29/11/14

Santiago es la provincia con más desmontes ilegales



Un reciente informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación advierte que Santiago del Estero es la provincia con más deforestación y la que más viola la Ley de Bosques.

Según datos oficiales, desde la sanción de la ley Bosques en noviembre de 2007 hasta fines de 2013 se deforestaron en todo el pais 1.893.128 hectáreas, lo que equivale a una hectárea cada dos minutos.

El 80% de los desmontes se concentra sólo en cuatro provincias: Santiago del Estero (623.848 hectáreas), Salta (449.338 hectáreas), Formosa (221.756 hectáreas) y Chaco (218.034 hectáreas).

A pesar de que casi todas las provincias realizaron el ordenamiento territorial de sus bosques nativos, resulta muy preocupante que desde su implementación se haya desmontado más en bosques protegidos por la normativa (553.332 hectáreas) que en los que sí está permitido deforestar (503.948 hectáreas).

Las provincias en las que se desmontaron más bosques protegidos son Santiago del Estero (320.231 hectáreas), Salta (131.197 hectáreas) y Chaco (49.560 hectáreas).

“Resulta evidente la falta de decisión política para cumplir la Ley de Bosques de los gobiernos de Santiago del Estero y Salta, donde autorizan desmontes en bosques protegidos a pedido de los terratenientes, generando un grave impacto ambiental y el desalojo de campesinos e indígenas“, señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace. Fuente: www.visionsantiago.com/

26/11/14

Esteco II, “la ciudad perdida”: Arqueólogos de la UNLP hallaron en Salta una ciudad colonial enterrada a fines del siglo XVII

Una gran cantidad de mitos rodeaban la existencia de esta ciudad colonial que desapareció luego de un terremoto a fines del siglo XVII. Historiadores aseguran que una de las ciudades más prósperas del norte argentino, aunque algunos había llegó a asegurar que nunca había existido. Ahora, un equipo de arqueólogos de la Universidad Nacional de La Plata realizó encontró estructuras que permiten identificar la localización exacta del poblado. Aseguran que es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos 200 años.


Los estudios preliminares y las excavaciones fueron realizados por el equipo de expertos del etnólogo e investigador principal del CENEXA y del CONICET-UNLP, Alfredo Tomasini, en estrecha vinculación con la Dirección de Patrimonio Cultural de Santiago del Estero.

La historia de esta Esteco comienza en 1566, cuando el gobernador de Tucumán, Francisco de Aguirre, partió con un grupo de soldados para fundar Córdoba. Pero, en el camino, las tropas se sublevaron. Mandaron a Aguirre enjaulado a Charcas, en la actual Bolivia, y fundaron un poblado, aunque sin respetar las leyes de la época. Lo llamaron Cáceres, que era la procedencia de uno de los cabecillas de la revuelta.

Al año siguiente, la Audiencia de Charcas, mandó a refundar la ciudad, pero con todas las de la ley”, explicó tiempo atrás Tomasini que desde hace años está buscando las ruinas de la ciudad enterrada y agregó: “Le pusieron Nuestra Señora de Talavera, aunque siempre se la conoció como Esteco”.

Lo que comenzó como un caserío no tardó en crecer y se hizo ciudad. Pocos años después, Esteco tenía un hospital y tres iglesias. Incluso, el único cirujano de la gobernación de Tucumán vivía allí y también el que quizás haya sido el primer artista pintor que habitó nuestro país, llamado Rodrigo Sas.

Gran parte del progreso de Esteco se debió a su ubicación, a orillas del Salado. La Ciudad era paso obligado para todos los que iban desde el Norte hacia el Sur. Mientras, en sus tierras crecía maíz, trigo, cebada y legumbres. También había viñedos y algodonales. La principal fuerza de trabajo eran los indios encomendados a los españoles para ser convertidos a la fe cristiana, que en realidad eran tratados como esclavos.

Pero la naturaleza condenaría a la floreciente Esteco. El río Salado comenzó a retirarse y hubo que hacer una acequia, un canal por donde se conducen las aguas. Además, el suelo extremadamente salitroso dificultaba el mantenimiento de las paredes de las casas, que eran de adobe y se desmoronaban una y otra vez. Nuevamente eran los indios los que cargaban con la peor parte del trabajo. “La mortalidad de indígenas fue tan grande que desde España se emitió una cédula real, pidiendo explicaciones por el maltrato”, recordó el etnógrafo de la UNLP.

