El Clima en Santiago del Estero

27/3/15

Santa de tierra salobre. Amiga de dios, mi padre.

DE CESAR CISNEROS DE LA HOZ

Dedicado a la Beata Antula.



Muchas historias contadas, con devoción santiagueña,
revelan que, la beata, no es una simple leyenda.
Sus ejercicios cristianos recorren los cuatro rumbos,
donde dejara sus rastros, en tránsito por el mundo,
con la palabra de Dios y con el verbo divino
pudo, su evangelización, difundir la voz de Cristo.
Me produce una emoción dimensionar su coraje,
mujer de frágil figura y voluntad indomable,
que rompió con los preceptos de la sociedad de entonces
y con probada modestia, jovencita buscó el orden.

Fue su decisión temprana, con quince años apenas,
que determinara sus pasos por practicar la excelencia.
Acaso naciera santa y santa su vida diaria,
que con mucho sacrificio se amparaba en su sotana;
la misma de San Ignacio, que llegó a identificarla,
por donde llevó la cruz y la divina palabra.
Descendía del fundador de la madre de ciudades,
ventura de luchador y coraje inigualable,
fortuna que en su raíz echó fruto en la beata,
que impuso su voluntad, apenas una muchacha;
augusta de tierra adentro, persona de temple sacro,
Silípica la vio nacer envuelta en sagrado manto.

Hoy la proponen beata por su labor incansable,
sus descendientes y el mundo rubrican lo que ella vale.
Le reservan un altar para la amiga de Dios,
cada cual a su manera le rezan una oración,
que consagre su memoria, por ser ella la elegida,
que nos bendiga por siempre, por ser nuestro paradigma.
La renuncia y privación que practicó fue el misterio
de su agreste santidad y voluntades de hierro;
desnudos sus pies, llagados, la exulción no le importaba
a la hora de marchar, si la misión reclamaba.

La gloria pintó su virtud y será beata María Antonia,
es la voluntad de Dios y de todo quien la honra,
y la energía petrina será honor al elevarla
a su excelsitud y asunción de purísima beata.

La gloria pintó su virtud y será beata María Antonia,
es la voluntad de Dios y de todo quien la honra,
y la energía petrina será honor al elevarla
a su excelsitud y asunción de purísima beata.

Ruego a Dios en las alturas, como hombre y como poeta
por hacer de la palabra la promesa de mí esencia.
Mama Antula, mi señora, santa de tierra salobre,
amiga de Dios, mi Padre, sea bendito su nombre.
Quedará en la memoria del pueblo silipiqueño
la Dolorosa, su virgen de la piedad y el verbo;
San Estanislao el mártir, y el Niño Jesús, pequeño,
su “manuelito” tutor que colgaba de su pecho;
completaba su equipaje, un báculo de madera
que remataba en la cruz y una capa compañera.
Así se la vio pasar por donde sus pasos fueran,
María Antonia, Beata Antula, la santa silipiqueña.

DE CESAR CISNEROS DE LA HOZ
Poeta y Escritor de la Nación
poetayescritordelanacion_delahoz@yahoo,com,ar
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