El Clima en Santiago del Estero

4/5/15

“Vagos”, los que levantan la cosecha

Por Silvia Picoli
Los hacheros de Antonio Berni
Según el estereotipo de las identidades provinciales, los santiagueños somos vagos. Esta no es otra cosa que una "herencia" de la mentalidad que empezó a configurarse durante la colonia, según la cual y por la influencia de la doctrina católica, había ciertos "oficios viles" mientras que otros eran "dignos".

Pero hete aquí que los "oficios viles" eran aquellos que hacían fácil la vida a los "dignos". Entre quienes ejercían los primeros se encontraban los artesanos, los comerciantes, los labriegos, los pastores, los pescadores, las lavanderas, los matarifes, los zapateros, los carpinteros, los albañiles... es decir, toda aquella masa anónima e indiferenciada que constituía la entelequia invisible que hacía (y sigue haciendo) marchar la historia.

Por cierto que en esa gran masa de lo que después sería "el pueblo" había sobre todo mestizos, negros e indios, mujeres y hombres y frecuentemente, también niños. Mujeres y hombres que, en los pocos momentos de descanso que el trabajo a destajo les permitía, se reunían a festivalear como quien se evade de una realidad muy parecida a un callejón sin salida.

Esos fueron, para los dignos señores -terratenientes y hacendados- los "vagos y malentretenidos" a los que sólo cabía someter a condiciones inhumanas en jornadas laborales de sol a sol, cuando no a castigos físicos y siempre, pero siempre, a retribuciones insuficientes y desiguales.

Los santiagueños, por esa condición que sustenta nuestro ser ancestral, en el cual el tiempo sigue siendo un ciclo eterno que se renueva y el único espacio concebible es el de la propia tierra, hemos hecho del descanso un rito sagrado. El pensamiento dominante prefiere llamarnos "vagos" porque conservamos la costumbre de la siesta (que nos hace amanecer dos veces en un día, como decía cierto General) y porque cada domingo, apenas despunta el Sol, renovamos el compromiso con la vida honrando la amistad en reuniones en las que no faltan la música y las risas.
Y al día siguiente volvemos al trabajo.

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