La otrora joya arquitectónica del centro de la
ciudad, hoy en ruinas, integra el patrimonio cultural nacional. La mansión
perteneció a Napoleón y Gaspar Taboada y es originaria del siglo XIX y se
aguarda por su puesta en valor.
Por Omar Estanciero:
En sus más recónditos recovecos, se esconden vivencias de
otras épocas, rescoldos de historias que hoy quedaron resguardadas en sus
húmedos paredones derruidos por el paso implacable del tiempo.
Remontarse al esplendor arquitectónico de la legendaria casa
de Los Taboada, obliga a imaginar lo que en sus albores fue este antigua casona
de comienzos del siglo XIX, un verdadero símbolo patrimonial de Santiago del
Estero.
Juntando las piezas que persisten, quizás sea posible
recrear lo que otrora fue esta mansión en el que habitó un hombre dedicado a
los negocios: Gaspar Taboada, hermano de Manuel, Antonino y Felipe Taboada.
La propiedad fue emplazada sobre un radio de 1500 metros
cuadrados cubiertos y se calcula que en su momento tuvo cerca de 21
habitaciones. Fue construida por los hermanos suizo-italiano Agustín y Nicolás
Cánepa, quienes en su oportunidad, fueron convocados por el entonces gobernador
Manuel Taboada para encarar en 1868 la construcción de la Iglesia Catedral y la
Casa de Gobierno (hoy el Centro Cultural del Bicentenario).
La casona donde vivió Gaspar Taboada fue heredada por su
hijo Napoleón, quien luego encaró algunas ampliaciones al inmueble,
introduciéndole un mirador estilo colonial y un aljibe en el primer patio.
“El 46”, una mansión de privilegio
Según cuentan las crónicas de época, el lugar representó “una mansión de hombres solos”, el lugar
indicado para el desarrollo de las incipientes actividades empresariales de la
provincia. Por su amplitud, la casona de calle Buenos Aires Nº 46 (hoy 136),
cobijó por años distintos emprendimientos comerciales, y fue en septiembre de
1886 cuando se inauguró el primer servicio telefónico de la provincia, a cargo
de los hermanos Ruperto y Juan Figueroa. Le sobrevinieron luego otro tipo de
intereses privados que eran alquilados al Dr. Napoleón Taboada, quien seguía
ocupando la mitad de la casa y manteniendo un fuerte vinculo con hombres
representativos de la sociedad, la política y el comercio de ese entonces.
Hacia fines del siglo XIX, “El 46” era la única casa numerada de la ciudad y fue allí donde
durante 13 años funcionó EL LIBERAL en sus inicios. El decorado zaguán del “46”; su mirador, aquel balcón cerrado
desde donde podía admirarse las casas bajas de aquellos años y su evocado patio
octogonal, eran algunos de los espacios más atractivos y únicos de la vieja
ciudad de Santiago del Estero. Después, instaló un negocio don Belisario
Carrillo, padre del profesor Ramón Carrillo, el reconocido sanitarista y primer
Ministro de Salud del país nacido en Santiago del Estero.
Con el tiempo, desaparecieron los negocios y quedaron
viviendo hacia fines del siglo XIX, en una mitad de la casa, los hermanos
Figueroa, y alternativamente don Napoleón y Fidel Taboada; Manuel Silvetti,
José Gómez, Eusebio García, entre otras personalidades de la época.
Los documentos cuentan que mucho antes fue allí donde se
evocaron las victorias de Pozo de Vargas, Los Laureles y El Ceibal, entre otras
gestas que fueron decisivas en lo que implicó la defensa de los intereses de la
provincia para su crecimiento.
