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11/7/13

Santiago del Estero: Riñas sangrientas que mueven más de $1.000.000 anuales

Las cifras en apuestas son escalofriantes. “Galleros” de todo el país y del extranjero participan en La Banda de esta cuestionada práctica.
Dinero, ganancia, apuestas, lucha, sangre, ganador, perdedor y, a veces, la muerte de un animal. Así se podría definir a las polémicas riñas de gallo que cada fin de semana convocan a miles de santiagueños y que, en La Banda, tiene un gran punto de encuentro en un predio privado, ubicado en los alrededores del barrio Misky Mayu.

Automóviles de alta gama, importados y nacionales, nos advierten que no se trata de un simple divertimento, sino de un lugar donde se mueve mucho dinero en apuestas.

Las riñas de gallo son tan antiguas que vinieron a nuestras tierras a través de los conquistadores españoles y no le costó demasiado acomodarse entre las costumbres locales. Por sus características violentas y lacerantes, cada vez que se conoce de la realización de una de estas competencias, se desata una fuerte crítica. Tanto proteccionistas de animales, como ciudadanos comunes rechazan enérgicamente este tipo de prácticas consideradas “deportivas” por quienes las defienden.

Aunque están prohibidas por la Ley a nivel nacional, en Santiago son legales a partir de una habilitación realizada por el Gobierno Provincial en la década de los ’80, durante la gestión del Dr. Carlos Juárez. Lo cierto es que tanto en la cría y entrenamiento de los gallos de pelea, como en las apuestas, esta disciplina mueve aproximadamente un millón de pesos al año, en nuestra provincia.

Una tradición
Amparados en cierta forma por esa habilitación “juarista”, los propietarios de reñideros realizan competencias durante la temporada que va desde mayo hasta diciembre. Los mismos abonan el canon correspondiente para recibir el permiso de la Dirección de Deportes y contratan servicio de adicionales en la comisaría correspondiente para que les envíe personal de custodia.

No es que tomemos un gallo y lo entrenamos para pelear, sino que nacen para eso: para pelear. Se llama gallo de riña y necesita pelear porque si no, se muere”, explica un viejo gallero. Y agrega: “Es más, de esta manera estamos preservando una especie”.

Los gallos de esta raza son especiales y se resalta que los mejores ejemplares están en Brasil, por lo que los aficionados más pudientes no dudan en viajar al vecino país para traerse un buen ejemplar, al que se lo comienza a entrenar desde los 15 meses aproximadamente. Además, se les corta la cresta, las espuelas y las mejillas para optimizar su capacidad de ataque y defensa.

Para ir poniéndolo a punto de combate, se le consigue una especie de sparring con el que se lo hace combatir en riñas breves de entre 10 y 15 minutos, claro que tomando medidas para que no se lastimen demasiado como protectores. Pero antes del bautismo de fuego utilizan un gallo “descartado” al que se lo marca para ser sacrificado, entonces se le colocan púas en las espuelas para saber cuán efectivo es para la riña.

Camino al ring
Que las riñas comiencen a partir de mayo tiene que ver con un proceso directamente relacionado con el gallo y no por mero capricho, pues para esa época estos animales ya cambiaron su plumaje por completo como cada año.

El fin de la temporada llega en diciembre con las fiestas y el calor, y en busca de la pausa necesaria para preparar al animal para una nueva temporada. Durante el receso, los galleros enfocan su tarea en la alimentación y el suministro de vitaminas para mejorar las condiciones del “riñador”. Entonces, las semillas de girasol y alimentos ricos en aceites son provistos para que, de ese modo, las plumas crezcan blandas y resistentes.

Antes de la pelea, los galleros aíslan por 24 horas a los animales y una vez que están listos para la riña, los asistentes llamados “segundos” masajean las patas de los gallos para precalentar sus músculos, tiempo que es utilizado para la apuesta. A viva voz se propone la cantidad de dinero que se desea apostar hasta encontrar alguien que acepte el monto.


Aún con la pelea iniciada siguen las apuestas y las condiciones de su desarrollo permiten cambiar los montos y realizar otras nuevas hasta antes que llegue el desenlace de la contienda. Es decir, hasta que no haya seguridad acerca de qué gallo va a ganar, las apuestas siguen y cada apostador se juega de acuerdo a sus posibilidades. Fuente: nuevodiarioweb.com.ar

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