En el verano de 1935, causó conmoción en Santiago del Estero
el fusilamiento del cabo Luis Leonidas Paz. Había ultimado a balazos al mayor
Carlos Sabella, y el Consejo de Guerra lo condenó a muerte, suscitando una
descomunal protesta popular en las calles.
El mayor Sabella había dispuesto el arresto por 15 días del
cabo Paz por un hecho insignificante.
Paz tenía 28 años. Era santiagueño y muy popular entre la
gente, por su actuación como jugador de fútbol en el Atlético Santiago. El
arresto que le imponía Sabella dañaba su carrera. Lo iba a postergar en el
ascenso, y justo cuando tenía pensado casarse con su novia Zoila Ledesma, que
era oriunda de La Banda. Con tres intentos de solicitar la revisión de la
sanción ignorados con aspereza por Sabella; Paz, se descontroló y descargó seis
tiros en el cuerpo del mayo Sabella; fue detenido ye constituyó un Consejo de
Guerra Especial que lo condenó a muerte. La apelación ante el Consejo Supremo
de Guerra y Marina tuvo un resultado adverso y se confirmo la sentencia para el
día 6 de enero.
El anuncio de la terrible condena, indignó a la población de
Santiago del Estero
El pueblo se solidarizaba sin vacilar con el cabo Paz. Les
despertaba simpatía por santiagueño, por deportista y por buena persona: se
decía que, cuando administraba el rancho de la tropa, se las arreglaba para
repartir el sobrante de comida entre la gente pobre que se acercaba al cuartel.
Pronto comenzaron a organizarse manifestaciones populares de
protesta. Mujeres con niños en brazos se agolparon frente a la Casa de
Gobierno: el gobernador, Juan Bautista "El gaucho" Castro, debió
salir al balcón y prometer que enviaría un pedido de clemencia por telegrama.
Además, la Cámara de Diputados, el Concejo Deliberante, el
Colegio de Abogados y cantidad de agrupaciones gremiales y culturales remitían
notas a Buenos Aires con idéntico requerimiento. Un franco clima de agitación
imperaba y crecía en la ciudad.
Sin embargo, el hecho resultaba intolerable para las férreas
estructuras del Ejército y el general Agustín P. Justo, presidente de la
República, no titubeó en poner el "cúmplase" al pie de la sentencia
de muerte, cosa que hizo el 8 de enero.
Paz se negó a pedir clemencia; con profunda calma escribió
sus últimas cartas, se despidió de la novia y de los familiares, presenció el
bautismo de un sobrino en su celda. El día fijado para la ejecución, la ciudad
estaba paralizada, y mientras algunos grupos exclamaban a viva voz su repudio
por la bárbara ejecución; otros rezaban y recorrían manifestando su protesta
con letreros.
A las dos y cinco minutos de la tarde del 9 de enero de
1935, el cabo Luis Leonidas Paz fue fusilado por un pelotón de ocho soldados en
el patio de maniobras del regimiento. Correspondió al sargento Medina
dispararle en la cabeza el tiro de gracia.
El retumbar de las descargas, que significaban la muerte de
Paz fue la chispa que encendió una verdadera revuelta donde una multitud
enfurecida recorrió las calles destrozando vidrieras; apedreando el local del
diario El Liberal, la sede del Obispado, de la Casa Radical, entre otros
desmanes que la Policía logró controlar no sin gran esfuerzo.
Foto: El cabo Luis Leondas Paz
Publicado en FBK por
Patio Santiagueño
1 comentario:
Y Q PASÓ CON EL MAYOR SABELLA MURIÓ O QUEDA VIVO.
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