No se sabe con exactitud la razón, pero a fines del siglo XVI se decidió el traslado de Esteco a otro sitio. La nueva ciudad fue construida en 1609 y recibió la misma denominación. Como si se tratase de un maleficio, la nueva Esteco fue destruida por un terremoto ocurrido el 13 de septiembre de 1692 y enterrada para siempre.

El suceso que dio origen al culto del Señor y la Virgen del Milagro y se generó diversas leyendas entre los pobladores. Al tiempo los emplazamientos de estas ciudades se volvieron un misterio para los historiadores.

Podemos decir que encontramos esas ciudades, Esteco uno y Esteco dos, situadas en los departamentos salteños de Anta y Metán, a una diferencia de 80 kilómetros una de otra, y sobre una misma línea”, aseguró el director de Patrimonio Cultural de Santiago del Estero, Marcelo Ahumada, quien calificó el hecho como “el descubrimiento arqueológico colonial más importante de los últimos doscientos años”.

Se ha descubierto un fortín que tiene una pared de 3,10 metros de alto, de adobe, por 1,20, que es la pared oeste. Esto es muy importante porque hasta el momento todos los descubrimientos arqueológicos que se hicieron eran elementos; no estructuras arqueológicas. Lo que se ha descubierto son estructuras coloniales”, expresó Tomasini.

El gran misterio hablaba de que la maldad y la vileza de los habitantes que vivían en Esteco hacían que se profetice su destrucción. Y ocurre el terremoto el 13 de septiembre de 1692 que hace desaparecer Esteco. Y hasta ahora esa ciudad no existía, estaba desaparecida, tanto que hasta han llegado a negarla”, aseguró Ahumada.

Pese a que en las ruinas no queda un solo ladrillo en pie, quienes viven en la zona afirman que aún suenan las campanas de las iglesias y que, en ocasiones, todavía se escucha el canto de los gallos al amanecer”, aseguró Tomasini y agregó: “Todos coinciden en señalar que cuando se recorren las ruinas se oyen los ruidos de un perro que ladra y jadea, pero jamás se deja ver.”
Fuente: infoblancosobrenegro.com

Juan Alfredo Tomasini: Esteco, una pasión

El reconocido antropólogo nos relata sus vivencias sobre las investigaciones en el fuerte de Esteco, el mejor conservado de la época colonial. Una reliquia que tiene todo por contar.


Tiene 75 años y es licenciado en Ciencias Antropológicas. Estudio en la Universidad de Buenos Aires; en 1974 ingresó al Conicet. Es un apasionado de la etnografía y autor de varios libros. Entre sus trabajos se destacan entre 1962 y 1995 los que efectuó con grupos indígenas de Argentina, Bolivia y Paraguay. Desde hace 14 años investiga el pasado colonial salteño en las ruinas de la primera Esteco, en Anta y su sucesora denominada Esteco "El Nuevo" en Río Piedras, donde actualmente realiza la trascendental excavación de un fuerte.

¿Cuál es el avance de la investigación de las ruinas de Esteco?

El elemento más significativo, que cambió todo fue el hallazgo del fuerte de San Carlos. Su importancia radica en que la estructura fue edificada en el centro de la ciudad, donde estaba situada una plaza. Esta hecho completamente de adobe. Esto marcó un antes y un después. El fuerte fue identificado en 2011, cuando observamos cuatro montículos que forman un cuadrado, que estaban unidos entre sí por bordos o terraplenes. Es una construcción magnífica, que demandó cuatro años de trabajo, se inició en 1666 y se concluyó en 1670. Los muros alcanzan 1,60 metros de espesor. El elemento principal para la conservación de los restos fue la intensa sedimentación que cubrió los torreones y actuó de protección. Las excavaciones permitieron establecer que se trata de paredes de adobe de 3,10 de altura en los torreones. No hay paredes de adobe en Sudamérica de esa altura, tan bien conservadas de la época colonial.

¿Quienes los acompañan y colabo ran en la investigación?

