Pedro Aparicio Villalba formalizó una fraternidad musical
con la guitarra desde muy niño. Los sones de las cuerdas de su guitarra lo
atraparon desde que tomó contacto con el instrumento en su pueblo natal.
Había nacido en “El Alambrado” Dpto. Banda un 4 de diciembre
de 1908. Su madre, Nicolasa Villalba, lo crió con todo el sacrificio, sola y
muchas veces sin tener los recursos necesarios para solventar su vida en el
campo.
Es por ello que decidió trasladarse con sus hijos a La
Banda, instalándose en el barrio Banfield, junto a sus parientes, la familia de
apellido Reyes.
“Apalo” de niño aprendió a “tocar de oído” la guitarra. Esto
lo llevó con los años a convertirse en un gran músico autodidacta. Tenía el
conocimiento de la tierra, entonces le fue más fácil aprender e indagar los
secretos de la guitarra, que fue su eterno instrumento, el que le dio todo.
Ya adolescente y afirmándose en las raíces, “Apalo” comenzó
a recorrer la bohemia bandeña. Los patios de las casas, llenos de jóvenes
músicos, ávidos del canto popular, con sus guitarras y sus voces interpretaban,
tangos, milongas, valses, rancheras, paso dobles y algún que otro tema
folclórico mostrando de esa manera el peregrinaje constante de esos jóvenes que
enriquecieron musicalmente a La Banda, convirtiéndola con los años en el
brasero del folclore santiagueño.
Corría el año 1940 y Pedro Aparicio Villalba tuvo su gran
oportunidad. Por supuesto no la dejó pasar. La única radio en la provincia por
aquel entonces, LV11 “Radio del Norte”, llamó a concurso para conformar una
orquesta estable y de esa manera acompañar a los artistas locales y nacionales
que visitaban la emisora.
“Apalo” se presentó y ganó su lugar. A partir de aquel año
se transformó en guitarrista estable de la orquesta de la radio en Santiago del
Estero.
Tenía 32 años y a partir de allí su vida cambio. Tuvo que
aprender a leer música, lo cual no le fue difícil, era virtuoso en lo suyo.
Desarrolló un intenso trabajo y le dio la oportunidad de conocer a recordados
músicos santiagueños, que con el tiempo se transformaron en sus amigos: Ángel
Rosario Paz (“Chori”) guitarrista, Fidel Lucero (“Ciego”) bandoneonista, Héctor
Carabajal (guitarrista), Justo Marambio Serrano (guitarrista), Pedro Pascual
Sánchez (“Virili”) guitarrista, Alberto “Huesito” Pérez, que con los años llegó
a ocupar la dirección artística de la radio.
La guitarra, su guitarra, aquella que “le dio todo”, como
supo decir alguna vez, y por la que tenía un gran respeto, también le dio las
alas necesarias para recorrer un camino artístico en Santiago del Estero.
Integró la “Orquesta v América”, “La orquesta de Jazz” de Lulo Gorostiza, “Los
Caballeros del Tango”, entre otras.
Además, acompañó a todos los cantores locales y nacionales
que llegaban a la provincia. Y los años también le dieron la oportunidad de
poder enseñar su arte a prestigiosos músicos bandeños como Alfredo “Alito”
Toledo (hoy integrante de Los Manseros), al recordado Guillermo Ocón (ex
integrante de “Los Quimsa”), también a reconocidos músicos como “Pochy” Carrillo,
Víctor Acuña, Luis Lazarte, entre otros.
En ese imaginario palacio de la buena música popular donde
se encuentran los músicos, cantores, poetas, escritores, bailarines,
guitarristas y donde todos llevan el sello bandeño, allí se encuentra también hoy
Pedro Aparicio Villalba, “Apalo”, formalizando una sociedad musical junto a su
guitarra y perpetuando su presencia y su influencia, porque lo más importante
es permanecer en la memoria de la gente y más allá de los cambios y las
fusiones “Apalo” vive en la memoria musical de su pueblo. Falleció en La Banda
el 3 de febrero de 1990.
Fuente: labandadiario.com
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