Considerar a esta intérprete
santiagueña como tanguera es un despropósito, sólo se permite por el hecho de
haber grabado con la orquesta de Filiberto tres tangos y una milonga: “El
pañuelito”, “Clavel del aire”, “La canción” y “Porteñita”, de Raúl Fernández
Siro y José Cánepa. El resto de sus registros fonográficos fueron canciones
nativas, temas folclóricos.
Fue una delicada cancionista, una
“estilista”, como la calificó en
varias oportunidades el mismo Filiberto. El escritor Ricardo Güiraldes —autor
del libro “Don Segundo Sombra”—, una
verdadera pintura de época sobre el campo y sus personajes, dijo sobre ella: “Para mí fue la más grande folclorista
criolla que he escuchado”.
Por el año 1937, la revista
"Radiolandia" la
entrevistó: «Nací en la propia capital de la provincia, en una casa de la calle
Belgrano. Al fondo había una planta de tunas y un algarrobo centenario. Tengo
ascendencia muy argentina, hasta mis abuelos lo eran. Me eduqué en el colegio
de Belén, de hermanas, y una monjita me enseñó canciones litúrgicas, luego ella
se quedaba horas escuchándome. ¿No se cansa? —le pregunté un día. Y me contestó
que las canciones de Dios cantadas por un ángel no podían cansarla. Ya más
grande estudié solfeo y piano, mi profesor era Manuel Gómez Carrillo, un alma
grande. Después volví a la música para aprender guitarra, ya en tiempos de
Chazarreta.
“Me inicié con el canto lírico. Actué en festivales de aficionados
dirigidos por profesionales que se encontraban eventualmente en Santiago. Bajo
la dirección de José Osés interpreté la opereta “De Madrid a París”. Luego,
con la colaboración del maestro Paride Grandi, hicimos “La Geisha” y más tarde nos atrevimos con “Cavallaria rusticana”, yo hice de Lola. Pero defraudé a todos,
porque me pedían que siguiera con el canto lírico y las circunstancias me
arrimaron a Chazarreta. Muy pronto intervine en un festival por él organizado e
interpreté varias canciones populares. Fue cuando Don Andrés me propuso formar
parte del conjunto con el que viajaría a Buenos Aires.»
“Cuando llegamos, para nuestra sorpresa, ningún empresario nos quería
contratar, no podían concebir que pudiera interesar un conjunto proveniente de
mi provincia. Humberto Cairo, importante hombre de teatro, nos rechazó. Pero
medió Joaquín de Vedia y así pudimos debutar en el Teatro Politeama, el 18 de
marzo de 1921. Toda la actuación fue envuelta en una ola de aplausos. Por
supuesto estaban todos los coprovincianos presentes, pero también
personalidades de la intelectualidad porteña. Lo primero que canté fue “La
vidala del santiagueño”. Cuando terminó la función todos querían saludarme. La
prensa se ocupó de nosotros y en el diario La Nación, el prestigioso Ricardo
Rojas escribió: «Era el coro de la selva y las montañas”, y de mí: “Cuando inició el canto hizo temblar el
corazón argentino”. También fue parte de su repertorio la popular zamba, “La López Pereyra”.
«Todas nuestra canciones fueron
de inmediata repercusión y pasaron a integrar diversos repertorios. Fuimos la
primera compañía de arte popular argentino que actuó en el Teatro Colón. Luego
pasamos al Teatro Solís de Montevideo, donde no sabían nada del repertorio que
llevábamos. Los bailarines llamaron la atención. Recuerdo que en el debut
después de cantar, un espectador me gritó: “Cantás
lindo gaucha de manos negras”, se refería al color oscuro de mi piel...
claro. Al día siguiente en un diario tomaron esa frase y salió publicado: “Es la primera vez que llega a nuestro teatro
una criolla legítima de la patria hermana. Una gaucha de manos negras.”