Me acompaña una arqueóloga de mucha experiencia, Damiana Curzio, las licenciadas en Antropología de la Universidad de La Plata, Ana Paula Porterie y Julia Simioli y la metanense, Alicia Palacio. También participan estudiantes de antropología de La Plata y de Salta. La denominada oficialmente Nuestra Señora de Talavera de Madrid había sido construida en 1609 y fue destruida por un terremoto, ocurrido el 13 de septiembre de 1692, suceso que dio origen al culto del Señor y la Virgen del Milagro. La legendaria urbe constituye uno de los grandes misterios del pasado colonial salteño. Estaba compuesta por 49 manzanas y fue fundada por el gobernador Alonso De Ribera.

¿Cuál es la importancia del hallazgo y de la investigación?

Esa ciudad estaba en los orígenes de la historia salteña. Fue creada para defensa del camino que unía el alto Perú con los territorios situados al sur. Cuando se fundó la segunda Esteco, en 1609, los indios del Chaco ya habían adoptado el caballo y lo utilizaron con eficacia, cada vez más creciente, en sus excursiones depredadoras contra las poblaciones fundadas por españoles. Esa situación, sumado al mal clima y las enfermedades, entre otros factores, hicieron que la ciudad fuera decayendo y empobreciéndose. Terminó con casi ninguna importancia para la economía regional y se la mantuvo sobre todo como su función de ciudad fortaleza, una especie de vanguardia que protegía a Salta y a Jujuy, porque el oeste andino ya había sido conquistado.

¿Qué opina de las leyendas populares sobre una ciudad rica que fue destruida por un castigo divino?

Esa es una leyenda explicativa que se origina del pavoroso espectáculo de una ciudad destruida por un terremoto. En rigor, es una versión americana del episodio bíblico que está en el génesis de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Esa creencia está muy difundida regionalmente. Pero en realidad ésta era una ciudad en decadencia. En el momento del terremoto quedaban 15 o 20 vecinos, más unos 20 soldados que formaban la guarnición del fuerte. Según los documentos de la época, el fuerte resistió el fenómeno natural y los soldados permanecieron ahí. Los vecinos se fueron a localidades vecinas.

¿Esas ruinas sufrieron saqueos a lo largo de los años?

Mucha gente de la zona tiene objetos que provienen de Esteco, como tijeras, candeleros, botones, y fragmentos de cerámica, entre otros. Era una ciudad pobre, circulaba como moneda la tela de algodón y por ejemplo, con eso se pagaba el sueldo del gobernador. Pueden haber encontrado algo de oro en el lugar, pero no hay un tesoro escondido.

¿Cuáles son las expectativas de la investigación?

Este es un sitio arqueológico muy grande y complejo. Con estructuras más o menos bien conservadas. La ciudad llegó a tener 49 manzanas según el plano. Nosotros hemos puesto al descubierto parte de uno de los muros del fuerte, uno de sus torreones, una edificación que podría ser una vivienda y ahora estamos excavando una construcción con paredes de adobe de hasta 1,80 metros de alto que parece corresponder a lo que era la iglesia parroquial. Avanzamos con mucho cuidado para no dañar las estructuras. Después de cada campaña se cubre con estructuras de palo de quebracho y bobo, como si fuera un rancho, eso se recubre con silo bolsa para proteger a los hallazgos de la lluvia y evitar que se degraden. Es algo muy simple y eficaz. La idea es que en el lugar en el futuro se construya un parque arqueológico, que incluya un museo de sitio. El horizonte de nuestro grupo es limitado porque es muy grande y las posibilidades de proteger un número mayor de estructuras no está a nuestro alcance en la actualidad. Si alguna institución nacional o provincial se interesa por esto, serán más extensos y profundos. Nuestros recursos no son suficientes. Fuente: www.eltribuno.info

Un campesino ayudó a encontrar una ciudad desaparecida hace 400 años


Esteco Viejo estaba habitada por 60 mil personas. Fundada en 1566, desapareció en 1609 ó 1610. Algunos lo atribuyen a que quedó aislada, otros lo adjudican a que “se apartó de los caminos de Dios”.

Hace casi 400 años, unas 60 mil almas poblaban la ciudad de Esteco Viejo, en Salta.

Estaba ubicada 30 kilómetros al norte de lo que hoy es la ciudad anteña de El Quebrachal, en la zona de El Vencido.

Y un día, la ciudad desapareció en medio del misterio, que por estos días busca la luz, de la mano de un equipo integrado por científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet), estudiantes y antropólogos de las universidades de Salta y La Plata.

