Km por día. Los caballos, animales tehuelches
comprados al cacique Liempichín en Chubut por Emilio Solanet, a la avanzada
edad de 18 años, probaron que la raza criolla tiene ejemplares insuperables
para los trabajos de campos y para la guerra, rudos oficios donde las líneas
elegantes son inútiles.
Durante el viaje cruzaron varias
veces la Cordillera de los Andes, y fue en esos cruces donde mayores
dificultades encontraron. El escabroso terreno se eleva a más de 5500 m y la
temperatura llega a 18° bajo cero.
El diario La Nación, junto a
otros medios, siguió desde sus páginas al valiente aventurero y sus caballos.
Algunas de las líneas decían así: "En Huarmey el guía no pudo más, ni sus
bestias. Los dos criollos Mancha y Gato se revolcaron, tomaron agua y después
se volcaron al pasto con apetitos de leones. De Huarmey a Casma, 30 leguas,
calores colosales…¡52 grados a la sombra!… sin agua, ni forraje, arena, arena,
arena. Los cascos se hundían permanentemente de 6 a 15 pulgadas en la arena
candente…".
Y en la editorial del 23 de
septiembre de 1928 quedó patentado el logro: después de más de tres años y
cinco meses, Aimé montado en Mancha, su fiel compañero (Gato tuvo que quedarse
en la Ciudad de México al ser lastimado por la coz de una mula), logró la
hazaña: "Al llegar a la Quinta Avenida de Nueva York llevaba en los cascos
de su caballo criollo el polvo de veinte naciones atravesadas de punta a punta,
en un trayecto más largo y rudo que el de ningún conquistador, y sobre su
pecho, en moño blanco y celeste, bien ganados como una condecoración, los
colores argentinos".
Fuente: noticiasambientales.com.ar
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