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8/9/09

EL COLECTIVO, UN "INVENTO" ARGENTINO.


En su "Reseña histórica acerca de la inventiva en Argentina", la Asociación Argentina de Inventores asegura sin hesitar que, en 1928, "Ángel Di Césare y Alejandro Castelvi inventaron el colectivo". Hay quienes sostienen que, en verdad, Di Césare y Castelvi se apropiaron del invento, en un típico caso de viveza criolla, y adjudican la innovación del colectivo a un grupo de taxistas que
solía "parar" en el café La Montaña, de Rivadavia y Carrasco: José García Gálvez, Pedro Echegaray, Rosendo Pazos, Felipe Quintana, Lorenzo Forte, Rogelio Fernández, Manuel Pazos y Aristóbulo Bianchetti, lo que se dice un invento colectivo. La misma versión extraoficial señala que este grupo salía desde Plaza de Mayo o el Hipódromo de Palermo, los fines de semana, hacia las canchas de fútbol. Cargaban en cada taxi a seis personas y en lugar de cobrarles un peso los llevaban por cincuenta centavos.
El taxista Di Césare y el carpintero catalán Alejandro Castelvi fueron quienes, usando maderas y lonas, prolongaron un vehículo con taxímetro y se quedaron con los laureles del invento. Pero aquella idea que la historia oficial ubica incluso con fecha fija: el 24 de septiembre de 1928, no era original. Catorce años antes, en Los Ángeles, había nacido el primer remedo de colectivo, al que los norteamericanos bautizaron jitney (autobús pequeño, colectivo, moneda de cinco centavos). Fotos tomadas en Los Ángeles en 1914,reproducidas en nuestro medio por la revista Todo es Historia, muestran a los jitneys cruzando las calles de la ciudad. Otras imágenes de la época pueden verse en la comedia It, con Betty Lou Spence y Cyrus Waltham Jr., uno de los clásicos del cine mudo filmado en 1917: en una de las secuencias se ve a Betty salir de su trabajo y tomar un jitney para llegar a casa. Los primeros
jitneys fueron Ford T no modificados, que podían llevar sólo cinco personas y, en algunos casos cargaban uno o dos más en cada estribo. En su ensayo "El colectivo: ¿un invento argentino?",Carlos Achával cuenta que el 1o de julio de 1914 un grupo de desocupados de Los Ángeles "se lanzó a cubrir un servicio con tarifa y recorrido fijos, a lo largo de algunas líneas de la Pacific Electric, la empresa tranviaria más poderosa de la región". Fue el público quien bautizó jitney
a estos rodados, una palabra del slang americano que equivaldría a nuestra "chirola". A menos de un mes de su irrupción en las calles, ya había unos ochocientos jitneys en la ciudad y comenzaban a surgir en todas las capitales de estado norteamericanas. Al año de su debut, entre seis y diez mil jitneys operaban en todo el país, aunque ninguno cumplía con un servicio regular de horarios, algo que funcionaba en detrimento de los tranvías que sí estaban obligados por ley
a mantener determinadas frecuencias, en ese caso con pérdida de ingresos. Tan pronto como se obligó a los jitneys a obtener licencias, depositar garantías y mantener cierta regularidad en el servicio, la mayoría de ellos desapareció de las calles. En otras ciudades, Northfolk, por ejemplo, se metamorfosearon en bus-jitneys, una versión mas cuadrada de nuestros colectivos. Y funcionaron en Honolulu hasta 1940, cuando salieron de circulación junto con los tranvías, su eterna competencia.

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