El responsable del hallazgo es don Policarpo Fernández. El campesino, de 61 años, siempre sostuvo que a 4 kilómetros de su casa hubo una gran ciudad fundada por conquistadores españoles en el siglo XVI.

Allá por 1999, el geólogo platense Alfredo Tomasini lo escuchó, y decidió creerle. Desde entonces dirige las excavaciones que comenzó ese año.

El profesional, motivado y guiado por don Policarpo, intenta conocer las costumbres de los habitantes de Esteco Viejo a través de las ruinas.

Nuestra Señora de Talavera, Cáceres, Ciudad Coqueta y Voluptuosa y El Jardín de Venus fueron algunos de los nombres que tuvo esta ciudad, que los investigadores llaman ahora Esteco Viejo para diferenciarla de su homónima del Departamento de Metán, destruida por un cataclismo.

Esteco Viejo fue fundada en 1566 y desapareció misteriosamente entre 1609 y 1610. Curiosamente, la Esteco de Metán fue fundada en 1609. Y también desapareció trágicamente, en este caso por un fuerte sismo.

Algunos historiadores sostienen que al formarse el nuevo trazado del Camino al Alto Perú, Esteco Viejo quedó fuera del circuito, y ése fue su fin.

Pero dichos populares aseguran que fue víctima de un castigo por el mal trato a que los terratenientes sometían a los aborígenes y por haberse “apartado de los caminos de Dios”.

La nueva joya arqueológica del país está enclavada en un terreno de 600 por 700 metros. Sus habitantes vivieron apenas durante 40 años en casas de adobe con techo de tejas.

Los científicos del Conicet, los estudiantes de Antropología de La Plata y Salta y varios geólogos trabajan desde hace unos 20 días en la zona.

Allí se hallaron cerámicas y tinajas indígenas, lozas de talavera de origen europeo, botellas y damajuanas, alfileres y dedales de plata, según informa el periódico salteño “El Tribuno”.

Los trabajos en la zona incluyen el mapeo de la ciudad, tareas de mensura del terreno y excavaciones para determinar conqué material estaban construidas las viviendas.

La labor de los geólogos servirá de guía para ubicar los edificios emblemáticos de la ciudad. Los investigadores creen que había una plaza central y alrededor de ella una iglesia matriz, un cabildo y un convento franciscano.

Si logramos ubicar estos sitios vamos a dar un paso importante, porque seguramente allí encontraremos los elementos básicos para determinar cómo vivía esa gente”, expresó Tomasini. (DyN).

El cartel señala que justo el año de la desaparición de Esteco Viejo, se fundó otra Esteco, en el Departamento de Metán, que fue destruida por un terremoto. Arriba, el mapa detalla la ubicación de la misteriosa ciudad.

Historia de Esteco


El prestigioso historiógrafo. en temas religiosos, sacerdote Cayetano Bruno S.D.B. , publicó en 1987 por la Academia Nacional una Historia sobre la destrucción de Esteco, cuenta que coincidentemente -13 de setiembre de 1692- " el terremoto que sacudió todo el antiguo Tucumán, redujo a polvo esta ciudad y trajo a la de Salta la celebración del "Milagro", con procesión del Santo Cristo Crucificado (donado por el obispo fray Francisco de la Victoria, asistente al acto fundacional de la ciudad de Salta por Hernando de Lerma aquel 16 de abril de 1592) y de la Inmaculada Virgen".

En este trabajo de Cayetano Bruno continúa diciendo que "la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco (o directamente Esteco) ha pasado a nuestra historia con destello de leyenda ".

Bruno para fundamentar su obra recurrió, entre otras fuentes, al: Archivo Secreto Vaticano, Archivo General de Indias, Archivo de la Biblioteca Nacional, Archivo de la Curia Eclesiástica de Salta y a la bibliografía de Enrique de Gandía, Pedro Lozano, Arsenio Seage S.D.B., monseñor Julián Toscano, José Torre Revello y monseñor Miguel Ángel Vergara.

Sobre "Salta saltará; Esteco perecerá. (San Miguel de Tucumán florecerá)" se trata de una profecía de san Francisco Solano al observar la vida corrompida que ostentaban los pobladores, vaticinio que en muy poco lapso pasó a convertirse en una copla popular; mientras que el encabezamiento se trata de un poema difundido en Salta en el siglo XVIII y que fuera rescatado por Juan Alfonso Carrizo y divulgado en su obra "El Cancionero Popular de Salta", de la Universidad Nacional de Tucumán.

