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18/4/09

La vieja del agua: Unos de los peces que encontraremos en nuestro Rio Dulce

Estos peces tan conocidos por sus extrañas formas exteriores, debido alas placas que recubren sus cuerpos y de los que se han descrito más de veinte especies para nuestras aguas, pertenecen a la familia Loricaridae, del latín loricarius: el fabricante de lorigas que son las armaduras que en un tiempo llevaban los jinetes y sus caballos o la defensa circular de hierro que protege la madera de las ruedas de los coches.

Comúnmente se las llama: vieja del agua; vieja negra; vieja de cola: pega pega; vieja alargada; vieja manchada; yarú itacuá; maimingué; tendeí; vieja de látigo, y otros.

Son peces que adaptan sus funciones vitales a casi todo tipo de ambientes de agua dulce. Su gran tolerancia a las variantes fisicoquímicas del medio, como así también la generosa variedad de alimentos que componen su dieta, le han prometido establecerse sin inconvenientes en ríos, arroyos y lagunas. Su cuerpo es tosco y desagradable a la vista. Las viejas poseen placas que se disponen simétricamente a ambos lados y en el dorso.

La cabeza es grande y robusta. En ella se observan dos ojos de pequeño tamaño que están adaptados para la visión de aguas oscuras.

La boca es discoidal y está ubicada de manera ventral (por debajo) en razón de su forma de alimentarse.
Estos peces tienen siete aletas entre las que se destacan las dos pectorales por su primer rayo sumamente rígido, y una gran aleta dorsal que en casos como Plecostomus commersonni (vieja común), parece la vela de una embarcación. Su color es pardo aclarándose hacia la región ventral, variando según la especie. Su régimen de alimentación es muy amplio. Omnívora por excelencia, también pasa por etapas de iliofagia, nutriéndose de la materia orgánica que obtiene del fango. Es habitual verlas adheridas a los escalones y pilotes de los amarraderos del delta succionando el verdín que tapiza las paredes de las defensas o la madera de los muelles. En cautiverio suelen aventosar su boca en el fondo y en el vidrio de las peceras limpiando las mismas de algas y todo tipo de restos orgánicos. La reproducción se realiza durante todo el año. Un detalle curioso es que en algunas especies del género Loricaria el macho ubica las huevas fecundadas en un pliegue localizado entre el labio inferior y la zona ventral hasta la eclosión y posterior nacimiento de los alevinos.

Habita en casi todos los ambientes templados de agua dulce de nuestro país.

Estos peces se caracterizan por la protección de sus cuerpos, revestidos de placas o escudos que los recubren y hasta por su forma de reproducción, ya que llevan el racimo de huevos fecundados en una cavidad bajo el maxilar inferior y que no abandonan hasta la salida de las crías.

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