Otros emprendimientos
En la casona del 46, también fue un lugar habilitado para
las actividades deportivas. Hubo un salón de esgrima, cancha de pelota a
paleta, y hasta tuvo una cancha de taba en los fondos. El Dr. Napoleón Taboada
instaló luego un estudio de abogado en 1892 y hasta se planeó la revolución
triunfante contra Absalón Rojas (gobernador entre 1886 a 1889 y un segundo
periodo, del 7 de octubre al 19 de octubre de 1892). Otros dos habitantes de la
casa, Juan y Ruperto Figueroa, simpatizaban con el movimiento que se alzó
contra Absalón Rojas. La asonada tuvo como centro de la conspiración esta
histórica casa. El Dr. Taboada no intervino, pero sabía del complot y guardó
las “armas rebeldes” en la casa.
La revolución logró deponer a Absalón Rojas y asumió el
cargo de gobernador el Dr. Santillán. La policía detuvo a los moradores y a
varios de los que prepararon la batalla. Muchos escaparon por los fondos, pero
cayó presa la junta revolucionaria que preparaba el manifiesto y todo el
personal de EL LIBERAL.
Napoleón Taboada vivió en esa casa hasta su muerte, ocurrida
en 1930, sin hacerle ningún retoque que cambiara su fisonomía casi centenaria,
según atestiguan las crónicas de época. Tras su deceso, el diario EL LIBERAL
pasó a ocupar por un buen tiempo el salón que daba sobre calle Buenos Aires.
Evocación
El primer patio de la casa se dividía al fondo, y por ese
fondo, la familia Taboada tenia salida a la calle 9 de Julio. En la otra mitad
del segundo patio existía una galería y demás dependencias. La primera pieza
era ocupada por la central telefónica. En el segundo patio estaba ubicada la
tipografía e impresora a mano: una vieja prensa imprenta, igual a la que usara
Johannes Gutenberg.
Eran tiempos en que los dueños de la empresa, solían
almorzar en esa casa. A la hora de la sobremesa era asiduo don Napoleón, “un gran conversador”, según lo
recuerdan. La vecindad residencial los hizo amigos a los Figueroa con don
Napoleón, a tal punto que eran correligionarios: ambos militaban en la Unión
Cívica Nacional, de tendencia liberal a los que se llamaban mitristas.
Hacia la revalorización del predio
Con solo arrimarse a la entrada principal de la casa sobre
calle Buenos Aires, puede visualizarse los vestigios de una galería con sus
vigas de madera, desperdigadas sobre sus dos patios internos. Además de su
entrada principal por calle Buenos Aires al 100, el ingreso por calle 9 de
Julio permanece cerrado desde hace varios años, y solamente se accede para
realizar tareas de desmalezamiento.
En la actualidad, los descendientes de los Taboada pretenden
que en algún momento recobre vida esta reliquia de alto valor patrimonial en la
provincia. En tal sentido, la arquitecta Aurora Ramos Taboada, hija de Nievela
Ramos Taboada y Luis López Ruiz, apostó por la revalorización del predio y su
pronta recuperación. “Habría que hacer
algo nuevo y restaurar lo poco que queda, como ser el histórico aljibe y
colocar una placa que indique que allí vivió una familia histórica de Santiago
del Estero”, sugirió.
Según Aurora, fue la familia Ruiz Taboada quien vivió en la
histórica casona los últimos años, hasta que el inmueble pasó a manos del
Estado provincial.
Entre los bienes más preciados que pertenecieron a la casa,
la arquitecta conserva un grabado inglés, un escritorio, un sillón tipo
cheslong, entre otras reliquias importadas, las cuales muchas de ellas fueron
restauradas.
“Los acuerdos
políticos más importantes tuvieron lugar en esa casa –evoca Aurora– Mi mamá
solía contar que allí estaba el estudio de abogacía de mayor prestigio de la
provincia (Ramos Taboada), y varias generaciones de familia transitaron sus
vidas por allí”.
Recordó además los bautismos y casamientos que
allí se suscitaron, grandes fiestas familiares que obligaban los cortes de
calle y una importante concentración de invitados que despertaban la curiosidad
de los vecinos. Fuente: elliberal.com.ar
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