No son poco los historiadores que asemejan el vaticinio del santo Francisco Solano con aquel episodio bíblico que se registra en el Antiguo Testamento (especialmente Gén. 18 y 19), vinculado Sodoma y Gomorra, nombre de dos antiguas ciudades cercanas al mar Muerto.

Las penurias de Esteco

Esteco es una voz cacana (lengua que hablaban los diaguitas) es interpretada por algunos filólogos como: "es-is=expresión de lo que pasa"; "te-ti=grandeza, reunión"; "kot-kot=renovación de la vida, abundancia".

Con respecto a la existencia de Esteco, pueblo de indígenas, se caracterizó en su tiempo por tener una historia dorada, con muchos tesoros, pero con una subsistencia insuficientemente memorable. Juan Alfonso Carrizo quien recorrió la zona a comienzos del siglo XX ubica a Esteco en el actual paraje conocido como El Vencido, a unos 32 kilómetros al sur de El Quebrachal (departamento de Anta, cuya capital es Joaquín V. González) y a 12 kilómetros de las márgenes del río Juramento.

Esteco, poblado con fatalismo histórico, en razón que la ciudad en diversas oportunidades debió cambiar lugar de asentamiento; soportó con heroico sufrimiento el permanentemente ataque de los indios mocovíes que quemaban las viviendas, saqueaban y robaban cuanto podían: muebles, platería, dinero, ganado y alimentos; a ello debe agregarse periodos de hambre que debían pasar los vecinos por la sequía y la escasez de agua para riego; en 1635 la comunidad de los misioneros jesuitas se obligó a interrumpir sus florecientes misiones hasta llegar a disolver el Colegio de Esteco a causa de las continuas enfermedades contagiosas, y de haber perdido sus bienes, y por falta de indios que sirvieran.

La opulenta Esteco

La primera ciudad de Esteco se prolongó hasta 1610, fecha en que pasó con Madrid de las Juntas a una nuevo localización sobre el camino de carretas, entre San Miguel y Salta, a 33 kilómetros de la primera y a 13 de la segunda. La nueva Esteco pasó a llamarse Nuestra Señora de Talavera de Madrid aunque esta fusión popularmente se la conocía como Esteco.

En 1611 el gobernador Alonso de Rivera cuenta al Felipe III que este asiento cuenta con cuarenta casas, una iglesia de buen diseño y de la construcción de dos conventos. Uno para los franciscanos y el otro para los de La Merced.

En oportunidad de la visita del obispo de Buenos Aires, don Antonio de Azcona Imberto informa a la Corona que "la ciudad de Esteco es la más opulenta de aquella provincia del Tucumán, porque su distrito es el más fértil de toda ella, y en él tenían sus vecinos gruesas estancias de ganado que conducían a los minerales de Perú".

Tal es la importancia de Esteco que apelando a la "Historia de Metán y de la Frontera Salteña", del catedrático e historiador Eduardo R. Poma, cuenta que la primera colación de grados doctoral estuvo lugar en Esteco.

Los graduados pertenecían al Nuevo Colegio Máximo fundado en Córdoba con la contribución económica del obispo Fernando de Trejo y Sanabria, en 1613, perteneciente a la Compañía de Jesús, quien aspiraba que este establecimiento brindara los estudios de latín, filosofía y teología.

Este Colegio fue elevado a la categoría de Universidad, en 1621, por Gregorio XV, y autorizado por Cédula Real de Felipe II. Esta casa creada por Fernando de Trejo y Sanabria está considerada como el germen de la Universidad de Córdoba (considerada el primer centro universitario argentino, que desde 1854 es la Universidad Nacional de Córdoba).

Por su parte Juan Alfonso Carrizo, en su Cancionero Popular de Salta, cuenta que era tan grande la vanidad de los estequeños que si alguna persona se le caía el pañuelo de seda traído de Castilla no se incomodaba en levantarlo y si al hornear el pan se le quemaba alguno tiraba toda la horneada para que coman los chanchos.