Después de una gira por el
interior, Patrocinio se separó de Chazarreta y no actuó por tres años. Fue
cuando se casó con el empresario teatral Juan T. Mauri, —que estaba asociado
con Chazarreta— y tuvieron un hijo a quien llamaron Ángel, quien a los tres
años salió a escena durante las actuaciones de su madre, para bailar malambo.
Fue en 1930, cuando se estableció
definitivamente en Buenos Aires. Su nombre real era Patrocinio, pero en su
provincia se hacía llamar Patrocinia, los medios de nuestra Capital no siguieron
esa decisión y quedó como corresponde, pese a ello en la etiqueta de uno de sus
discos figura con a final.
Tenía opiniones propias sobre la
música popular y, con referencia al tango, dijo que lo consideraba pero era un
fruto regional porteño. Para ella, la canción nacional había que buscarla en el
folclore, en la vidala, por ser la que en esencia refleja el espíritu nacional.
Prosigue diciendo en la
entrevista: “Para el retorno preparamos
con mi esposo una gran compañía de arte americano. Colaboró el pintor Alfredo
Guido, autor de bocetos y decorados. Seleccionamos bailarines, cantores y
músicos de Santiago y, sobre la base de un plan orgánico que encerraba las
distintas manifestaciones del cancionero del norte, hicimos un espectáculo
completo. El debut también fue en el Politeama. Fue un éxito artístico, pero no
económico. Queríamos llegar a Europa, no pudimos.”
“Retorné a Buenos Aires en 1927 para actuar en los espectáculos
inaugurales del cine París, allí participaba Filiberto con su conjunto.” En
oportunidad de un reportaje al músico, este manifestó con respecto a la primera
función: “Estuvo en la platea el
Presidente Alvear y el Intendente de la ciudad, yo actué con mi conjunto de
arte nativo y con Patrocinio Díaz, maravillosa estilista y con Julia
Puigdéngolas, inimitable bailarina de danzas autóctonas.”
Y sigue Patrocinio: “Filiberto era la voz de la pampa y de la
ciudad y yo, la voz del norte argentino. Allí por primera vez canté canciones
porteñas. Luego tuve muchas actuaciones, hasta que de pronto me encuentro en la
radio donde descubro la definitiva labor de mi vida. Debuté en Splendid, donde
estuve un año. Después Radio Prieto, donde estuve un año y medio. Luego y hasta
el presente (1937) en Radio Belgrano que me brindó mucho. Intervine en la
primera transmisión realizada para Europa junto a Enrique Delfino, Canaro, Ada
Falcón y otros. En Belgrano integré el elenco para la primera transmisión en
directo para Brasil.”
“Hoy tengo amistad y me visito periódicamente con Santiago Rocca,
Delfino, Gómez Carrillo, Homero Manzi. Y Filiberto se me enoja si paso una
semana sin compartir un rato con él.”
“Si me preguntan por la mejor cancionista de folclore, respondo sin
dudar Marta de los Ríos, porque interpreta lo norteño con gran propiedad y
sencillez. El folclore hay que conservarlo en estado puro, sin detener el
progreso. Hay que progresar madurando. Somos un país nuevo, pero tenemos una
tradición musical con más años que la Patria misma. Lo norteño tiene siglos. Yo
no soy amiga de la estilización, pero los que estilizan deben aclarar que
escriben creando para evitar deformaciones. En eso, estimo que hay que seguir
la medida de pulcritud que persigue el compositor Sebastián Piana.”
En 1937, fue elegida la mejor
folclorista argentina, en un teatro colmado de público. En 1938 decidió incluir
en su repertorio canciones nativas de los países de Latinoamérica.
En el cine su imagen quedó
plasmada en el film “Juan Moreira”, estrenado el 7 de septiembre de 1936,
dirigido por Nelo Cosimi, donde intervinieron los cantores Alberto Gómez,
Néstor Feria y Antonio Podestá. Fuente: www.todotango.com/
1 comentario:
Hola, tengo dos cuadros pintados sobre madera por Patrocinio Diaz son dos hermosos cuadros de 1935, artista muy completo.
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