Con el culto a la riqueza se olvidaron de Dios; los templos estaban vacíos y se predestinaba adversidades. Dentro de la leyenda que cubre a la Esteco de la opulencia se dice que un día llegó a una casa un peregrino en procura de un plato de comida. Como respuesta recibió insultos por parte de los ricos comensales. El famélico hombre comenzó a expresar a todo cuello: "¡Se pierde Esteco! ¡Se pierde Esteco! Salta saltará, ¡Esteco se hundirá!
Por Andrés Mendieta ; www.camdipsalta.gov.ar

17/11/14

Costumbres de antes relativas a la muerte

Adaptado de El folclore de Santiago del Estero de Orestes Di Lullo (1943).


Muerta la persona, se la viste con una mortaja de lienzo blanco o negro, cubriéndole la cabeza con una caperuza. Si no había mortaja y el muerto era un hombre rico, se lo vestía con el mejor traje, pero se le sacaban los botones. En el caso de ser mujeres, se les colocaba un vestido al que se le quitaba el ruedo y los adornos del mismo. También, si al muerto se le ponían zapatos, se le quitaban los tacos para que no hiciera ruido en el momento en que "Tata Yaya" lo recibiera.

Al caer la tarde se sacaba el cadaver al patio para velarlo, y se lo colocaba en un catre de tiento voleado, es decir, con las patas del catre para arriba.
Durante toda la noche lo velaban: rezos, cantos después de rezar el rosario y llantos de deudos y concurrentes en recuerdo de sus parientes "perdidos". Aquí estaban las "lloronas," profesionales que con sus gritos de dolor evitaban posibles comentarios acerca del nivel de dolor real que la muerte de una persona había provocado. Era común escuchar entre los llantos palabras estremecedoras como "Queridituy," "Ay señoritay". Entre tanto, se preparaba en la misma casa el cajón y la escalera en que se transportaría al muerto. Los entierros debían hacerse por la mañana.

Luego de la despedida en casa y el cierre del cajón, seis hombres cargaban al hombro la escalera sobre la que se ataba el féretro para llevarlo al cementerio. Otros tantos iban de relevo. Antes de salir se hacía dar al ataud una o dos vueltas casi al trote alrededor de la casa, para que el "finao se desprenda y se despida". En el camino se producía el relevo de los que llevaban el cajón sin detenerse, para evitar que en ese lugar el muerto espantara en el futuro. En caso de llevarse el cajón en un vehículo, se lo debía cargar con el mismo en movimiento y no parar hasta llegar al cementerio por la misma razón.

En la procesión hacia el cementerio, los deudos iban adelante y los de relevo detrás, en ese orden, pues de lo contrario la gente creía que el cadaver aumentaba de peso y querría volverse para la casa. El cadaver debía ser llevado con la cabeza para atrás, para evitar que quiera volver y espante. Poco antes de llegar, se tocaba un redoble de tambor. Ante la fosa se destapaba el ataud para dar un último adios, lo que se hacía tocando la cara al muerto. Para bajarlo se le cubría la cara con la caperuza. Una vez en la fosa, el enterrador le descubría la cara nuevamente, pero desde atrás, para que el difunto no lo viera. Luego, cada uno de los presentes arrojaba un puñado de tierra sobre el cajón. Una vez concluido el acto, los acompañantes volvían a la casa, donde se servía un almuerzo.

El día del entierro se barría la habitación del difunto, pero la basura se acumulaba en un rincón hasta que pasara la novena. Al día siguiente del entierro empezaba ésta. Durante esos nueve días había que dejar en el cuarto del muerto una cruz, una vela encendida, un vaso de agua y un rosario. La silla de la rezadora no podía tocarse durante esos nueve días. Tampoco había que barrer la habitación en ese periodo y los dolientes no debían peinarse ni trabajar durante esos días.
En caso de muerte "repentina," se acostumbraba invitar al difunto por tres veces diciendo "vamos a casa," para evitar que espantara en el futuro. Además, había que dejarle una cruz en el sitio en que murió y durante un año. Pasado el año, había que clavar la cruz a orillas del camino, para que le rezaran los caminantes.
desdelolvido.blogspot.com.ar

11/11/14

El tucumano que se hizo santiagueño


Llajta Sumac fue un destacado grupo de música folklórica de Argentina, de origen riojano, que actuó entre las décadas de 1940 y 1950. Fue uno de los conjuntos más importantes, en la etapa inmediatamente anterior al boom del folklore que se produjo en ladécada de 1950.

El grupo estaba dirigido y tenía su eje en el dúo que integraron Esteban Velárdez y Lorenzo Vergara, quienes acompañaronRemberto Narváez, Guillermo Arbós y el santiagueño Miguel Ángel Trejo. Habia nacido en San Miguel de Tucumán, su juventud transcurrió en Santiago del Estero.

Sus versiones lo evidencian, era santiagueño por adopción.

Trejo sintió la, necesidad de expresarse, de transmitir todo lo que su espíritu absorbía, y lo hizo por medio del teclado. Era un poeta del piano. Su preparación musical, romántica por excelencia, hizo del intérprete un artista fogoso, dulce, accesible a su pueblo oyente. No sólo pianista, sino creador. Todo su bagaje autóctono lo volcó en sus creaciones musicales. "Una copla y una flor"; "Chacarera del santíagueño", "Chacarera del silbador", "Zamba del indio", "Gato del centenario", "El loretano", "A un paya dar" son sólo un muestrario breve de su vasta producción.

Retornando a Llajta Sumac, que significa tierra linda en quechua (en realidad sería sumaq llaqta), tuvo como antecedente el grupo Los Riojanos que en la década de 1930 formaron los Hermanos Peralta Dávila, con Esteban Velárdez, Lorenzo Vergara y Eusebio Zarate. El grupo tuvo un considerable éxito en Buenos Aires, actuando en Mi Rincón, el local músical de mayor jerarquía en la década de 1940, ubicado en Cerrito entre Charcas y Santa Fe.

El folklorista Polo Giménez, quien de joven estuvo a punto de reemplazar al pianista Miguel Ángel Trejo, recuerda a Llajta Sumac en su libro De este lado del recuerdo del siguiente modo:

Corría el año mil novecientos cuarenta y nueve. Por ese entonces se destacaba en Buenos Aires como el mejor conjunto folklórico uno que llevaba el nombre de Llatja Sumaj (Tierra linda) y sus directores, los integrantes del dúo Velardes-Vergara, solían venir, cuando sus ocupaciones se lo permitía y la sed los urgenciaba, a pasar un rato en Provincianos Unidos y – de paso – tomarse unos vinitos riojanos, como buenos riojanos que son. Con motivo de esas asiduas visitas, me habían escuchado tocar el piano.1

El grupo realizó varias grabaciones en 78 rpm, de temas como Tierra querida, El Portezuelo, Chacarera del santiagueño, Luna tucumana, El gauchito, La vidala del Culampaja, Canta zamba, El ecuador, Coplas de ausencia, Añoranzas, Verde romero, Katacay, Serenatas riojanas, El caramba, La firmeza, etc. Fuente: FBK Patio santiagueño 

5/11/14

Santiago del Estero: un año más de veda para la pesca del dorado


El gobierno santiagueño prorrogó la medida, que apunta a prohibir esta actividad con fines comerciales. Es por la caída dramática en el número de ejemplares.
La Dirección General de Bosques y Fauna de Santiago del Estero prorrogó por un año la veda de la pesca comercial del dorado, autorizando sólo su captura con devolución al agua, como forma de preservar los ejemplares en los ríos Dulce y Salado y en el embalse de Río Hondo.

La Resolución 2.460 establece que la medida se extenderá entre noviembre de este año y el 1ro. del mismo mes de 2015 para propiciar la fecundación y desove en un momento en que las condiciones climáticas no fueron favorables por las lluvias reducidas y las temperaturas muy altas que se registraron durante octubre.

La normativa provincial autoriza la pesca deportiva mediante caña y reel, utilizando anzuelos lisos o sin rebarba para no lastimar a los ejemplares, que deben ser devueltos por los pescadores a su medio. Está prohibida la actividad usando redes, canastas, tramayos y explosivos.

El dorado es una de las especies más preciadas para los pescadores de río, y su presencia en Río Hondo y el río Dulce se redujo dramáticamente en la última década, al punto que se había suspendido el torneo tradicional de pesca del dorado que se practicaba en uno de los embalses principales de la región.

La contaminación con desechos orgánicos y metales pesados provenientes de Tucumán provocó la mortandad de peces, afectando en especial a los salminus brasiliensis o los dorados.

Sin embargo, esa situación se revirtió en buena medida en los dos últimos años debido a los controles ambientes sobre empresas tucumanas que arrojaban sus desechos industriales a los afluentes del lago de Río Hondo, con lo que se consiguió una paulatina recuperación de la fauna ictícola.

FUENTE: perfil.com